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Gran Valparaíso en la próxima década: nadie estará cómodo

Las nuevas demandas inducidas por el ciclo de crecimiento económico, no se han visto acompañadas por la misma velocidad en cuanto a la producción de infraestructura, equipamiento social y espacios públicos
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El día lunes 11 de enero, por este mismo medio, se dieron a conocer los resultados de un estudio elaborado por la consultora Inciti, cuyo foco es el crecimiento del Gran Valparaíso. El estudio establece que nuestra conurbación crecerá en 100.000 hogares en la próxima década. Este crecimiento puesto en el contexto de las restricciones geográficas y escasez de suelo urbano que caracterizan a nuestro territorio, implica los problemas de segregación urbana y desequilibrios ambientales que colocarán en jaque la sustentabilidad del crecimiento.

Parte importante de la actual tendencia urbana que experimenta el Valparaíso Metropolitano, se explica por el aumento del ingreso económico de los hogares, el crecimiento de la clase media y la masificación del acceso al consumo que ha experimentado Chile en los últimos 25 años. Cuando los ingresos crecen, las familias buscan hogares más espaciosos, mejor localizados y con mejores atributos ambientales. En detalle, es el incremento del ingreso lo que explica la explosión de Concón, Quilpué y Villa Alemana, la densificación del Plan de Viña del Mar, o la llegada de grupos socioeconómicos medios a Reñaca Alto. Es el mismo fenómeno que explica el despoblamiento del Almendral o el Barrio Puerto en Valparaíso, versus el enorme crecimiento de Curauma.

Es también el incremento del ingreso lo que explica el aumento del parque automotriz, frente a la mala calidad del transporte público y la disponibilidad de pago por la nueva infraestructura urbana. Por último, es también este cambio económico lo que explica el mayor poder de compra de las familias de Santiago en los barrios costeros del Gran Valparaíso.

Con la masificación del consumo, vino también la masificación de la ciudad y la irrupción de la nueva clase media, no existiendo lugar que permaneciese exclusivo. El actual espacio urbano es mucho más democrático, dinámico y ajeno a la nostalgia de los ochenta. No obstante lo anterior, las nuevas demandas inducidas por el ciclo de crecimiento económico, no se han visto acompañadas por la misma velocidad en cuanto a la producción de infraestructura, equipamiento social y espacios públicos.

Esta diferencia existente entre aumento de ingreso de las familias y el ritmo de la inversión pública está llevando al Gran Valparaíso al límite de su capacidad de crecimiento, reduciendo cada vez más la oferta de suelo. Si bien es cierto que se ha finalizado un gran ciclo de inversiones (hundimiento de línea férrea, Vía Las Palmas, Troncal Sur, Acceso Sur, entre otros), que permitió la integración de la conurbación, éste no ha sido suficiente frente a los cambios sociales producidos.

El crecimiento urbano del Gran Valparaíso ya supera la capacidad de la urbanización, apareciendo una serie de problemas reflejados en la congestión vehicular, en el déficit sanitario, pérdida de patrimonio, deterioro de los espacios públicos, crecimiento informal y ocupación de áreas de riesgo, todos los cuales en definitiva producen nuevos conflictos sociales y deterioran la calidad ambiental del territorio.

Justamente éste es el escenario que el Valparaíso Metropolitano debe evitar, pues su potencial económico está fuertemente ligado a sus atributos de calidad ambiental. Son estos atributos, en conjunto con la oferta de servicios lo que explica por ejemplo, porque muchas familias de otras regiones prefieren las instituciones de educación superior de Viña del Mar y Valparaíso, frente a las de la región metropolitana.

En síntesis, si se da el crecimiento proyectado por el estudio en cuestión y se mantiene la inercia en cuanto a la producción de infraestructura urbana, esta conurbación se volverá un lugar muy ingrato para vivir. Será más difícil ir desde Concón o Limache a Valparaíso, nuevos barrios ingresarán al proceso de densificación, se perderán los corredores ambientales restantes, crecerán los campamentos y seguramente el barrio puerto seguirá deteriorándose. La ciudad se volverá más segregada y como siempre las externalidades de este proceso la pagaran los más vulnerables

Problemas de esta naturaleza dejan evidencia la necesidad de un Gobierno Metropolitano, pero esto no ocurrirá en el corto plazo. Frente a este escenario, el Gobierno Regional debe colocar en marcha un plan global para la conurbación, acelerando sus proyectos de Infraestructura en carpeta, colocando otros en estudio e impulsando a la vez, planes de regeneración urbana en barrios que se encuentran abandonados y/o deteriorados.

Todo esto debe considerar un fuerte acento en el espacio público. Además es clave una visión global del transporte metropolitano, incorporando nuevos medios que puedan competir de manera realista con el automóvil, como lo son el Metro, los Tranvías y los Ascensores. Para esto requiere superar los problemas propios de la institucionalidad urbana, la recuperación del mejor sentido de la política pública y los que es más difícil, la voluntad política de tomar decisiones impopulares.

Hoy cualquier decisión relevante en la ciudad implica lidiar con los problemas asociados a la dispersión y atomización de las agendas de la ciudadanía, donde se imponen a veces, grupos de interés. Implementar un Plan de esta naturaleza implica comprender el rol de las ciudades en la masificación de los beneficios sociales, tomando decisiones incomodas ahora, para evitar, la previsible, irreversible, extendida y demasiada incomodidad futura.

* Integrantes Corporación Metropolítica

Marcelo Ruiz @ruizfernandezD

Gonzalo Cowley

@talocowley