Frases
"La UV no ha dejado de percibir recursos en relación al año anterior"
Aldo Valle
Rector de la U. de Valparaíso
"La visión que tenemos es que acá hubo una negligencia de Codelco".
Mauricio Navarro
Alcalde de Los Andes
"La UV no ha dejado de percibir recursos en relación al año anterior"
Aldo Valle
Rector de la U. de Valparaíso
"La visión que tenemos es que acá hubo una negligencia de Codelco".
Mauricio Navarro
Alcalde de Los Andes
Se ha puesto en marcha el proceso para la renovación de la concesión del Casino Municipal de Viña del Mar de acuerdo a las modificaciones a la Ley 19.995 del año 2005 que regula, entre otros aspectos, la operación de las casas de juego pertenecientes a siete municipalidades del país.
La nueva modalidad deja en manos de un organismo dependiente del Ministerio de Hacienda el otorgamiento de la licencia correspondiente, restando así una facultad que, al menos en el caso de Viña del Mar, residía plenamente, desde 1928, en la Municipalidad.
De acuerdo a la normativa ahora vigente es la Superintendencia de Casinos de Juego, SCJ, la que debe regular el funcionamiento general de las casas de juego, tanto las municipales como aquellas operadas por privados. Dentro de ese marco la Municipalidad de Viña del Mar propuso a la SCJ diversas condiciones para la entrega de la operación del establecimiento, las cuales fueron aceptadas por el organismo oficial y en base a ellas se deberá definir el otorgamiento de la nueva concesión que entrará en funciones el 2018.
En términos económicos ese operador deberá entregar a la Municipalidad $15.339 millones anualmente como renta mínima garantizada. A la vez, tendrá que mantener como sede de las salas de juego el actual recinto, asegurando su preservación dada su calidad de patrimonio de la ciudad. Se toman, además, resguardos en cuanto a la mantención de los contratos del 80% de los trabajadores del actual concesionario, la empresa Enjoy.
Una exigencia importante es referida a inversiones en turismo que debe efectuar el nuevo operador, manteniendo así al propósito original fijado por la Ley 4.283 que autorizó la creación del Casino Municipal, que era, justamente impulsar esa actividad. Cabe destacar que el establecimiento viñamarino, cuya creación contó con el apoyo del entonces Presidente Carlos Ibáñez, fue el primero del país.
Se constituyó el Casino no sólo en una atracción para los visitantes, sino que también en una importante fuente de ingresos para la Municipalidad, llegando al día de hoy a significar el 50% de las entradas del presupuesto edilicio.
Hay que destacar como positiva la decisión de la SCJ que ha aceptado las condiciones fijadas por la Municipalidad, manteniendo, como se dijo, el espíritu fundacional del establecimiento. Lo importante es que en estos nuevos tiempos que enfrenta el Casino Municipal se cumplan las condiciones pactadas y el operador cuente con el respaldo y la capacidad de gestión suficiente para lograr las metas de ingreso y aporte a la ciudad que debe significar el establecimiento, como ha venido ocurriendo desde 1928.
El jueves 8 se venderá por el que suscribe, a la una del día, por cuenta de quien pertenezca, en las bodegas de Antoni Parodi, en la Plaza del Orden, una pequeña partida de 65 sacos de azúcar refinada averiada por agua de mar y se venderán algunos barriles del mismo artículo en estado sano. L. A. Dodds, martillero.
Al concederse el premio en el concurso del monumento Blanco Encalada al proyecto del escultor señor Coll y Pi, se dijo que la comisión había exigido algunas modificaciones, las que han consistido en darle más altura a la columna y ensanchar la base, colocando en ella una escalinata en la parte que da al frente.
Una extraordinaria victoria obtuvo en la provincia de Valparaíso el candidato demócrata cristiano, don Juan Montedónico, con 120.342 votos, en complementaria por la muerte del diputado don Carlos Muñoz Horz. Don Antonio Tavolari, del FRAP, recibió n 68.655 votos y don Oscar Marín, del Partido radical, 52.655 votos.
La proximidad del Día Internacional de la Mujer me ha llevado a reflexionar sobre el retraso que aún presentamos como país respecto de la condición social de la mujer. Hace unas décadas me pareció que habíamos iniciado un proceso político y cultural que introduciría cambios sustantivos y nos haría evolucionar en nuestra conciencia normativa sobre la igual personalidad moral de la mujer.
Nadie podría desconocer que ha habido esfuerzos en las políticas públicas; un ejemplo de ello es que el día 8 de marzo de 2015 fue promulgada la ley que creó el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. No obstante, la observación que me propongo hacer es que seguimos teniendo prácticas discriminatorias que reconocemos o aceptamos como partes del sentido común, provenientes de una supuesta racionalidad o naturaleza objetiva.
A mi juicio, tales prácticas no son más que otras formas de dominación y sometimiento construidas socialmente, ni naturales ni racionales, pues la misma historia social muestra ante una simple revisión que dichas formas no responden a ninguna naturaleza o realidad inmutable. En el Código de Hammurabi (siglo XVIII a.C.) se establecía que un deudor podía eximirse de la quiebra entregando a su mujer e hijos por cuatro años al acreedor. Hoy nadie podría tolerar o justificar una norma legal tan infame como esa. La esclavitud también se justificó en un supuesto orden natural.
En otras palabras, me interesa señalar que este es uno de esos cambios sociales que requieren no solo de modificaciones legislativas, pues los fenómenos a que refieren tienen raíces culturales más profundas. Esto mismo debería indicarnos que su transformación representa una transgresión mayor del orden simbólico y, por lo mismo, la resistencia es al menos proporcional. Para quienes la igualdad de género constituye un imperativo de orden moral, pues se funda en el principio de que todos los seres humanos en cuanto tales merecemos una misma consideración y respeto, la única conducta consecuente es contribuir como personas a terminar con los atropellos, los abusos, la violencia y las discriminaciones que aún viven las mujeres en nuestro entorno.
Las universidades y quienes formamos parte de las mismas no estamos haciendo la contribución que nos corresponde en el plano intelectual y cultural, es decir, de nuestras propias prácticas. Las ciencias sociales y las humanidades están llamadas a producir los diagnósticos y las propuestas que el país necesita, pero también las comunidades universitarias deben reconocer en la igualdad de género un componente sustantivo de una cultura democrática. Esta obligación nace directamente de la vocación crítica y transformadora que la universidad siempre debe anidar.
Aldo Valle
Profesor de Filosofía del Derecho