Inversiones y realidad del borde costero
Los daños en el Paseo Wheelwright evidencian falta de visión en obras ejecutadas con alta inversión pública. Es fundamental en las obras costeras destinadas al turismo compatibilizar la estética con la resistencia. Es la realidad de nuestro Océano nada de pacífico.
Las fotografías publicadas por este Diario son elocuentes: el daño causado por las marejadas en el Paseo Wheelwright es grave y ha convertido uno de los atractivos del borde costero de Valparaíso en una verdadera ruina.
En la habilitación de ese circuito de circulación entre la Playa Portales y Barón, cubriendo un total de 1.785 metros, el Ministerio de Obras Públicas invirtió $ 1.850 millones. Sin embargo, las obras que estimulaban turismo, el tránsito peatonal y de ciclistas, se han visto severamente afectadas debido al ataque de las fuerzas del mar, especialmente las marejadas del año pasado y las que actualmente se vienen presentando en forma frecuente.
La cuestión de fondo es que el daño era previsible pues en el borde costero se debe construir teniendo a la vista la violencia del embate del mar. En las fotografías se aprecian daños en la calzada de madera. Cabe preguntarse si la madera es un material adecuado para construcciones en ese lugar. Es sin duda un material cálido, pero carece de la resistencia suficiente para afrontar marejadas, oleajes, fuertes vientos y la salinidad ambiental.
Y al respecto hay experiencias en el borde costero viñamarino a partir de 8 Norte.
Así, cuando se quiere capitalizar el valor de esos sectores es necesario considerar los factores señalados y las experiencias que se anotan a través de los años, incluso las más recientes.
En Viña del Mar en los años 50 del siglo pasado un fuerte temporal arrasó todo un polo industrial situado en avenida Jorge Montt juntó a la costa. En las últimas semanas, en tanto, las marejadas que afectaron la avenida Perú removieron los recién instalados escaños de pesado hormigón.
El mar es así y es fundamental en las obras costeras destinadas al turismo compatibilizar la estética con la resistencia. Es la realidad de nuestro Océano nada de pacífico y también la exigencia de invertir bien los siempre limitados recursos públicos.
De este modo, es ineludible recuperar el dañado paseo Wheelwright, pero de acuerdo a las condiciones del sector expuesto a la fuerza del mar. Las mismas consideraciones se deben hacer en cuanto a las obras costeras futuras del Paseo Juan de Saavedra, que avanza desde Portales hacia Recreo, y en los trabajos de recuperación del antiguo muelle de la Población Vergara.
No asumir en estos casos la realidad, la crudeza de las condiciones del borde costero, es, simplemente, dilapidar recursos públicos que con buenas intenciones pero malos proyectos no logran el positivo propósito de valorizar para residentes y visitantes ese activo de nuestra zona.