Correo
Desafecto y elecciones
Estamos presenciando como dos de los candidatos en le proceso eleccionario en curso en los EE.UU.: Bernie Sanders y Donald Trump, cual más cual menos, han centrado proactivamente su accionar en el desafecto que experimentan los ciudadanos con la política contingente, los políticos tradicionales y el orden establecido (establishment). El Presidente Kennedy dijo una vez "el mejor momento para reparar el techo de una casa es cuando está soleado". Dada la universalidad de los procesos políticos, basados éstos en las esperanzas, bienes disponibles y necesidades de los ciudadanos, los chilenos estamos en muy buen momento para buscar candidatos al sillón presidencial y a parlamentarios que, pasando la "prueba de la blancura", sean capaces de presentar cursos de acción apropiados y objetivos que nos beneficiarán como un todo a partir de 2018. Más importante aún, éstos últimos exentos de demagogia -a la que estamos tan acostumbrados- y entendibles por todos los ciudadanos.
Gustavo M. Astorquiza
Humor impúdico
En la primera noche del festival, el humorista Edo Caroe no dejó títere con cabeza haciendo mofa de la clase política, aprovechando la desilusión y el rechazo actual de los chilenos, donde los asistentes demostraron su descontento con pifias y abucheos, ya fueran a políticos de derecha o de izquierda, del gobierno, de los grandes empresarios o de los dignatarios de la iglesia.
Si el público de la Quinta Vergara se considera una muestra de todos los chilenos, el humorista demostró la grave crisis que vivimos. Hizo reír mucho, tanto es así que en el clímax de su rutina el "monstruo" pidió espontáneamente la gaviota de plata.
Luego fue grosero, su vocabulario soez y la descripción de escenas no fueron de doble sentido, sino de sentido directo acompañado de gestos impúdicos, tanto que pareció que el público quedó "pa´dentro", y aún así se le dio la Gaviota de Oro. No es una apreciación de "tonto grave", sino un análisis que hace pensar, que estamos montados en un corcel desbocado.
Marcos Concha Valencia
Puerto de Valparaíso
En la edición de El Mercurio de Valparaíso del 17 de febrero pasado, un personero de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) se permite culparme de todos los males que sufre como consecuencia de las reiteradas dilaciones y errores que han cometido en el cumplimiento de cometidos básicos a toda empresa pública: ser respetuosa de la ciudadanía, modelo de transparencia, eficiente en su desempeño.
Para aclarar las cosas yo preguntaría ¿por qué el Valparaíso Terminal de Pasajeros (VTP), concesionado y construido por el Grupo Urenda en la Bodega Simón Bolívar (obra recepcionada por la DOM), se tiene que construir nuevamente?; ¿por qué esa nueva construcción debe ser pagada por EPV y, construida en terrenos concesionados a Falabella?; ¿cómo y por qué razón es que se concesionó a Falabella un terreno ya concesionado al grupo Urenda?.
El referido personero de EPV me acusa de entorpecer el desarrollo portuario. ¿De qué está hablando?; ¿de sitios de atraque, de grúas, de patios de acopio?. NO, ese personero se refiere a un salón de eventos que se utilizará para atender turistas sólo tres meses al año.
Considero que esas expresiones no le hacen bien ni a EPV, ni a Valparaíso. Todo ciudadano tiene derecho a expresarse y defender, por medios legales, sus puntos de vista. Tan es así que, si bien he perdido todos los recursos presentados, en la sentencia del último juicio que me condena en costas, se acota: "se deja a salvo, en todo caso al denunciante el ejercicio de las acciones ordinarias que le competan, para que se declare el derecho de hacerlas demoler".
Jorge Bustos Bustos
Referéndum en Bolivia
Aun cuando, curiosamente, no se ha terminado el cómputo de votos en Bolivia, ya se hace muy difícil que la tendencia de los resultados se modifique. Se podría asegurar que el triunfo del NO es una realidad.
Desde esa perspectiva, los factores para analizar esta derrota son muchos, sin embargo, hay un factor que se está haciendo recurrente en América y es la corrupción. Todos aquellos gobiernos que llegaron al poder a partir de un discurso progresista o nueva izquierdista y que derivaron en populismos autoritarios, están en dificultades por la corrupción. Los ejemplos están a la vista y, más allá de la valorización ideológica que se le pueda dar al líder populista, la sociedad civil actual rechaza el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencias y la corrupción sin vergüenza que mueve a muchos en los sistemas públicos.
La sociedad civil no juzga la desigualdad en términos de cuenta corriente, como muchos majaderamente pregonan, juzga y resiente el enriquecimiento ilícito y la desigualdad de oportunidades por la indolencia de los líderes. Cristina, Maduro, Evo y otros, son el mejor ejemplo.
Jorge Sanz Jofré Académico Facultad de Gobierno Universidad del Desarrollo