Paulina López Orellana,
En 1995 la tasa nacional de niños nacidos vivos antes de las 37 semanas de gestación era del 5%. Hoy ésta bordea el 7,5% y sigue subiendo. De hecho, en nuestro país nacen en promedio cada año unos 17 mil niños prematuros.
Esta tendencia es transversal y afecta a las madres de todas las edades pero más específicamente a aquellas que se embarazan en edades muy tempranas o tardías, es decir, a partir de los 35 años, si bien la tasa de prematurez de las primeras se sitúa alrededor del 7% y la de las segundas alcanza al 8%, ya que en estas últimas los riesgos biológicos aumentan.
La prematurez es un problema de salud pública multifactorial. La mayoría de sus causas tiene origen obstétrico: gestaciones múltiples, infecciones maternas e hipertensión arterial, entre otras. Pero algunas son también de origen no biológico y pueden ser exclusivas de determinados contextos sociodemográficos, socioculturales o regionales y, por tanto, no son replicables.
Así lo revela una serie de investigaciones realizadas por la matrona y doctora en Salud Pública, Epidemiología y Ciencias de la Información Biomédica por la Universidad Paris VI (Francia) Paulina López Orellana, quien es profesora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso.
La profesional -junto a un equipo conformado por docentes y estudiantes de dicho plantel- lleva años analizando el tema y, en especial, los factores de riesgo asociados a los nacimientos prematuros tanto en la región de Valparaíso como a nivel nacional.
Por ello, y tras evaluar los datos referidos a más de cuatro millones de recién nacidos vivos, concluye que el desarrollo y las notorias transformaciones económicas y sociales que ha experimentado Chile desde 1990 no sólo han generado profundos cambios epidemiológicos sino también socioculturales, lo que ha hecho que la maternidad sea asumida desde otras perspectivas y su concepto haya cambiado de gran manera, incluso entre las propias mujeres.
Al punto que sus análisis revelan que las mujeres que viven en núcleos urbanos marginales, con escasa escolaridad, que realizan trabajos pesados y a menudo mal remunerados, y aquellas que son madres solteras o que han sido abandonadas por su pareja, son las están más expuestas a dar a luz a niños prematuros.
Escenario actual
La evidencia obtenida en los trabajos realizados por la doctora Paulina López señala que las chilenas ya no sólo se embarazan y tienen hijos a edades más tardías, sino que también se ven enfrentadas a nuevos y permanentes desafíos que afectan la maternidad, como resultado de su mayor independencia y su masiva incorporación al mundo del estudio y del trabajo.
"Las mujeres y madres viven hoy en un estado de estrés más intenso, permanente y con menos redes de apoyo. Están sobrecargadas de responsabilidades familiares, económicas, laborales y/o de estudio. A eso se suma a veces la falta de una pareja estable, que las acompañe durante el embarazo y la crianza. Por otra parte, las mujeres en etapa pre-concepcional y edad de bajo riesgo obstétrico (20 a 34 años), pueden presentar hábitos como el consumo de alcohol, tabaco, marihuana u otras sustancias nocivas o adictivas; además de un estilo de vida que fomenta el sedentarismo y la ingesta de comida de alto contenido en grasas y azúcares. Todo eso, a largo plazo, incrementa los índices de obesidad prenatal. Y si además consideramos que el enfoque de riesgo en el manejo de la gestación y el parto puede conducir a un aumento de la prematurez medicamente indicada, entonces tenemos que en Chile se ha conformado un escenario favorable al incremento de los nacimientos prematuros", sentencia la profesora de la UV.
Paradoja
A juicio de Paulina López, Chile es una paradoja en este tema, ya que es un país urbanizado, con cuidados prenatales de acceso universal y cobertura total de atención profesional del parto. De hecho, su tasa de mortalidad infantil es una de las más bajas del planeta. Además, ha desplegado enormes recursos en bajar el riesgo obstétrico y en recibir al prematuro. "Pero ahora debemos prestar atención a los factores no biológicos, porque no hemos hecho lo suficiente para disminuir dichos riesgos. Se requieren políticas públicas que actúen a diferentes niveles, protegiendo la maternidad como un bien social y la salud perinatal como resultado de ello", afirma.
En regiones
Análisis preliminares efectuados por la académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la UV dan cuenta que la realidad de los nacimientos prematuros en Chile no es homogénea, ya que hay diferencias estadísticamente significativas a nivel de regiones.
Las de Antofagasta, Valparaíso, Magallanes y Metropolitana (esta última sólo en ciertas comunas) superan casi en un punto la media nacional, mientras que las de Arica y La Araucanía exhiben cifras más bajas. Esto esconde una serie de factores que deben ser analizados en detalle, como la marginalidad, el trabajo precario, la maternidad en solitario y los flujos migratorios.
matrona, doctora en Salud Pública e investigadora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso.