Siguiendo una acertada línea de conservación patrimonial en tiempos en que aún el tema no se ponía de moda, el recordado alcalde de Viña del Mar Gustavo Lorca Rojas dispuso en 1963, con acuerdo de los regidores, la adquisición de la Quinta Rioja, incluyendo su palacio. Anteriormente, en 1941, en una compleja operación financiera, bajo la alcaldía de Eduardo Grove Vallejos, se compró la Quinta Vergara y su tradicional palacio junto a una valiosa colección de pinturas y muebles.
Además, la Municipalidad viñamarina ha adquirido el Castillo Wulff y el Palacio Carrasco, por años sede municipal y que hoy se encuentra en precarias condiciones. Adquisiciones visionarias, pero que exigen una permanente preocupación por la mantención de los edificios y su entorno, especialmente si se considera la condición sísmica de nuestro país, el efecto del paso de los años y el uso a veces descuidado de esas construcciones.
El Palacio Rioja, severamente afectado por los problemas descritos, está siendo sometido a un trabajo de restauración con la inversión de 2 mil 200 millones de pesos, asignados por la Subsecretaría de Desarrollo Regional. Como se trata de fondos públicos, es lógico que el proceso esté bajo la atenta mirada de la Contraloría que detectó fisuras, grietas y desprendimientos de material en trabajos ya realizados, situación que se hizo presente a la Municipalidad. Ésta respondió que esos problemas habrían sido producidos tras el sismo del 16 de septiembre pasado. La situación, que supone gasto, será abordada, según Miguel Abumohor, director de la Secretaría Comunal de Planificación, con cargo a un seguro contratado al comienzo de los trabajos.
Por otra parte, ante una observación del organismo contralor sobre retraso de las obras, el funcionario señaló que se tramita una ampliación del plazo de entrega de los trabajos, lo que se concretaría en marzo.
Lo fundamental es que la restauración quede bien hecha, adelantándose, en la medida de lo posible, a futuros daños provocados por el paso del tiempo o de impredecibles sismos. Así, es aceptable una ampliación de los plazos. Con todo, ésta debe ser acotada y la recepción de los trabajos debe exigir la efectiva aplicación de criterios técnicos en restauración, ya que se trata de un valioso patrimonio local y nacional.
Importante es también que la Municipalidad fije para el valioso patrimonio de su propiedad, criterios de gestión con visión de futuro en cuanto a mantención y uso, en beneficio de la preservación de valores culturales que junto su prestancia, son representativos de una época de nuestra historia y de nuestra sociedad.