Autor de robo con intimidación, robo en lugar no habitado, hurto en supermercado, desórdenes públicos y daños simples. Tal es, según Carabineros, el perfil delictual del barrista detenido el jueves pasado a raíz de los graves incidentes producidos tanto en el estadio Elías Figueroa como en diversos puntos de Valparaíso.
La detención de este barrista -formalizado y liberado ayer con firma mensual- fue realizada luego de lograr su identificación mediante cámaras de seguridad que registraron cuando amenazaba con una bengala a hinchas de Colo Colo. El uso de estos artefactos pirotécnicos y, por cierto, su utilización como arma ofensiva está penado por la Ley de Violencia en los estadios. También se ha logrado individualizar a otros 17 participantes en los graves hechos del pasado domingo 6.
A estas acciones de la justicia, generalmente tardías y que no garantizan sanciones efectivas, se deben sumar también indagaciones en relación a las amenazas en contra de los directivos de Wanderers, que si bien pueden ser sólo amenazas, revelan un ánimo de violencia que atenta contra el deporte en particular y contra la tranquilidad pública en general.
Los hechos de aquel domingo no pueden quedar en el olvido y exigen sanciones disuasivas y modificaciones tanto en los dispositivos de seguridad como en la estructura misma de los recintos deportivos.
En cuanto a la seguridad, es básico un control de acceso, negando la entrada a quienes exhiban antecedentes delictuales, como es el caso del barrista apresado el jueves. La tranquilidad y la normalidad harán que el público, las familias, vuelvan a los estadios.
Hay que insistir, además, que el tema de la seguridad no se agota en el estadio; se extiende al entorno de esos recintos, por lo cual es necesario también proteger ese ámbito, muchas veces víctima inocente del clima de violencia que se ha instalado en el más popular de los deportes. Así, se explican los temores por el encuentro de hoy en Sausalito, recinto que presenta falencias en su estructura.
Esa tarea general de rescate es responsabilidad de la autoridad, que debe actualizar sus normas de trabajo de acuerdo a las circunstancias y a las características propias de cada encuentro. A la vez, también es responsabilidad de las directivas de los clubes y, en último término, de cada hincha, que no debe confundir la pasión y el entusiasmo con violencia material o verbal. Lo inaceptable es que en decisiones generales o puntuales en la materia, prime un criterio político por sobre ese bien superior que es la seguridad.
Entrampados
Casi al concluir el año, muchos sentimos que nos encontramos entrampados en asuntos referidos a la marcha del país. Esto no tiene que ver solamente con preferencias políticas, con expectativas personales, con los procesos legislativos, con las políticas públicas, sino que parece haber un sustrato que está allí presente y que no logramos comprender para explicarnos el ambiente en que estamos.
A modo de ejemplo, la palabra gratuidad se ha transformado en un ser de mil cabezas, desplazándose desde la razón a la más pura emoción. Unos y otros no aceptan la buena fe del adversario en cuestiones que son instrumento y no fin. Podremos racionalizar para explicar todo, generalizar para ejemplificar, ganar adherentes argumentado al que quiere oír, pero no nos detenemos un instante en imaginar cómo podemos romper las trampas en que pareciera ser nos encontramos.
Al prudente y ponderado -sin importar del lado que sea- lo descalificamos y cargamos sobre sus hombros los mejores adjetivos que nuestra mente puede generar. Son muchas las variables en juego: la disponibilidad de recursos, las promesas y la interpretación de éstas, los múltiples mecanismos de presión, los ideologismos santificados, los egoísmos escondidos bajo diversos mantos, las concepciones de la solidaridad en que se mira lo propio por su impacto y no se aprecia la interdependencia e integralidad de la sociedad.
Cito las palabras, a modo de conclusión, que el antropólogo social Pablo Ortúzar, expresó en una conferencia en el año 2012, ante una audiencia principalmente constituida por personas del mundo de las empresas. "Para terminar, quiero ser muy enfático: fracasar en estos desafíos probablemente signifique fracasar en nuestro esfuerzo por lograr el desarrollo: si la desconfianza gana, si defendiéndose intereses de mercado se echa por la borda el libre mercado, si defendiéndose el poder se echa por la borda la búsqueda del bien común y si defendiéndose el Estado se hecha por la borda el estado de derecho, lo que tendremos, al final del día, será un país con derechos que nadie podrá asegurar, deberes que nadie querrá cumplir y libertades que nadie podrá ejercer.
Vivimos una situación delicada y todos debemos poner de nuestra parte para salir de ella. Se ha repetido muchas veces en este mismo podio que el problema de nuestro país es que todos quieren derechos, pero nadie responsabilidades. La hora de las responsabilidades ha llegado, y algunas de las más grandes están en sus hombros. Espero, por el bien de Chile, que sepan tomarles el peso".
Bernardo Donoso Riveros
Profesor PUCV