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Sebastián Brahm y su última película: "Es un drama romántico y triste"

CINE. El director chileno hablará hoy sobre la "Vida sexual de las plantas" en el Teatro Condell, a las 20 horas.
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Hace cinco años, Sebastián Brahm debutó con su primer largometraje en el Festival de Cine de Toronto. En ese entonces, "El circuito de Román" obtuvo buenas críticas e incluso ganó el premio especial del jurado del Festival Internacional de Cine de Valdivia. Luego colaboró en los documentales de Maite Alberdi, "Salvavidas" y "La Once", y ahora regresó a las salas nacionales con la "Vida sexual de las plantas", una película que aborda la postergación de la maternidad y el matrimonio.

"Es un drama romántico y triste, lleno de emoción, que busca generar debate y que te hace pensar en tu propia vida de pareja. Está hecha para generar conversación", explica el director desde Santiago. Aunque la película se estrenó el jueves pasado, el también guionista viajará hoy hasta Valparaíso para participar en el Teatro Condell, a las 20 horas, de la exhibición y el conversatorio sobre su segundo largometraje.

Relación pérdida

La cinta cuenta la historia de Bárbara y Guille, interpretados por Francisca Lewin y Mario Horton, una pareja feliz que estaba de vacaciones lejos de la ciudad para estrechar su relación. A ella le gusta su trabajo como paisajista, hace deporte y actividades al aire libre y tiene una armónica relación; sólo parece estar pendiente la maternidad, pero su pareja no está segura. En el intento de ayudar a Bárbara a extraer una flor, el hombre sufre un accidente y pierde ciertas habilidades cognitivas, lo que altera la dinámica de ellos.

El cambio de personalidad de su pareja, que pasa de ser tierno y cariñoso a un hombre frío y con cambios de humor, provoca en ella la pérdida de deseo sexual porque ya no le parece atractivo y se replantea los planes de maternidad que ambos habían acordado para su futuro matrimonio, explorando nuevas posibilidades. "Se da cuenta que el mismo hombre con el que pensaba tener una familia cambia y se transforma en otra persona, lo que le provoca un repulso físico y ya no le gusta. Lo quiere, pero como un hijo o hermano chico", explica el también guionista.

Aunque le ronda un poco la culpa, Bárbara se siente pérdida porque todo lo que deseaba ya no está. El conflicto se intensifica aún más cuando aparece Nils (Cristián Jiménez), un ingeniero que atrae la atención de la protagonista y provoca que ella se debata entre una relación que le ofrece estabilidad, pero no la apasiona, y su antiguo amor.

Aunque la historia parece convencional, el origen de esta película surge por el interés del periodista por la biología y la evolución, pero sobre todo la selección sexual del comportamiento humano. Es así como el director centra la historia en el deseo femenino y construye este personaje, el cual está más condicionado por la conducta y no sólo por la apariencia de su pareja.

"Aunque no te guste una mujer, hay un componente físico que prima. Si la mujer es guapa y el hombre que ha jurado que no va a volver a estar con ella, va a caer de nuevo, porque le importa más lo físico; en cambio una mujer si el hombre cambió y no tiene los elementos que le gustaban, entonces no va poder estar con él", explica Brahm.

Producción

Una de las particularidades de la película es que fue rodada cronológicamente para que el paso del tiempo tuviera un correlato y una continuidad emocional para recrear dos años y medio de relación e ilustrar distintas etapas.

"Durante la filmación tratamos de mostrar todas las estaciones del año y el paso del tiempo. Se podría haber mostrado mucho más, pero se nota que en los actores tuvieron cambios físicos. Engordaban y bajaban de peso, algo bien interesante que no se lograría con maquillaje", comenta el autor.

Sin embargo, reconoce que trabajar de esta manera fue uno de los principales desafíos, ya que implicó un gran desgaste y fue poco práctico porque el proceso duro más de un año, pero que finalmente tuvo resultados en la actuación. "Pensé que me moría, que no iba poder terminar la cinta. Tenía mucho estrés. Estaba muerto de miedo de que a Francisca le pasara algo. Me dio un lumbago y pensaba que era una hernia", confiesa.

Otra de las peculiaridades del rodaje fue que para los actores el guión era un misterio. Esta falta de información era intencional para que existiera una mayor naturalidad a la hora de recrear las escenas y los actores enfrentaran la complejidad de la mente de sus personajes.

El último trabajo de Sebastián Brahm será exhibido en la región en el Cinemark de Espacio Urbano y en el Teatro Condell.

"(Bárbara) Se da cuenta que el mismo hombre con el que pensaba tener una familia cambia y se transforma en otra persona, lo que le provoca un repulso físico y ya no le gusta"

Sebastián Brahm, Director