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Pediatra dejó su profesión para dedicarse a la pintura y ser muralista

LO ABARCA. Destacada en el área salud, dejó el estetoscopio para dedicarse a los pinceles como otra forma de sanar.
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A los 50 años Patricia Marín, en plena madurez, hizo un cambio que la motiva hasta hoy. Tenía a su haber una destacada carrera como médica pediatra consultora de UNICEF de Naciones Unidas en el Programa de lactancia materna. Viajó por todo el mundo hablando de la importancia en que las madres amamantasen a sus hijos por el tiempo necesario e investigando culturas en torno a ello tanto en Chile como el Salvador, Brasil países donde vivió, residiendo posteriormente en Nueva York, sede de ONU.

Fue un caminar por las calles de esa ciudad cuando los colores, vitrinas y ese atardecer entre rascacielos, le golpearon el corazón y el espíritu. El arte le llamaba con pasión, como ella dice, y no podía abstraerse a ello. Entonces, las clases de pintura se hicieron imperiosas. Estudio en el Art Student League de Nueva York. Luego se especializó en mosaicos en la Universidad de Ravena, Italia y en el Art Mosaic Institute en Oakland, California. Del dibujo y el óleo, al mosaico, un solo paso que ella decididamente dio cuando tuvo en sus manos una variedad de vidrios multicolores y cerámicas que fue cortando en pedacitos.

ARMONÍA DE COLORES

En su trabajo sobresale la armonía y cadencia de colores junto al uso innovador de texturas realizando con ellos obras de grandes dimensiones y esculturas.

Así los maceteros, juegos de terrazas, piletas esculturas y los muros del pueblo bien amado de Lo Abarca, ese pueblito del litoral central, escondido entre los valles de Cartagena, permanecen como testimonio de una pasión no solo por el arte sino en el deseo de plasmar la historia nuestra en muros y dejarlos allí para que el caminante los observe y quizás distraído, salude a la mujer embarazada o al guatón de una esquina, que, estáticos, desde lejos ilusionan como un habitante más.

Son muchos los que preguntan al llegar a Lo Abarca quien es la persona detrás de estas muestras al aire libre. Basta leer en el costado de la capilla para conocer su nombre y las razones que da ella para elegir Lo Abarca como el lugar de encuentro entre el arte y la tradición histórica.

"Nací en Cartagena un 2 de febrero mientras mi madre veraneaba. Luego mi padre, Osvaldo Marín Valdivia, compró una hijuela en Lo Abarca en calle Parroquial y hasta allí llegábamos a pasar el verano. El lugar me dio una feliz infancia, algo esencial en mi desarrollo. En algunos es triste y traumatizante, en mí, fueron años felices. Por ello elegí Lo Abarca para colocar los mosaicos. En este trabajo participaron lugareñas, que aprendieron este arte. Ello les ha permitido aportar un ingreso más a su hogar."

LO ABARCA EN UN MURO

Más allá de las mujeres, Patricia trabajó con niños. Hace diez años mostraron la historia de Lo Abarca en un muro de una casa del sector. 30 metros de extensión los cuales fueron sacados cerámica a cerámica, vidrio a vidrio, por la propietaria del lugar. Ella considero que era mejor tener un muro con ladrillo a la vista que una muestra de arte. La pared termina en un conocido restaurant el cual los fines de semana no da abasto para los turistas que llegan.

"Trabajar con niños y jóvenes ha sido para mi una constante en la colocación de los mosaicos. Ellos lo hacen felices, con una vocación que emociona. Estimular el espíritu a través de la creación hace mejor a la persona. Nuestros niños y jóvenes, estimulados así crecerían más felices".

Patricia Marín es una caja de Pandora. La doctora y artista viajó el pasado 2 de abril a San Diego, California, Estados Unidos, a exponer con la Asociación de Mosaicos Estadounidenes. Ella es miembro de la Society of American Mosaic Artists (SAMA), en el país del norte donde se le ha premiado. Su trabajo ha sido destacado en varias exhibiciones de arte, en especial en el evento Tesserae / The Art Of Mosaic, realizado en Long Beach, Los Angeles.