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"Don Sergio es como una estrella fugaz en la historia de la fotografía"

FOTOGRAFÍA. Luis Weinstein cuenta detalles de la muestra con el trabajo del fotógrafo que abre este martes en el Museo Baburizza.
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Flor Arbulú

Solo un año después de la muerte del fotógrafo chileno Sergio Larraín (1931 - 2012), en el Encuentro Internacional de la Fotografía de Arles, Francia, se inauguró la exposición más grande de su trabajo, mostrándolo como uno de los personajes más destacados de la disciplina a nivel mundial.

Sin embargo, no fue un proceso fácil. En los '80, Agnés Sire llegó como directora de arte de la agencia Magnum, y descubrió que conocía al menos de vista a todos los fotógrafos que estaban en los archivos, salvo uno: Sergio Larraín, hasta ese momento único latinoamericano miembro titular de la cooperativa fundada por Henri Cartier-Bresson.

Con su dirección comenzó una relación epistolar que se extendió por 30 años y que significó el intercambio de más de 580 misivas. El resultado fue que Sire obtuvo la confianza de Larraín, quien a fines de los '70 se retiró totalmente de la fotografía después de 20 años ejerciéndola y pasó a recluirse totalmente en una casa en Ovalle.

Propia selección

Para cuando Larraín murió, Agnés Sire - actual directora de la Fundación Cartier-Bresson - ya contaba con los permisos del fotógrafo para hacer una muestra con su trabajo. Bajo el título de "Retrospectiva, Sergio Larraín" se inauguró en marzo de 2014 en el Museo de Bellas Artes de Santiago, para luego comenzar a itinerar por diferentes regiones, gira que terminará en Valparaíso.

Es así como este martes, el Museo Baburizza abrirá sus puertas al público para mostrar el trabajo del fotógrafo con una selección de 91 imágenes, entre las que se incluyen completas las series sobre Valparaíso y los niños del Mapocho, junto con otras ícono de su trabajo internacional y se incorpora el grupo de los Satori que contiene dibujos realizados por el artista.

"Esta gran exposición próximamente se va de Chile y parecía una triste ironía que, teniendo un componente tan importante en la obra de Sergio Larraín en Valparaíso, no hubiese pasado por aquí", dice Rafael Torres, director ejecutivo del Museo Baburizza.

El montaje de la exposición, que se hizo la semana pasada, estuvo a cargo de un equipo liderado por Luis Weinstein, quien cuenta que "todas las fotografías que vemos son fotografías que él dijo que tenían que estar, no hay una decisión de la curadora. O sea, la curadora sigue sus instrucciones, conversa más o menos con él como son las cosas, pero tanto la calidad de los copiados como las fotografías seleccionadas son directamente decisión de él. No hay ninguna imagen que no haya sido decidida por él. Es más rechazó muchas".

Una breve historia

Sergio Larraín nació en Santiago el 5 de noviembre de 1931, hijo de uno de los arquitectos más destacados de América del Sur: Sergio Larraín García Moreno. A los 18 años se va a estudiar Ciencias Forestales y Ambientales en la universidad de Berkeley, California y luego en la de Michigan, donde profundiza en las técnicas del laboratorio fotográfico y se aleja de las ciencias.

Deja los estudios para volver a Chile y viajar a Europa con su familia, para intentar calmar el dolor profundo por la muerte accidental de su hermano menor. Es en estas circunstancias que Larraín descubre su verdadera pasión por la fotografía. A su vuelta en Santiago, se retira a vivir en la comuna de La Reina, un área semi rural en esos años. Colabora con instituciones como el Hogar de Cristo y Fundación Mi Casa, para apoyar a los niños que viven en situación de calle. Una serie de estas imágenes las recibe Edward Steichen, curador de fotografía en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, quien las compra dando así un espaldarazo internacional a su promisoria carrera. Se convierte en fotógrafo freelance y empieza a trabajar también para la revista internacional brasilera "O Cruzeiro" (1956-1959).

Expone en 1958 en el Museo de Bellas Artes de Santiago junto a Sheila Hicks y regresa a Europa becado por el Consejo Británico, lo que le permitió residir en Londres entre los años 1958 y 1959. Es en esta etapa cuando conoce a Cartier-Bresson, quien le propone ingresar en la cooperativa de fotógrafos Magnum. Se instala entonces en París y comienza a viajar realizando reportajes para la agencia. A comienzos de los años 60 regresa a Chile con el propósito de ahondar en las temáticas que más le interesan, sin las exigencias comerciales de la prensa internacional.

No obstante, hasta que decidió retirarse definitivamente de la fotografía continuó enviando a la agencia sus hojas de contacto, con sus últimos negativos para que Magnum custodie el conjunto de sus fotografías.

"Don Sergio es como una estrella fugaz en la historia de la fotografía", asegura Luis Weinstein, debido a que "es un trabajo de una gran brillantez y súper breve. Probablemente una de sus virtudes es que tuvo la honradez, la seriedad, la profundidad de definir hasta dónde estaba haciendo las imágenes, a partir de qué momento se empezaba a repetir y no entró en ese juego".

Y agrega: "Hay que tener una personalidad con las capacidades de él, que son muy escasas, para hacer algo así. Es un rigor con respecto a sí mismo, a lo que es importante, lo que es interesante o relevante desde el punto de vista artístico que es bien notable y eso se expresa en lo que él consideraba lo que eran las fotos y lo que era el resto".

Si bien, en consideración de la sala, se hizo una selección de los trabajos en la muestra se podrá apreciar el trabajo de Larraín en la que se pueden apreciar características que pocas veces se ven en "fotógrafos de calle" con "encuadres curiosos, esta forma súper contemporánea de hacer fotografía y que parece que hubieran sido hechas ayer y tienen 50 y 60 años", comenta Weinstein.

Destaca, particularmente, que hay una gran presencia de fotos verticales, lo que dentro de la historia de la disciplina ya lo hace único. "Es bien interesante de ver, cuando uno habla de un autor, aquí hay uno", sostiene el curador, detallando que "es muy interesante para uno como fotógrafo y muy entretenido para el que no sabe nada de fotografía y simplemente quiere entrar a mirar".

Importancia

Esta es la segunda muestra de gran envergadura que recibe el Museo Baburizza, después de "Amor y deseo" que contenía 52 grabados originales de Pablo Picasso, y que convocó a cerca de 15 mil personas. La cantidad de asistentes "nos alienta a que sea mucha gente sea la que visite la exposición", dice Rafael Torres.

"Creemos -continúa- que es una buena forma de aterrizar después de Picasso con el fotógrafo chileno más importante, un nombre en la escena fotográfica internacional y también alguien que muestra un Valparaíso que aún sigue en el imaginario colectivo del Valparaíso más vivo".

La muestra estará abierta hasta el 30 de marzo, y se puede visitar de 10 a 19 horas.