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Las revelaciones del exconscripto que se confesó con "El Rumpy"

DD.HH. Guillermo Reyes fue procesado por secuestro calificado de cuatro prisioneros de Pisagua.
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Belén Velásquez Neracher

Pasada las 14.30 horas del miércoles pasado, y tras varios intentos fallidos, Guillermo Reyes Rammsy, (62 años) pudo contactarse con el programa "El Chacotero Sentimental" de radio Corazón que conduce "El Rumpy". Llamado que cambiaría radicalmente su vida, pues tras confesar su participación en violaciones a los derechos humanos que se registraron en el campo de prisioneros de Pisagua durante la dictadura, fue detenido por la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones.

Según dijo a este Diario, su objetivo inicial era dar a conocer un libro de su autoría, "Desperdicio militar obligatorio", en el cual relata su experiencia como conscripto en el Regimiento Carampangue de Iquique, desde donde fue llevado en un avión Hércules de la Fuerza Aérea hasta Santiago tras el golpe militar de 1973 por un periodo de 45 días, y en donde también da cuenta de los crímenes en que estuvo involucrado.

En ese contexto, el hombre que lleva 10 años viviendo en la zona no pensó que los actos descritos en el libro serían más relevantes que el documento en sí, pues en su llamado a la emisora radial confesó haber participado en varios crímenes de lesa humanidad, por lo que ahora dice querer "poner el pecho a las balas" y cooperar en la investigación que el Ministro Mario Carroza ha iniciado en su contra, sometiéndole a proceso en calidad de autor de secuestro calificado de cuatro detenidos del campo de prisioneros políticos de Pisagua.

Se trata de José Demóstenes Sampson Ocaranza, Rodolfo Jacinto Fuenzalida Fernández, Freddy Marcelo Taberna Gallegos y Juan Antonio Ruz Díaz. En el diario "El Tarapacá" del 31 de octubre de 1973, se informó que la ejecución de los cuatro hombres fue debido a su supuesta participación en un plan destinado a provocar la guerra civil en Chile y la rebelión de las Fuerzas Armadas, según un Consejo de Guerra al que fueron sometidos. Sus cadáveres nunca fueron entregados.

Si bien Reyes no puede entregar demasiados antecedentes, reconoce saber qué pasó con los dos últimos y confirma su participación. Respecto a los dos primeros sostiene saber que los trasladaron en un vehículo, pero no estar en conocimiento de qué pasó con ellos.

Asimismo, indica mantener claridad de quiénes fueron su jefes directos en la línea de mando de ese entonces, sin embargo es cauto en ese ámbito, pues el propio ministro Mario Carroza le habría solicitado discresión al respecto, con el fin de evitar complicaciones en el desarrollo de la investigación.

Reyes -quien desde hace un año vive de allegado en una casa ubicada en el sector de Santa Inés, en Viña del Mar- permanece con arresto domiciliario nocturno, según lo dictado por el magistrado. Y si bien se dedicaba a cuidar autos, ahora dice que fue despedido.

Según afirma, él era un soldado que cumplía órdenes y que al haber percibido la "extrema violencia" con que se actuaba "me quedé transtornado", pues "no estaba preparado sicológicamente" para los "enfrentamientos".

Tras su paso por Santiago, volvió a Iquique y fue asignado al campo de detención de prisioneros de Pisagua. Allí, según relató, "nosotros (los soldados) ayudábamos a sacar los cadáveres, pero nunca participábamos en las ejecuciones". En ese sentido, reconoce haber participado en la sepultura de al menos una persona que fue fusilada en los durmientes de Pisagua Viejo.

Ello a pesar de que en el programa radial había dicho que "llevamos a varios de esos (prisioneros) a la pampa. Les pegábamos un balazo en la cabeza y no quedaba ni la sombra. Los dinamitaban", y afirmó haber estado involucrado en más de 10 asesinatos.

"Siempre tuve conciencia de (lo malo) que era que no entregaran los cuerpos", sostuvo durante la conversación en las afueras de su casa, pues "ellos están muertos por un simple ideal político, esa gente no había tenido ningún enfrentamiento con nadie".

Para Guillermo Reyes hoy esas situaciones vividas son parte del pasado. Sin embargo, reconoce que aún se despierta aterrorizado en algunas noches, pues califica lo que le tocó protagonizar como "una piedra en el zapato" que estará ahí siempre, sobre todo, porque por más que pida perdón sabe que no lo obtendrá de quienes hizo sufrir.

"Nosotros fuimos parte de las circunstancias, también fuimos víctimas. Ellos en mayor grado porque te hacen desaparecer a un familiar, más encima no te lo entregan, es una burla", comentó.

Durante toda la conversación el exconscripto insiste que quiere ver publicado su libro, el que comenzó a escribir recién el año 2004, cuando comenzó a darse a conocer el llamado Caso Riggs, en el cual se destapó el vínculo de Augusto Pinochet con millonarias cuentas en el citado banco norteamericano. Antes había guardado silencio, tal como le pidieron sus superiores tras salir del Servicio Militar.

¿Qué lo motivó a escribir? La indignación: "Me defraudaron, mataron gente para acumular dinero" dijo, y apuntó directamente al fallecido general diciendo que faltó a su juramento militar de ser "un valiente y honrado soldado".

En ese sentido, sostiene que los conscriptos eran quienes mantenían y respetaban esa promesa, porque nunca cometieron ningún robo y hoy viven perturbados por los hechos que protagonizaron.

"Nosotros fuimos parte de las circunstancias, también fuimos víctimas. Ellos en mayor grado porque te hacen desaparecer a un familiar"

"Siempre tuve conciencia de lo malo que era no entregar los cuerpos (pues) ellos están muertos por un simple ideal político"