Dos niñas se divierten por la noche montando a uno de los leones de la plaza Victoria, tal como seguramente lo hicieron sus padres, abuelos y quizás hasta sus bisabuelos, en este clásico punto de encuentro para diversas generaciones de porteños, que engalana sus árboles con atractivas luces que hacen lucir aún más esta plaza en el corazón de Valparaíso, la que, tal como escribió y cantó Víctor Acosta en el himno "La Joya del Pacífico", es un centro social. El agua sobre sus baldosas recién lavadas provoca un espectáculo de reflejos deslumbrantes que hacen aún más romántico el paseo de una pareja de enamorados.