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"Lo que los grabadores clásicos no se atrevían a hacer, Picasso lo hacía"

ARTE. Mario Montañez, el curador enviado por la Fundación Picasso, entrega algunos detalles de las 52 obras que componen la muestra "Amor y deseo" que se inaugura hoy en el Baburizza.
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Una de las exigencias que hizo la Fundación Picasso-Museo Casa Natal de Málaga al equipo del Baburizza para traer los 52 grabados originales que componen la muestra "Amor y deseo", es que estos viajaran acompañados de un curador que estuviera atento al cumplimiento de las normas que debía tener la sala para la exhibición de las obras: humedad entre un 50% y 55%; temperatura que oscila entre los 19 y 21 grados; y una iluminación entre 50 y 60 luxes.

La misión recayó en Mario Montañez, quien desde el martes pasado se encuentra trabajando en el montaje de la exposición que se inaugura hoy. Según explica, la institución en la que trabaja tiene un objetivo doble: "Por una parte, divulgarla, y por otra, conservarla. Y para divulgarla necesitamos conservarla. Por lo tanto, siempre que movemos nuestras colecciones tenemos que hacer que se cumplan una serie de parámetros de seguridad y de conservación importantísimos".

Tanta es la preocupación que el traslado de Santiago a Valparaíso se hizo en un vehículo climatizado. "El factor clave está en que no haya oscilación entre los parámetros que he mencionado antes. Entonces, durante todo el proceso se va cumpliendo, obviamente cuando están metidos en las cajas la iluminación es 0, pero la humedad y la temperatura dentro de las cajas es justamente las mismas que tienen aquí en la sala y las mismas que tenían en los almacenes de nuestras obras en Málaga", comenta.

Si bien reconoce que es un proceso complejo y muy técnico, destaca que el Palacio Baburizza "tiene un personal de primera categoría, y nos manejamos en el mismo lenguaje, los mismos conocimientos, la misma pasión y el mismo interés".

Picasso revolucionario

La muestra está compuesta por seis series, siendo la que tiene el mayor número de obras la que está dedicada al desnudo, con 21 piezas, mientras que las otras varía entre cuatro y ocho. En cuanto a las dimensiones, Montañez dice que "la más pequeña es casi del tamaño de una postal y de ahí podemos pasar a unas que tienen 90x70 cm".

La litografía, primero, y el aguafuerte después son las técnicas que predominan en esta exposición, aunque combinadas con las particularidades de Picasso, como pasarle lija a una de ellas.

"Lo que los grabadores clásicos no se atrevían a hacer, Picasso lo hacía", dice el curador español, describiendo al artista visual como un "revolucionario, innovador en pintura que creó una nueva manera de pintar, de reflejar la realidad y de reinventarla. Pero eso lo hizo en todas las técnicas, y una de ellas quizás la que más le apasionaba era la del grabado".

Según cuenta, tras asumir un compromiso con las ideas políticas de izquierda, Picasso encontró en el grabado la forma de llegar a más gente. "Él decía: 'Si hago un dibujo es una pieza única y solamente la disfrutará una persona, pero si hago un grabado y hago 50 o 100 ejemplares, eso es más gente que tiene acceso a mi obra y puede disfrutar de ella'", por lo que "contempla la técnica del grabado como la manera más adecuada de que el arte tenga ese alcance social".

Por otra parte, el que la exposición se llame "Amor y deseo" no es casualidad, ya que como explica Mario Montañez, está compuesta por "los retratos de algunas de las mujeres que Picasso amó, pero también hay el deseo como exaltación de la vida, de la vitalidad, la atracción, el placer. Entonces, ese mundo caótico se presta especialmente para que Picasso también sea caótico, que tenga una mirada enamorada y vitalista".

"Aquí hay obras -continúa- hechas cuando Picasso tiene 90 años", y por eso invita al público que las visite a "fijarse en las fechas y verá en estas, cuando Picasso es más anciano, que es cada vez es más joven, libre, vanguardista y más enamorado también".

Esto porque, según cuenta, "a medida que iba cumpliendo años, él lo que hace no es bajar el ritmo de creación, sino que lo sube, y hace entre seis y ocho horas diarias en sus últimos 20 años de vida", dedicándose tanto al grabado como a la pintura, el dibujo y la escritura de poemas.

Vínculo con chile

Una de las series que trae la Fundación Picasso-Museo Casa Natal de Málaga tiene una vaga relación con Chile. Se trata de "Mujer en un sillón", en la que Pablo Picasso retrató a su compañera Françoise Gilot utilizando una blusa rumana que le había traído desde el Congreso Pacifista al que asistió en 1948 en la ciudad de Wroclaw, Polonia.

¿La razón? El pintor llegó hasta allí para defender a Pablo Neruda, su amigo, el que estaba siendo perseguido por el gobierno de Gabriel González Videla. Su mujer le había pedido que enviara telegramas diarios para saber que estaba bien, y Picasso le encargó a su chofer que cumpliera la tarea, por lo que Gilot se enojó y la manera que encontró Picasso para retractarse fue hacer estos grabados.

En este sentido, Montañez resume que esta serie "es el resultado de ir a defender a su amigo chileno". Estos detalles y muchos más podrán saberse y verse en la muestra que permanecerá abierta hasta el 27 de diciembre en el museo Baburizza, con entrada liberada para el público, de 10.30 a 17.30 horas.

Debido a que el ascensor El Peral se encuentra cerrado, se recomienda utilizar otro tipo de movilización colectiva. Una opción es la salida de buses de acercamiento que salen desde Plaza Justicia a $500.

"(Invito) a fijarse en las fechas y verá en estas, cuando Picasso es más anciano, que es cada vez es más joven, libre, vanguardista y más enamorado"

Mario Montañez, Curador español