Devoción por Emile Dubois se mantiene vigente en el Cementerio N° 3 de Playa Ancha
VALPARAÍSO. En el Día de Todos los Santos, hasta su animita llegaron cientos de devotos para agradecer sobre todo favores concedidos.
Como cada 1 de noviembre, miles de personas llegaron hasta los cementerios de la zona para recordar a sus seres queridos. Sin embargo, en el cementerio N° 3 de Playa Ancha otros cientos acudieron hasta una de las animitas más visitadas de la región, la de Emile Dubois, criminal francés que fue fusilado en Valparaíso en 1907 tras ser condenado como responsable de asesinar a los comerciantes franceses Ernesto Lafontaine e Isidoro Challe, al alemán Gustavo Titius y al inglés Reinaldo Tillmans.
Si bien en la prensa porteña de la época quedó marcado como un asesino cruel y un farsante que embaucó a todas las personas que pudo, para otros Dubois fue un Robin Hood. Así, con el pasar de los años fue creciendo la devoción popular por él, convirtiéndose hasta nuestros días en una figura a la cual le atribuyen milagros.
Su animita en el camposanto playanchino se ha transformado en un lugar de culto, lo que queda en evidencia a través de decenas de expresiones de gracias que cubren las paredes junto a peluches, velas y flores.
Juan Cárdenas es uno de aquellos fieles que va religiosamente hasta su animita, devoción que comenzó hace 37 años tras conseguir trabajo. Dice que nunca ha fallado en su manda y cada 15 días visita el lugar para limpiarlo y dejar dos paquetes de velas y flores.
"hay que ser constante"
"Del año 78 que vengo cada 15 días, yo me encontraba sin trabajo y un amigo me dijo que fuera a hablar con él. A pesar de que yo no creía mucho en estas cosas decidí venir un día jueves y el día sábado de esa misma semana me encontré con otro amigo que trabajaba en construcción quien me ayudo y en pocos días encontré trabajo. Desde ese día que vengo siempre y nunca me ha faltado trabajo", contó Juan Cárdenas.
Además de dejar una placa de agradecimiento, decidió junto a su señora hacerse cargo del aseo de la animita, ya que, asegura, es una labor de la cual nadie se hace cargo.
"Con mi señora venimos siempre a ver a nuestros familiares y terminamos acá limpiando. Venimos con una espátula para los candelabros, pala, escoba y paños para dejar todo limpio. Hay que ser constante, y yo lo he sido en estos 37 años, por eso pude sacar adelante a mis dos hijas que hoy, gracias a él, son universitarias", explicó el playanchino.
Histórico fervor
Tal es el fervor por Emile Dubois, que muchos porteños llegan a pie hasta el final del campo santo, donde en una apartada esquina del muro perimetral se encuentra la animita, ya que el cuerpo de Emile Dubois se supone fue enterrado en una fosa común.
Allí también se encontraba ayer María Marchant, quien asegura haber sobrevivido gracias a Dubois. Su madre, hace 44 años, le rogó por su vida cuando recién nació.
"Un día una señora en la micro le dijo que viniera y mi mamá lo hizo y yo me salvé. Él es milagroso, porque yo me iba a morir cuando era pequeña porque tenía una grave enfermedad. Hace más de 40 años que mi madre viene, porque gracias a él estoy acá y viva. Vengo con mi papá y mi mamá siempre a agradecerle. Si no hubiese sido por él, yo hubiese muerto", comentó María.