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Las posiciones equidistantes que genera el anuncio sobre una nueva Constitución

PROYECTO. Presidenta enviará propuesta en el segundo semestre de 2017, un mes antes de la elección presidencial.
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Harboe: "Está sobrepasada y la nueva significa otro pacto social"

Miembro de la Comisión de Constitución del Senado, Felipe Haboe (PPD) asumirá el 2017 la presidencia y, como tal, le tocará recibir en el segundo semestre de ese año el proyecto de la Presidenta Bachelet para modificar la actual carta fundamental del 80.

- El año pasado lo dijo y hace unas semanas lo reiteró: este Gobierno no terminará con una nueva Constitución.

- Es que en este Gobierno no habrá nueva Constitución porque por la profundidad del cambio será el próximo el que lo concluya. Los tiempos legislativos no dan.

- ¿Pero quedó satisfecho con el anuncio de la Presidenta?

- Sí, porque se pone fin a la incertidumbre y valoro que la Presidenta haya hecho un cronograma claro y que sea el Congreso Nacional el que va a tener que votar respecto a las fórmulas que permitirán tener una nueva Constitución Política. Además, comenzarán los diálogos ciudadanos y un proceso de educación cívica que permitirá explicarles a los ciudadanos la importancia que una nueva Constitución tiene para su vida diaria.

- ¿Como cuáles?

- Es que muy lejos de lo que han dicho algunos representantes de la derecha, la Constitución regula la vida diaria de los ciudadanos. Si tuviésemos una que permitiera, por ejemplo, la participación del Estado en el transporte podríamos evitar tener que poner todos los años un subsidio millonario al Transantiago y tener transporte público de verdad, o las regiones no tendrían por qué estar esperando la dilación de un conjunto de proyectos de inversión en manos del centralismo de Santiago. Por eso que es importante contar con una nueva Constitución que significará un nuevo pacto social y, por supuesto, una organización del Estado mucho más eficiente y cercana a los ciudadanos.

- Al optar por el camino institucional, es decir, que el Congreso tome la decisión, ¿pierden las organizaciones sociales que pedían Asamblea Constituyente?

- Es un proceso institucional, pero con un alto grado de participación. A partir de marzo del próximo año se van a abrir los diálogos ciudadanos...

- Pero no son vinculantes.

- Sí, pero está bien porque no había estos diálogos y los cabildos ciudadanos -que partieron el año pasado y donde pudimos recabar la opinión de los ciudadanos respecto a un nuevo texto constitucional- fueron una experiencia muy positiva. Entonces, me alegro que la Presidenta haya recogido esa experiencia para su proceso constituyente.

- Siempre se ha señalado la necesidad de que la gente elija un Congreso especialmente para que elabore la nueva Constitución, que no sea este...

- Es que en la práctica lo que va a ocurrir es que el debate sobre el contenido de la nueva Constitución comenzará cuando se elija al nuevo Presidente. Es decir, la próxima elección presidencial y parlamentaria va a estar marcada por el debate del contenido de la Constitución. Ahora, las constituciones tienen que tener una aspiración de estabilidad, pero no por los altos quórum que tiene la actual, sino que por un gran acuerdo político y social. No la imposición de una mayoría circunstancial. Porque si es así, a la vuelta de la esquina viene otra mayoría momentánea y la modifica y eso genera niveles de incertidumbre e inestabilidades constitucionales.

- En la Alianza señalan que no se necesita un nuevo texto porque el origen del 80 se legitimó con los cambios de Lagos el 2005.

- Es que mi argumento para tener una nueva Constitución no descansa solo en su origen antidemocrático, sino porque no da cuenta de la realidad política, institucional, territorial y valórica del país, y al final del día puede transformarse en un freno al desarrollo.

- ¿Es también la oportunidad de cambiar el régimen presidencial a uno semipresidencial?

- Efectivamente, Chile tiene unos de los regímenes presidencialistas más férreos del mundo, mucho más que EE.UU. Yo soy partidario que se disminuya el poder presidencial por uno semipresidencial en el que haya cierto equilibrio entre el Parlamento y el Ejecutivo para evitar aquello que opinan los ciudadanos de que sus parlamentarios no tienen facultades para oficiar proyectos importantes para su vida cotidiana.

- ¿Afectará la inversión?

- Cuando un empresario nacional o extranjero quiere invertir en un país, uno de los principales elementos que toma en consideración es la estabilidad social y política. Una Constitución tiene que dar cuenta justamente de la vida social y política del país. Pero la actual Constitución está absolutamente sobrepasada por la realidad y por eso que es importante que el proceso que se va a iniciar sea un proceso que va significar participación ciudadana para legitimar una Carta Fundamental y darle más estabilidad y modernidad a nuestro país.

"La Constitución no puede darse por la imposición de una mayoría circunstancial. Después viene otra mayoría, la modifica, y eso genera niveles de inestabilidad"


Eluchans: "No se justifica ya que su origen se legitimó el 2005"

Dispuesto a hacer cambios puntuales, pero no partir de cero, el exdiputado, vicepresidente de la UDI y abogado constitucionalista, Edmundo Eluchans, cree que "Chile tiene una buena Constitución y no necesita una nueva". Explica que como presidente de la Comisión Constitucional de la UDI le entregaron al Gobierno un trabajo donde explican sus razones.

- ¿Por qué no se necesita una nueva Carta Fundamental?

- Creemos que todos los cuestionamientos respecto a su ilegitimidad en su origen a esta altura deben entenderse superados. Han pasado más de 35 años desde que entró en vigencia, 26 de ellos se han desarrollado en plena democracia, ha sido modificada casi por 40 leyes de gobiernos de distinto color político y parlamentarios de distinto color político han contribuido a esos cambios. Se han modificado prácticamente todos los capítulos y considero que la propia democracia ha hecho que se legitime si es que había algún cuestionamiento respecto de su origen. No debemos olvidar que el año 2005 tuvo su modificación más importante y se le hizo en democracia. El mismo Presidente Ricardo Lagos dijo en esa oportunidad que con esos cambios Chile tenía por fin una Constitución democrática. Se ha modificado, entonces, muchas veces e incluso los llamados enclaves autoritarios también han desaparecido. Por eso creo yo que la Constitución no puede calificarse de ilegítima.

- En el oficialismo dicen que debe adecuarse a la nueva realidad.

- La Constitución, que es el estatuto jurídico del país, tiene que irse poniendo al día obviamente de acuerdo a los avances y requerimientos de la sociedad que no son los mismos que hace 40 años. Por supuesto que estoy dispuesto que se modifique todas las veces que sea necesario, pero de ahí a hablar de que Chile necesita una nueva Constitución partiendo de cero, no tiene justificación.

- ¿Se puede perfeccionar?

- Como toda obra humana, la Constitución tiene espacios para ser perfeccionada y yo, personalmente, he contribuido y he presentado muchos proyectos de reforma constitucional porque creo que tienden a mejorarla. Y en el proceso de modificación de la Constitución claro que estamos abiertos a discutir propuestas concretas. Pero ocurre que la Presidenta, después de una campaña en que han insistido en que Chile requiere de una nueva Carta Constitucional, le habla al país, nos dice un par de cosas sobre los procedimientos y todavía no dicen cuál es el cambio que quieren para Chile. Entonces, la Presidenta en cuanto al fondo en su anuncio no dijo nada; y en cuanto a la forma, lo que dijo tampoco es muy trascendental.

- ¿Por qué?

- Dijo que se iba a enviar un proyecto de reforma constitucional, pero hay que recordar que las reformas constitucionales, a diferencia de las leyes, cualquier parlamentario puede presentar fórmulas para modificarla. El que se señale como gran atributo que se va a aprobar por los dos tercios y eso es lo que dice la Constitución. Para modificar el capítulo para la modificación de la Constitución se requieren dos tercios y lo que están pasando de contrabando es que el próximo Congreso ya no necesitaría dos tercios, sino que tres quintos.

- ¿Y qué cosas habría que adecuar a los nuevos tiempos?

- A ver, yo estoy disponible, puedo dar dos o tres ejemplos, pero no me corresponde a mí decirlo porque yo no soy el que la quiere cambiar. Quien propicia una nueva Constitución debería decir qué hay que cambiar. Y no dan ninguna y se quedan en la frase de decir que no es inclusiva y que fue dictada en dictadura, pero el país necesita propuestas. La verdad, me molesta que se juegue con la inocencia y la ignorancia de la gente y hay encuestas que demuestran que más del 80% de los chilenos no sabe lo que es una Constitución. Entonces, se ha vendido este discurso de que hay que tener una nueva Constitución, pero nadie dice en qué consiste. Lo más rescatable de lo que dijo la Presidenta es que va a haber educación cívica. Ahora, me encantaría saber quién va a hacer la educación cívica. Pero la sola circunstancia de que haya una inquietud presidencial en este tema es algo positivo.

- ¿Pero le parece acertado que se haya optado por el camino institucional y no por la Asamblea Constituyente?

- Pero es que así debe ser, así lo establece la Constitución. La Presidenta al sumir juró cumplir la Constitución y la ley. Y la Constitución dice cómo debe modificarse. Creo que se convenció de que no podía ser de otra forma.

- Cuando el Servel rechazó el nombre de Revolución Democrática porque la Constitución prohibía el uso del término revolución se señaló que era otra muestra de que había que cambiarla...

- No, no, eso no es así. Esas son pamplinas. A lo mejor los que quieren desprestigiar la Constitución esgrimen ese argumento.

"Estoy dispuesto a que se modifique todas las veces que sea necesario, pero de ahí a hablar de que Chile necesita una nueva Constitución partiendo de cero, no"