En lo inmediato, la crisis no se advierte. No aparecen esas largas e interminables filas que llenaron las calles debido al paro del Registro Civil. Pero la crisis está ahí. Latente y en desarrollo. Es la crisis de la ciencia. No hay recursos en Chile para la ciencia y los científicos, especialmente jóvenes, subsisten en la incertidumbre laboral sin contratos ni previsión.
La situación adquirió notoriedad pública con la renuncia del presidente de Conicyt, Francisco Brieva, debido a la poca importancia que se le asigna al sector y que se manifiesta en la falta de recursos.
Y ese hecho fue detonante para una cadena nacional de protestas en la calle, fuera del silencio y del estudio en el laboratorio o la biblioteca. En Valparaíso, esa inédita queja se advirtió con la presencia de investigadores universitarios.
La bioquímica Ximena Báez, del Centro de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, en declaraciones a este Diario destacó la urgencia de que el "Estado comprenda que la inversión en ciencia es necesaria para que el país se desarrolle". Agregó que "las universidades donde se realizan investigaciones tampoco toman conciencia de invertir en ciencia", denunciando un contrasentido pues cuando esos planteles "postulan a las acreditaciones se les exige tener investigación; sin embargo, no invierten en contratación de personal, en generar recursos para que haya investigación".
Así, el capital humano no tiene espacio ni incentivo tras años de exigentes estudios e incluso de posgrados en el exterior, desde donde muchos no regresan ante el limitado escenario nacional.
La queja de la ciencia sonó fuerte ante el Palacio de La Moneda cuando miles de profesionales llegaron a protestar por la poca importancia que se da a sus disciplinas. Se escucharon quejas ante la asignación de recursos por parte de Conicyt, donde habría personalismos que no se traducirían en garantías laborales para investigadores jóvenes.
Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias, hizo una observación clave: "¿Cuánto tiempo podemos exportar materias primas sin valor agregado? Desde frutas sin insecticidas hasta el vino de mejor calidad requieren de conocimiento, y ese conocimiento tenemos que generarlo a través de la ciencia".
En medio de la frivolidad y la consigna política ciega, la queja de la ciencia llama a la realidad y mira al futuro mostrando que la actividad científica, con investigación, innovación y creatividad, abre nuevas y seguras rutas para un efectivo desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida.