CConsiderando que Valparaíso depende de la actividad portuaria y naviera, son preocupantes las afirmaciones del presidente de la Compañía Marítima Chilena (ex Interoceánica), Beltrán Urenda Salamanca, quien afirmó que en el ámbito de la marina mercante en general se está pasando por duros aprietos.
El empresario ha puntualizado a nuestro diario que el negocio naviero, y en particular de contenedores, pasa por su peor ciclo y que ha sido el más largo y más malo de la historia del negocio.
Luego de que el grupo Urenda cerrara las negociaciones de la venta del área de transporte de contenedores de la Compañía Chilena de Navegación Interoceánica a la compañía alemana Hamburg Sud, decidió continuar en el negocio naviero, a través de su actual empresa, la mencionada Compañía Marítima de Chile SA (CMC) y en la actualidad se encuentra explorando alternativas de negocios en el sector.
Aunque el traspaso de Interoceánica significó una fuerte salida de personal, algunos con muchos años de servicios, la nueva empresa forma parte de la cadena de nuestro transporte marítimo, que junto con el portuario, la actividad universitaria, el turismo y otros servicios, constituyen la base de la economía porteña y regional.
Casi coincidiendo con el presente Mes del Mar, en el que se destaca la importancia del Océano Pacifico para nuestra economía, se ha hablado de que algunas naves extranjeras puedan participar en el cabotaje nacional, a lo que el ejecutivo naviero no se opone, conforme a una política de la Asociación Nacional de Armadores, siempre y cuando ello no sea con banderas de conveniencia, lo que constituye una competencia desleal, por lo que deberían constituirse como empresa en el país y pagar los mismos impuestos de los empresarios chilenos. Y de esta manera, afirma que no existe el temor a la competencia en la medida que las condiciones sean las mismas para todos.
Debemos recordar que para el desarrollo de nuestra Marina Mercante Nacional, que es muy sensible a las crisis y grandes conflictos bélicos, se dictó la Ley de Fomento del sector, la que debe ser tenida en cuenta, junto con otros estímulos con que debiera contar nuestro país para sustentar una flota que permita afrontar las necesidades nacionales en los tiempos de crisis.