A fines de 2015, las universidades debieron resolver si ingresaban o no a la gratuidad. La decisión no era fácil, dado la falta de información acabada, en razón a que el sistema está aún en proceso de implementación. A la postre, sólo cuatro privadas no tradicionales dimos el paso, haciendo fe de las señales emitidas por las autoridades que ya confirmaron que 160 mil jóvenes accedieron al beneficio en 2016.
En nuestro caso no tuvimos dudas al tomar la decisión: la gratuidad nos permite cumplir, de mejor manera, con la misión de formar jóvenes provenientes de sectores medios y ascendentes, en torno a los valores de la libertad personal, desarrollo individual y social y la promoción del respeto a las personas como seres libres e iguales en dignidad y derechos, haciéndonos cargo de los eventuales vacíos formativos de nuestros alumnos, generados durante la etapa escolar.
Del total de los jóvenes con derecho a la gratuidad, el 6%, es decir 9.866, escogieron la Universidad Autónoma de Chile, por su proyecto académico y su calidad. No obstante lo anterior, hay quienes tratan de instalar ante la opinión pública que el hecho de que la Autónoma cumpliera los requisitos y se adscribiera a la gratuidad es un problema, quizás porque desconocen nuestra consolidación institucional o, derechamente, porque no reconocen que la generación de bienes públicos es patrimonio de toda la sociedad y no sólo del Estado.
Con 26 años de vida, somos la única universidad privada regional que ha logrado consolidarse y alcanzar altos estándares de competencia y de calidad certificados por la CNA. Por ello, y luego de someternos y respetar todos los criterios de regulación que hicieron posible nuestra acreditación, incluso en la compleja área de investigación, ingresamos el año pasado al grupo compuesto por solo veinte universidades chilenas en este último ámbito.
Por todo esto, cuesta entender que se insista en cuestionar la decisión de la Autónoma, más aún cuando contribuye a implementar una política pública que llegó para quedarse.
Los hechos demuestran que estamos dentro del sistema, porque cumplimos con creces los requisitos para estar en él, al punto que nuestros indicadores académicos e institucionales son mejores que otras universidades que están adscritas al Sistema Único de Admisión.
Los estudiantes merecen que el centro del debate vuelva al tema de la calidad y como Universidad estamos dispuestos a seguir compitiendo por la preferencia de los alumnos, por la calidad de un proyecto académico inclusivo y exitoso, que ha dado permanentes muestras de solidez.
Dr. Teodoro Ribera Neumann
Rector de Universidad Autónoma