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Calvario que vivieron propietarios del edificio Festival llega a término

VIÑA DEL MAR. A seis años del terremoto del 27 de febrero, el icónico inmueble ubicado en el plan de la ciudad está en pleno proceso de demolición. Los 110 dueños lograron llegar a un acuerdo y hoy pueden optar por nuevos departamentos.
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Marysol Bustamante A.

Mafalda Carreño, vocera de los expropietarios del edificio Festival, ve desde la esquina de 9 Norte con 3 Poniente cómo una máquina destruye lo que iba ser el techo su departamento. La imagen la emociona. Durante seis años, dedicó todo su tiempo a encontrar una solución para su familia y los 110 propietarios del inmueble, que no resistió el terremoto del 27 de febrero del 2010 y sufrió serios daños estructurales, al punto que las autoridades lo declararon inhabitable.

Carreño no despega la vista del edificio. "Tengo un sentimiento extraño. Por un lado, es un alivio y por otro, el sentimiento de ver cómo tu proyecto de vida se fue al hoyo", dice emocionada. Recuerda que la noche del viernes 26 de febrero estaba en su casa, en Viña del Mar Alto, ad portas de iniciar el cambio a su nuevo hogar en 9 Norte.

No pudo llegar hasta el frontis del edificio Festival hasta las ocho de la mañana del 27 de febrero, debido a la orden de evacuación que existía en el plan de la ciudad. Pese a que le advirtieron que el inmueble estaba "más o menos", no esperaba encontrarse con sus nuevos vecinos devastados y las escaleras de lo que sería su nuevo hogar, destruidas.

Aunque aún no se mudaba al edificio Festival, tras la tragedia asumió como representante de los 110 propietarios que habían quedado sin casa. "Ese día, como nunca, salí con una agenda. Cuando llegué, me dediqué a recopilar contactos de los vecinos. A la semana siguiente, estuve de 9 de la mañana a 7 de la tarde esperando a que vinieran a retirar sus pertenencias y les preguntaba dónde estarían para ubicarlos.

Tras el desalojo de sus moradores, el edificio estuvo abandonado durante dos años. Mientras sus vecinos propietarios vivían de allegados en casas de familiares, seguían pagando $20.000 pesos para mantener al personal de aseo y los cuidadores del edificio, quienes protegían lo poco y nada que quedaba de la infraestructura construída en 1980 por el Servicio de Vivienda y Urbanismo.

Sus propietarios lo pasaron mal. La tarea de ubicarlos a todos fue difícil, porque la mayoría usaba el inmueble como segunda vivienda, pero dicho esfuerzo no tuvo comparación con lo que sucedió después.

En un comienzo, reconoce Mafalda Carreño, querían arreglar la dañada estructura del edificio Festival como fuera. Contactaron a tres ingenieros calculistas para evaluar las posibilidades de recuperarlo. Todos dijeron que el inmueble no tenía riesgo de derrumbe y que era posible arreglarlo, siempre y cuando cada propietario pagara la suma de $40 millones, "sin la certeza de que esto no volviera a pasar con otro terremoto", recuerda Carreño.

Luego, la única solución era vender. Cuando iniciaron las gestiones, descubrieron que el inmueble estaba construido sobre un paño del cual no eran propietarios. Carreño detalla que "nosotros éramos propietarios de los paños 4, 5, 8 y parte del 7 y el 10, pero los cimientos del edificio estaban en los paños 4,5 y 7. O sea, estaba en un terreno donde no teníamos dominio".

Se entrevistaron con los ministros de Vivienda y Urbanismo Magdalena Matte y Rodrigo Pérez, y con la Contraloría General de la República, para encontrar una solución al problema de loteo. En 2012, dos años después, recibieron la venia para expropiar los terrenos y así poder vender el terreno a una inmobiliaria. Sin embargo, quedaba otro proceso: ponerse de acuerdo entre los 110 dueños de departamentos en el edificio Festival.

Carreño recuerda que muchas inmobiliarias rechazaron comprar, "porque eran muchas personas y los vecinos tenían opiniones contrapuestas; algunos querían su plata y otros reconstruir. Incluso, algunos se desesperaron y publicaron en sitios de internet la venta de sus departamentos. Teníamos que lograr que ninguno vendiera a una inmobiliaria, porque si eso ocurría estábamos liquidados. Fue una operación compleja, porque teníamos que mantenernos unidos".

Muchos pensaron en recuperar el edificio, pero poco a poco descartaron la idea. "Muchos eran de la tercera edad y creían que no alcanzarían a ver el nuevo edificio en pie y lamentablemente, muchos fallecieron durante estos seis años". A esto se suma el tiempo que demorará la construcción del nuevo edificio. "Podrían haber estado esperando diez años", aseveró.

Finalmente, los vecinos decidieron entregarle la facultad de vender al comité que presidía Carreño. Optaron por la oferta de la inmobiliaria "Muelle Vergara", que se hizo cargo de financiar la demolición, que tiene un costo de US$ 1 millón, aproximadamente.

La inmobiliaria les ofreció tres alternativas. Vender su parte, comprar un departamento en el nuevo edificio que se construirá en el paño o comprar otro de la misma inmobiliaria con un descuento del 15%. Carreño eligió la tercera opción para concretar su proyecto de vida tras seis años de luchas y esperas.

Ella sabe por fuentes cercanas que esta "fue la operación inmobiliaria más grande que se ha heho. Muchos no se arriesgaron porque eran 110 personas", recordó.

Finalmente, el 17 de diciembre el año pasado, tras cinco años de gestiones, la municipalidad de Viña del Mar autorizó la demolición del edificio, cuyos trabajos comenzaron el 21 de diciembre del mismo año. Hasta la fecha, se han derribado cuatro de catorce pisos y se está trabajando en la demolición del piso 10. Los trabajos tienen como plazo de término fines de abril de este año.

Pese al desgaste, dice que lo único que cambiaría sería el tiempo que demoró la gestión, pero "no había otra forma de lograrlo. Hubo días muy negros, incluso me insultaban y otros me felicitaban; no entendía nada. Es difícil dejar a un centenar de personas conformes".

Moisés Kupermann, representante legal de la inmobiliaria "Muelle Vergara", detalla que la demolición es un trabajo delicado: "No es como en las películas, donde dinamitan el edificio. En Chile no se ocupa ese tipo de demoliciones, porque en este caso hay viviendas muy cerca. Estamos trabajando con tres máquinas y comenzaremos a demoler desde abajo hasta el piso diez".

La inmobiliaria no mantiene acciones pendientes con ningún propietario. Todo fue saneado, según Mafalda Carreño y la empresa, que detalló que en octubre de 2014 se da inicio al proceso de ventas individuales de departamentos, que tomó aproximadamente 14 meses. Este proceso concluyó satisfactoriamente, según los acuerdos pactados entre los propietarios y la inmobiliaria.

El nuevo edificio tendrá 23 pisos, 312 departamentos, dos subterráneos para estacionamientos, piscina, gimnasio y equipamiento en el último piso.

Sobre todo lo que involucró este extenso proceso, Marcelo Pardo, presidente Cámara Chilena de la Construcción Valparaíso, expone que "como Cámara y como gremio preocupado del desarrollo de nuestras ciudades y del bienestar de las personas, vemos con buenos ojos que se termine este proceso y se recupere ese valioso terreno de Viña del Mar. Y que en su lugar se construya un buen proyecto que aporte al desarrollo inmobiliario y urbano de la ciudad".

Tras la tragedia del 27 de febrero, expertos de diversas disciplinas se abocaron a estudiar el terreno de las ciudades afectadas.

El año 2014, expertos de la Universidad Federico Santa María realizaron un estudio, por encargo del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que dio como resultado una microzonificación sísmica de las zonas del Almendral, en Valparaíso, y la cuenca del Marga Marga, en Viña del Mar, que permitió implementar mayores exigencias para las nuevas construcciones.

Los expertos analizaron el comportamiento que tuvieron los suelos en Viña del Mar y Valparaíso durante los terremotos de 1906, 1985 y 2010 y el nivel de daños en los sectores del Almendral y en el eje Canal Beagle-Sector Falla de Marga Marga. En base a los resultados, determinaron tres tipos de zonas de riesgo sísmico: una que corresponde a la intensidad normal del sismo; otra que se identifica como alerta amarilla y la zona de alerta roja.

En la categoría roja quedó el sector de la población Vergara de Viña del Mar, donde se encuentra lo que queda del edificio Festival. Según el seremi de Vivienda de la época, Matías Avsolomovich, estos terrenos están compuestos de relleno y sedimentos que fueron arrastrados por las cuencas de los esteros. Si bien es posible construir en ese sector, el valor de compra sube considerablemente.

Los expertos recomendaron restringir la construcción de instalaciones que deben funcionar después de un sismo, como hospitales, equipamiento de salud, cuarteles e instituciones de seguridad púbica en sectores como la Población Vergara, donde 110 propietarios perdieron de un día para otro, la inversión que hicieron para tener una segunda vivienda o pasar sus últimos años.

"No es como en las películas, donde dinamitan el edificio. En Chile no se ocupa ese tipo de demoliciones, porque en este caso hay viviendas muy cerca. Estamos trabajando con tres máquinas y comenzaremos a demoler desde abajo hasta el piso diez"

Moisés Kupermann, Representante inmobiliaria "Muelle Vergara".

" Teníamos que lograr que ninguno vendiera a una inmobiliaria, porque de esa manera estábamos liquidados. Fue una operación compleja, porque teníamos que mantenernos unidos" Mafalda Carreño Vocera ex propietarios edificio Festival.

Proceso de demolición de inmuebles

Recién el año 2012, el Municpio de Viña del Mar comenzó con el proceso de demolición de los edificios afectados por el terremoto 8.8 del 27 de febrero de 2010. El primero en ser derribado fue el edificio Bahía, el 23 de marzo de 2012, de diez pisos de altura, ubicado en la Avenida Perú. Paralelamente, el edificio Toledo, ubicado en 3 Norte con 2 Poniente, también iniciaba su demolición. Otro inmueble que tuvo que ser desalojado por el riesgo de colapso fue el edificio "Antígona", ubicado en 5 Oriente con 5 Norte, el cual, tras un largo proceso, fue recuperado y hoy es habitado por sus antiguos propietarios.

40.000 millones costaba remodelar el edificio Festival. Cada propietario debía poner una cuota de 40 millones de pesos para pagar la reconstrucción, alternativa que no era viable económicamente.

6 meses podría tardar la demolición del edificio Festival. Inicialmente, el plazo para finalizar la faena expira a fines de abril de este año. Hasta el momento, se han derribado cuatro pisos.

312 departamentos tendrá el nuevo edificio que se construirá donde se emplaza actualmente lo que queda del edificio Festival. Tendrá 23 pisos, piscina, dos subterráneos y equipamientos.