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"Después de siete meses de gestión, aún se nos asocia con el Caso Caval"

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Cristián Rodríguez F.

Luego del destape que tuvo el Caso Caval en febrero de este año y que originó que Sebastián Dávalos -hijo de la presidenta Michelle Bachelet- renunciara a su cargo como director sociocultural de la Presidencia, surgió con fuerza la opción de eliminar el cargo que por años cumplieron las esposas de los Mandatarios.

Pero, inesperadamente para algunos, la Presidenta nombró a una sucesora para liderar el equipo que un mes antes había dejado su hijo: Paula Forttes. Ligada en los últimos años al servicio público, la trabajadora social de profesión se había desempeñado recientemente como delegada presidencial para la reconstrucción de las zonas afectadas por los terremotos de Tocopilla y del 27F, y del Volcán Chaitén.

Considerada en el entorno político como una de las manos derecha de la Presidenta, Forttes reconoció que asumir como directora sociocultural del Gobierno no fue una tarea fácil, sobre todo por los cuestionamientos que tuvo su cargo a principios de año y las asociaciones al Caso Caval que ha tenido que sobrellevar durante sus siete meses de gestión.

En visita a Valparaíso para participar de un foro que discute sobre el envejecimiento de América Latina y el Caribe, la exdelegada aseguró que al interior de La Moneda efectivamente se plantearon la opción de eliminar el cargo de director sociocultural, pero que "se decidió velar por las fundaciones que tenemos a cargo. La institucionalidad siempre debe estar a la altura de lo que la gente necesita".

-¿Cómo fueron los primeros meses de su gestión?

-No fueron fáciles, porque la primera preocupación que teníamos -como Ejecutivo- era que a través de las fundaciones entregáramos de la mejor forma los servicios a la comunidad. El cargo recibió una serie de cuestionamientos porque históricamente ha sido ejercido por las señoras de los presidentes. Claramente nos involucró, porque como se está a cargo de fundaciones, éstas debían depender, además de una dirección sociocultural, de un ámbito profesional, con credibilidad y con competencias. Y eso no necesariamente se obtiene por ser la señora de un Presidente de la República.

-¿Se estudió terminar con la Dirección Sociocultural y que las fundaciones dependieran de algún ministerio?

-Cuando yo asumí, la solicitud de la Presidenta fue que las fundaciones se fortalecieran en el tipo de respuesta que le entregaban a las ciudadanías y, lógicamente, seguir mejorando la gestión que por lo demás durante el 2014 fue muy buena. Pero también se nos pidió que trabajáramos con los propios funcionarios de las fundaciones y entender en qué materia ellos se podían desarrollar de mejor manera. Y además, trabajar con los ministerios que podrían acogerlas. Tengo como compromiso dejar en esta gestión una propuesta para su desarrollo a futuro.

-Cuando asumieron, ¿cuánto les afectó el Caso Caval en términos de imagen?

-Entendimos que el Caso Caval adquirió un ribete diferente por ser quien era la persona que está siendo cuestionada. A pesar de que está en Tribunales y ha sido parte de una investigación policial y política en el Congreso, ha tenido una serie de acusaciones y temas cruzados que han hecho que adquiera una relevancia mucho mayor. Claramente afectó en la imagen de la Dirección Sociocultural por la asociación que se ha generado. Cada vez que queremos hablar de nuestra gestión y de temas que competen a las fundaciones se nos pregunta por el Caso Caval. En esos términos afecta, porque no nos permite poder comunicar las cosas que hemos realizado y nuestros avances.

-¿La gestión de la Dirección Sociocultural se vio afectada?

-No, porque la Dirección Sociocultural nunca estuvo involucrada en el Caso Caval. Ha continuado con su desarrollo sin ninguna dificultad desde hace años. Y las siete fundaciones que tenemos a cargo van a continuar después del Caso Caval, después de Paula Forttes y de quien asuma posteriormente. La gestión como tal no se vio afectada. Pero como decía, sí (se vio afectada) en materia comunicacional por lo que comentaba… siempre debemos referirnos al tema. Lo bueno es que no salpicó a las fundaciones. Las comunicaciones siempre tienen un nivel de exigencia mayor y nos hemos visto enfrentado a ello.

¿Como ve al GOBIERNo?

-Usted lleva varios años en el servicio público y siempre ligada a Michelle Bachelet, ¿cuál cree que ha sido el problema entre este período y el anterior?

-Los gobiernos como cualquier institución tienen que ser analizados en el contexto histórico que les toca vivir. Claramente gobernar entre el 2006 y el 2010 es bastante diferente a gobernar en la actualidad. Estamos en un contexto completamente diferente y han sucedido una serie de acontecimientos que complican aún más la labor de gobernar.

-¿Cómo cuáles?

-Como los acontecimientos que ocurrieron y que pusieron de manifiesto la fragilidad institucional y los escasos controles que teníamos en nuestro país para evitar una relación promiscua entre el dinero y la política. Con eso vemos que es un gobierno que le ha tocado trabajar en un escenario más complejo. Además, hay una crisis política institucional profunda a la que nadie ha sido ajeno.

-¿Tampoco el actual Gobierno?

-Incluyendo este Gobierno. Se ha instalado en la ciudadanía un escenario de desconfianza que es válido. Por lo mismo es fundamental seguir avanzando en la agenda de probidad porque el tema no es solo enfrentar los coletazos del golpe institucional que representa, sino que poder salir de la crisis siendo un país mucho más fuerte en materia de transparencia.

-¿Algún otro acontecimiento que haya afectado gobernador?

-Claro. Todas las crisis en términos de riesgo que hemos tenido que enfrentar, como el terremoto de Coquimbo, los aludes en el norte o las erupciones de volcanes en el sur. El país entero está sujeto a que se produzcan estos eventos. Por eso se crea un escenario que tensiona la institucionalidad en cuanto al manejo de la emergencia misma. Y también, como si no fuera menor, estamos en una contracción financiera que impide poder avanzar todo lo rápido que hemos querido en materias como la educación o seguridad social.

-Se ha cuestionado querer llevar adelante una serie de reformas en cuatro años.

-Tenemos una sociedad que requiere avanzar en cambios, eso es lo que nos manifiestan. Y nosotros debemos realizar los cambios para seguir creciendo. La inequidad no afecta a las personas más pobres. Claro que los afecta en mayor medida, pero también frena el desarrollo de un país. Hay compromisos que son inedudibles y que se van a cumplir. Respecto a la profundidad de las inversiones que se querían desarrollar, a lo mejor tendrá que irse ajustando, eso es el realismo sin renuncia. Hay un compromiso, pero esos cambios están determinados por los márgenes que uno dispone.

VALPARAÍSO

-Usted trabajó como delegada para la reconstrucción del terremoto 27F. ¿Cómo ve los trabajos que se han desarrollado en la región tras el megaincendio de abril?

-Hay que considerar que nunca nos imaginamos que íbamos a tener terremotos, tsunamis, volcanes e incendios en un año en el país. Sabemos que esta es una zona que ha sido azotada, sobre todo por los incendios. Pero creo que los porteños tienen una cultura muy resiliente y saben ponerse de pie. Y son de la idea que en las tragedias tiene que haber una oportunidad. Los porteños deben tener una mirada exigente. Si perdieron infraestructura pública deben exigir una de mejor calidad. Si vivimos una tragedia por estar en una zona de riesgo, que intenten -dentro de lo posible- poder asentarse en zonas más seguras.

-¿Hay un trabajo tardío en materia de reconstrucción?

-En la reconstrucción del 27F los principales atrasos se daban en la Isla Juan Fernández. Lo demás iba avanzando. La deuda en término de recuperación urbana se dio en la misma Isla. Para que el ciclo de riesgo opere debemos tener buena prevención, buena mitigación, buen manejo de la emergencia y buen cierre de la reconstrucción. Si esos cuatro componentes se articulan bien los procesos de reconstrucción cierran de manera sólida.

-Los damnificados por el megaincendio de abril acusan atrasos en la reconstrucción, ¿no se articularon esos cuatro componentes?

-La gente dice que por qué se demoran tanto. Estos procesos son lentos. Los japoneses (tras el tsunami de 2011) nunca hablaron menos de 8 años, y ellos sí que son aplicados. En una dinámica cultural como la nuestra podría suponer un tiempo mayor. Son procesos largos porque no solo hay que levantar lo que se perdió, sino que reconstruir el entorno. Y las personas deben participar y el gobierno escuchar lo que quieren. Una cosa es reconstruir y otra es reconstruir con las personas. Así, controlando, se cometen menos abusos.

"Hay una crisis política institucional profunda a la que nadie ha sido ajeno, incluyendo el actual Gobierno. Se instaló en la ciudadanía un escenario de desconfianza"

"Una dirección profesional, con credibilidad y con competencias no necesariamente se obtiene por ser la señora de un Presidente de la República"

entrevista. paula forttes, directora sociocultural: