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"Los DD.HH. no son patrimonio de la izquierda ni un tema político para restregarse trapitos sucios"

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Paola Passig

"Hay que sacar los DD.HH. de la política y convertirlos en un bien superior", sentencia el abogado cubano-chileno Mijail Bonito, presidente desde hace dos años de la comisión permanente sobre el tema que creó Evolución Política (Evópoli) y desde hace una semana participa en la comisión ad hoc de Chile Vamos.

Avecindado en Chile hace 16 años, y con un título obtenido en la Universidad de Chile, Bonito, además, es presidente regional metropolitano del partido. Como trabajó por muchos años en temas ligados a la oposición cubana residente en Miami, este abogado tiene una sensibilidad especial en materia de Derechos Humanos que, afirma, afecta a todos los colores políticos.

-¿Qué lo motivó a militar en Evópoli?

-Bueno, me incorporé por varias razones. De hecho yo tuve una conversación con Felipe Kast cuando me llamó, y la pregunta que le hice fue si condenaríamos las violaciones a los Derechos Humanos donde hubieren ocurrido u ocurran, y eso incluye Chile, Cuba, Venezuela, etc., y él me dijo que "por supuesto". Y mi respuesta fue "bueno, vamos entonces, intentemos y lo demás lo vamos viendo en el camino porque eso es lo realmente importante". Creo que lo principal de Evópoli como partido y con referencia a los Derechos Humanos es la transversalidad. Nosotros vemos los temas de los Derechos Humanos de manera transversal y universal. De hecho fuimos el primer movimiento político de la centroderecha o partido que tuvo una comisión de DD.HH. que dirigí por un par de años y ahora nosotros impulsamos una comisión de DD.HH. dentro de Chile Vamos que se creó la semana pasada con abogados representantes de los cuatro partidos (Evópoli, la UDI, RN y el PRI).

-¿Por qué?

-Creo que la derecha tiene la posibilidad de abordar el tema reconociendo las violaciones del pasado, reconociendo la necesidad de llegar a la verdad y buscando la reconciliación nacional con sentido de futuro. Porque la izquierda es la que más usa el tema de los DD.HH. para su uso permanente, pero dentro de la izquierda hay bastante hipocresía y manipulación del tema de los derechos humanos. Uno no puede considerar los Derechos Humanos como derechos sacrosantos fundamentales y universales para lo que pasó en Chile hace 40 años, y considerarlos relativos y apelar a la soberanía cuando se trata de lo que pasa en Cuba, en China o Venezuela. Eso es tremendamente hipócrita y es una manipulación de la conceptualización de los DD.HH. Lo que estamos buscando es señalar que los Derechos Humanos son un patrimonio de todos y no solo de la izquierda, y que es una discusión que hay que dar dentro de la centroderecha para lograr establecer políticas públicas que eviten la manipulación política. Eso es lo único que creemos va a lograr reconciliación y que se reconozca la verdad objetiva en Chile.

-Desde su perspectiva, ¿en qué ayuda este proceso?

-En casi todos los lugares del mundo cuando se trata de violadores a los derechos humanos cuando el Estado logra procesarlos ya están en edad o en condiciones físicas en las que ya no pueden ser objeto de sanción. Para las familias conocer la verdad le entrega paz y eso ayuda a la reconciliación. Entonces en Chile hay que hacer políticas públicas que tiendan a la paz y a la reconciliación, pero también al estudio de los Derechos Humanos y al respeto de la universalidad de estos.

-¿La derecha en general tiene cierta aprensión con el tema?

-El prejuicio no es precisamente de la derecha, sino que de la centroizquierda que se ha adueñado del discurso de los DD.HH. en la dictadura chilena y hacen imposible que cualquier otro sector tenga voz sobre este tema en la actualidad con la simple muletilla de que "ustedes fueron violadores de los Derechos Humanos o ustedes apoyaron gobiernos violadores de Derechos Humanos. Eso indica que la persona a la que están acusando siempre pierda sentido de meterse en esa conversación. Pero hoy día, 40 años después, cuando efectivamente han cambiado varias generaciones entre los partidos de centroderecha, cuando hay violaciones en el mundo que vienen de la izquierda y nadie en este país o muy pocos, la derecha debe retomar este discurso porque se necesita universalmente. En Chile hay que tener conciencia de que esto no pude volver a pasar, pero que lo que pasó tampoco puede ser motivo de odio. Para eso hay que trabajar en políticas públicas y en concientizar y que nadie pierda el norte de que los Derechos Humanos son universales y que la defensa debe ser transversal. Los Derechos Humanos no son un tema político y no son para restregarse trapitos sucios en política. Los Derechos Humanos deben abordarse transversalmente desde el PC hasta el partido más derechista, porque si no la humanidad siempre estaría en ese ciclo perpetuo de que en algún minuto podría repetirse y por eso que hay que atacarlas tan fuertemente.

-¿La derecha chilena tiene un complejo con este tema?

-Sí, yo creo que sí. Un decir "de esto no vamos a hablar". En algún minuto hubo una suerte de evitar el tema, pero hoy hace bastante tiempo el mismo Hernán Larraín, y varios personeros de la UDI, han enfrentado el tema y lo han trabajado. Incluso ha habido disculpas públicas de varios personeros. Ha habido llamados de conciencia de varios personeros de la derecha. Entonces a medida que se va avanzando y se va trabajando, y sobre todo con políticas públicas, eso se va logrando. Hay que recordar que fue en un gobierno de derecha donde se buscó crear la subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y eso conlleva también darle un plano de política pública real.

-¿De qué manera puede servir la experiencia cubana para Chile y el resto del continente para lo que es la defensa de este tema desde la derecha?

-Los violadores de Derechos Humanos pueden tener cualquier color político y las víctimas también pueden tener cualquier color político. Por lo tanto, el ejemplo de que en una dictadura de izquierda y de derecha se violan los Derechos Humanos, es lo que nos tiene que hacer pensar a nosotros que los Derechos Humanos están por encima de cualquier simbología o signo política y de cualquier gobierno. O sea, esa es la prioridad. Esa es una señal histórica de que en cualquier lugar en el que haya una dictadura o un gobierno totalitario, de todas maneras van a haber violaciones a los DD.HH. Por eso hay que sacar los DD.HH. de la política y convertirlos en un bien superior.

"Uno no puede considerar los DD.HH. como sacrosantos y universales para lo que pasó en Chile hace 40 años, y relativos cuando se trata de Cuba, China o Venezuela"

"Los DD.HH. deben abordarse transversalmente desde el PC hasta el partido más derechista, porque si no la humanidad siempre estaría en ese ciclo perpetuo de que en algún minuto podría repetirse" "Los violadores de DD.HH. pueden tener cualquier color político y las víctimas también pueden tener cualquier color político. Eso nos tiene que hacer pensar que los Derechos Humanos están por encima de cualquier simbología política y gobierno"