"Todavía falta mucho por hacer"
Director Regional TECHO-Chile
Al observar el alto nivel de desigualdad en el país, los constantes casos de corrupción, cohecho y colusión, sumado a la mala calidad de los servicios públicos de salud y educación, resulta difícil ser optimista y no quedarse con un diagnóstico catastrófico respecto del futuro de Chile.
La formulación de diversas reformas que pretenden realizar ajustes en aquellas fallas estructurales que vulneraban los derechos básicos de cada persona, dan cuenta de una voluntad de transformación. Pero ¿estas reformas son realmente estructurales?
Difícilmente podemos pensar en un cambio profundo al hablar por ejemplo, de gratuidad en la educación. Al revisar los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Campamentos, dados a conocer en 2015 por TECHO-Chile, vemos que un 66% de las familias de campamento mayores de 19 años no ha finalizado la enseñanza escolar y un 98% no ha llegado a la universidad.
Lo mismo ocurre con la reforma tributaria: la realidad de las familias de campamento nos habla de que menos de un 50% de los jefes de hogar cuenta con un trabajo permanente, y de ellos un 61,8% gana menos del sueldo mínimo.
Estamos a favor de reformas cuyo propósito sea la disminución de la brecha de desigualdad y de los índices de pobreza, sin embargo, es un hecho que las reformas no llegan a los campamentos, agudizando las profundas injusticias que nos declaran como uno de los países más desiguales del mundo. Pareciera que falta mucho por hacer.
Felipe Ríos Paredes