Sename: complejo desafío social
Denuncias de maltrato se suman a carencias para la atención de menores delincuentes. Hay una fuerte presión social que exige la reclusión de esos adolescentes que actúan, reiteradamente, con especial violencia, a los que, justamente, deben atender los funcionarios del Sename.
Las denuncias de maltrato a los niños internados en diversos centros del Servicio Nacional de Menores, Sename, han derivado en sumarios y en la destitución de una decena de funcionarios. Pero más allá de las medidas que pueda tomar el organismo, está el problema de fondo: la calidad de la atención de menores con derechos vulnerados debido a problemas familiares y la reinserción de otros que han delinquido.
En la Región operan varios centros que atienden los casos indicados, algunos privados con subvención estatal, por lo general limitada, y otros, como el Centro Reparatorio Especializado de Atención Directa (CREAD) de Playa Ancha. A lo anterior se suma uno en Limache, de creación relativamente reciente.
En estos dos centros se atiende a menores que han sido enviados por los tribunales por la comisión de ilícitos, muchas veces reiterados, como un caso del que da cuenta un reportaje dominical de este Diario.
En medio de este escenario aparecen denuncias de maltrato a los internos, hechos comprobados en sumarios puntuales y en una investigación general encargada por el Poder Judicial y la Unicef. Ante denuncias concretas, el abogado Esteban Elórtegui, director regional del Sename, expresó que "nuestra misión es la protección y restitución de derechos de la infancia vulnerada, por una parte, y por otra, la reinserción social de jóvenes infractores de la ley, de manera que en el Sename no hay espacio para el maltrato".
Un ángulo fundamental del problema lo revela un informe del Ministerio de Salud: un 86% de los adolescentes recluidos en el Sename tienen algún trastorno psiquiátrico. Reafirmando este punto el padre Enrique Opaso, Capellán del Refugio de Cristo, afirma que "al final del día, el tema son las lucas (…), hay niños que necesitan siquiatras o tratamientos farmacológicos súper caros y no podemos hacerlo nomás".
Y en ese cuadro de denuncias de maltrato a los internos aparece una fuerte presión social que exige la reclusión de menores delincuentes que actúan, reiteradamente, con especial violencia, a los cuales, precisamente, deben atender los funcionarios del Sename. Compleja tarea y desafío.
Sin duda sacar a un delincuente de la calle es una contribución a la seguridad, pero no es la solución de fondo pues nada garantiza, en las condiciones actuales, que ese delincuente vuelva al medio libre en condiciones de reinserción, especialmente si se trata de menores, muchas veces alentados por mayores a cometer ilícitos.
Así, el problema del Sename revela falta de recursos materiales y de personal educativo con profunda vocación, todo ello basado en una política de Estado focalizada en un sector de la juventud particularmente vulnerable.