Entre los estrenos recientes de Netflix destaca "Chuck Norris vs. Communism", documental de la directora rumana Ilinca Calugareanu que indaga en un aspecto poco explorado dentro de la dictadura rumana de Nicolae Ceaucescu: la circulación clandestina de videocasetes como consecuencia de la prohibición de películas "imperialistas". Estos fueron distribuidos ilegalmente en el país por un misterioso empresario llamado Teodor Zamfir, quien dio inicio a un amplio mercado negro.
Entonces no había mayor entretenimiento que la televisión oficialista, donde se exhibían filmaciones propagandísticas para enaltecer el régimen. Los reproductores costaban lo mismo que los automóviles, por lo que pocos podían acceder a los VHS prohibidos que entraban al país. Pero la curiosidad comenzó a crecer boca a boca y la gente decidió formar clubes comunales para apreciar esos hits ochenteros. En los edificios se realizaban funciones secretas a las que acudían familias interesadas en consumir títulos como "Dirty Dancing", "Rambo" o las películas de acción de Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme. Las copias no eran de buena calidad ("a veces teníamos que imaginar lo que pasaba", confiesa uno de los entrevistados), pero funcionaban como el único nexo con un mundo desconocido e idealizado: el supuesto paraíso capitalista, tierra de mujeres bronceadas, autos deportivos y héroes hinchados por el uso de esteroides.
La posibilidad de otras formas de vida fueron dinamitando la opaca realidad comunista, al menos en las conciencias de los rumanos. Según el documental, esas cintas precipitaron de alguna manera la caída del dictador. Nadie hubiese sospechado que el baile de Patrick Swayze amenazó el statu quo de todo un sistema político.
Pero la verdadera heroína del documental es Irina Nistor, la enigmática mujer que doblaba todas las películas poniendo en riesgo su vida. Trabajaba en la televisión pública, pero nadie sabía de su militancia secreta. Todo el mundo reconocía, sin embargo, su voz inconfundible. "Era la más famosa de Rumania junto a la de Ceaucescu", opina otra fuente.
A través de testimonios y reconstrucciones dramáticas, la directora va ofreciendo anécdotas que en el fondo hablan del poder escapista del cine. La gran ironía es cómo un puñado de olvidables producciones de Hollywood fueron capaces de poner al descubierto la ridiculez del totalitarismo. Solo en Rumania tomaban en serio a Chuck Norris.
Las funciones para ver películas en los edificios eran secretas en la rumania de Ceaucescu.
Ilinca Calugareanu.
en resumen
Netflix estrena "Norris vs. Communism", documental que muestra los esfuerzos de los rumanos para ver películas norteamericanas en medio de la censura del régimen de Ceaucescu.
Por Andrés Nazarala R.
fotograma de la película