Tomás Moggia

Desde siempre la vida de Víctor Carrera ha transcurrido entre velas y acantilados. Y es que cuando tenía apenas tres años, este joven piloto recibió de regalo su primer parapente. Por lo mismo, casi desde que tiene memoria estuvo ligado a ese ambiente y a las pistas, en especial con la que maneja su padre, y que actualmente es uno de los despegues más conocidos de Maitencillo.

Fue así como con menos de un año realizó su bautizo en esta disciplina de la mano de un vuelo biplaza junto a su padre, en una silla diseñada especialmente para él. Y ya con 11, pudo volar solo por los aires, en lo que sería el inicio de una pasión sin límites.

Poco tiempo después fue incluso más allá que su padre, cuando a partir de los 14 años comenzó a dedicarse al freestyle y al parapente acrobático, una especialidad que en Chile es prácticamente desconocida, al igual que en el resto de Latinoamérica. Así alternaba entrenando en el "patio de su casa" durante los fines de semana y escapándose a Iquique cada cierto tiempo dadas las mejores condiciones que allí existen.

Sin embargo, el punto de inflexión en la trayectoria de Víctor Carrera recién se produjo el año pasado. Tras abandonar sus estudios universitarios, comenzó a dedicarse íntegramente al parapente, con la mente puesta en ir a competir, por primera vez a Europa, cuna de este deporte a nivel mundial. "Yo soy como algo raro en el parapente en Chile", cuenta hoy el joven deportista.

Se fue por tres meses al Viejo Continente. En los primeros 30 días su lugar de entrenamiento fue Organyà, en los Pirineos de España, donde suelen concentrar la mayoría de los pilotos que practican el parapente acrobático. Y pese a su inexperiencia, Carrera sorprendió sacando el puesto 17 en Udinese y el 15 en Omegna, ambas en el marco de la Copa del Mundo en Italia. Luego terminó cuarto en Suiza, y por último, finalizó 10° en Francia. Resultados que actualmente lo tienen, con apenas 20 años, en el puesto número 16 de la clasificación mundial de la Federación Aeronáutica Internacional.

"Es una competencia en donde están los mejores, los más famosos, entonces era algo nuevo para mí. Conocía a algunas personas, pero nunca había competido, y no es solamente volar bien, ya que también cuenta la estrategia y saber cómo funciona para poder ganar. Había competidores que hacían muchas maniobras muy bien, pero salían últimos porque hay que hacer una buena coreografía, tener un aterrizaje limpio, fluidez y buena transición entre una maniobra y otra. Es como un baile, tiene que ser todo bien sincronizado", cuenta Carrera.

"Mi amigo, el campeón mundial François Ragolski, me decía que él la primera vez que compitió en la Copa del Mundo quedó 27, y que yo quedara 16 de una, le pareció impresionante", agrega el oriundo de Maitencillo.

Por estar dentro de los 20 mejores del mundo, Carrera fue invitado a fines de 2015 a competir con todo pagado a Dubai por los Juegos Aéreos Mundiales. No obstante, justo se le rompió el parapente y no pudo viajar al no tener el material necesario para participar.

Pese a ello, su ilusión no decae, y por lo mismo ya tiene todo listo para asistir al Mundial de parapente acrobático que se realizará entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre en Annecy, Francia, donde espera quedar, al menos, dentro de los diez mejores del planeta.

"Más que un aprendizaje, esto ha sido como una forma de vivir. Es ahora el momento que tengo para poder practicarlo de buena forma y con todas mis capacidades", reflexiona Carrera, esperanzado por seguir encumbrando el nombre de Chile en un deporte poco conocido en nuestro país.

16 de la clasificación mundial en parapente acrobático se ubica Carrera, según la Federación Aeronáutica Internacional.