Secciones

Porteño hace de Wanderers su vida en EE.UU. y Valparaíso

HINCHA. Incluso construyó en el cerro Cordillera una casa inspirada en su pasión, la cual ocupa cuando viene de vacaciones.
E-mail Compartir

A fines de los años 70, el porteño Francisco Arancibia Zelada decidió que quería apostar por un futuro mejor. En ese entonces se desempeñaba como pescador en la caleta El Membrillo de Valparaíso, labor llena de sacrificios más que de recompensas, pero que asumía como aquella fuente de ingresos que le permitía salir adelante.

Y si bien precisa que las limitaciones marcaban su diario vivir, había algo que lo hacía olvidar todas sus carencias e inconformidades: Santiago Wanderers. Caturro hasta la médula, cada vez que podía iba al estadio Playa Ancha a ver al equipo de sus amores, aunque más bien lo hacía encaramado desde uno de los grandes eucaliptos que rodeaban el coliseo.

Con un triunfo, asegura, la vida le cambiaba inmediatamente. Por eso fue difícil dejar Valparaíso, el cerro Cordillera y su pasión, pero tenía que tomar una determinación. Así, y con 18 años, Francisco se embarcó como polizón en un buque mercante que tenía como destino Estados Unidos. La búsqueda del "sueño americano" comenzaba a tomar forma.

Tras su arriesgada travesía, se estableció finalmente en Nueva York, donde se dedicó al rubro de la construcción. Y hoy, con 59 años, este porteño puede decir con orgullo que encabeza una empresa que le da trabajo en temporada alta a unas 20 personas, quienes se trasladan a los distintos proyectos en vans que llevan el escudo de Wanderers.

Fue también en la Gran Manzana donde contrajo matrimonio con una costarricense, con quien tuvo dos hijos. "Uno de ellos me salió torcido, me salió chuncho", cuenta con un humor, pese a estar viviendo un complejo momento familiar: tras 32 años de matrimonio tomó la decisión de divorciarse. Pero para Francisco Arancibia la vida sigue y su meta es volver a Chile, aunque para ello esperará su jubilación.

Mientras tanto, en el año 2011 construyó una casa en la calle Gumercindo Díaz del cerro Cordillera, idea que nació por una petición de su padre, quien posteriormente falleció. Lo particularidad de esta vivienda de tres pisos es que está decorada por completo, tanto interior como exteriormente, con colores y motivos de Santiago Wanderers, partiendo por las rejas hasta su propia habitación. "Es mi pasión y esta casa era uno de mis sueños", admite.

El inmueble, que utiliza cuando viene de vacaciones a Valparaíso, tiene además cuatro departamentos que arrienda. En resumen, una casa verde desde sus cimientos.

Su próxima visita a la Ciudad Puerto la concretará el 24 de diciembre próximo y arribará nada menos que a bordo de un trasatlántico. "Me fui como polizón y ahora llegaré como un pasajero de un crucero. Y lo que en ese momento haré será bajar con la camiseta de Wanderers puesta", prometió este porteño que logró triunfar en el gigante norteamericano y que lleva al cuadro caturro en el corazón.