Ecuación compleja
Los habitantes de las ciudades son quienes construyen sus espacios y edificaciones, y para ello delegan las funciones técnicas en sus municipios, que fijan las normas específicas -en su "visión de ciudad"- que deben cumplir los desarrolladores en una compleja ecuación.
Por su parte, la legislación chilena estimula la densificación de las ciudades -como ocurre en muchas partes del mundo- en base a beneficios relacionados con su economía; ahorro de infraestructura, disminución de traslados, concentración de funciones, entre otros.
Lo anterior se ve materializado en suelos que resultan de interés, generándose una escasez que por oferta/demanda provocan -a su vez- un aumento de sus valores. Esto conlleva que los impuestos territoriales también aumenten, lo que en muchos casos terminan resultando muy elevados para los habitantes de estas zonas. Esta ecuación, gatillada por la acción del mismo Fisco, obliga a muchos moradores -normalmente de tercera edad y recursos más limitados- a vender sus propiedades con un doble objetivo; dejar de cancelar elevadas contribuciones, y, hacerse de un capital para mejorar su estándar de vida
Por el contrario, si en una zona apetecible por los ciudadanos se congelan los permisos de edificación, renovación o por usos del suelo y sus condiciones, no es posible desarrollar proyectos inmobiliarios, de equipamiento, servicios o comercio, se consigue el efecto indeseado de especulación y elevación de costos (caso El Almendral) que termina -en el extremo de éste análisis- por destruir alguna zona de la ciudad. El mejor ejemplo en Viña del Mar es calle Von Schroëders ladera poniente, que forma parte del seccional del Cerro Castillo (uso sólo vivienda), siendo que es evidente su vinculación espacial y de uso con el centro comercial de la ciudad.
La ecuación siempre es compleja. Por ello los municipios deben planificar sus ciudades de la mano con la ciudadanía y -en lo posible- con sus "tableros" y "computadores" en la misma calle… en el lugar que van a afectar con los IPT.
Gonzalo Tellería O.
Chiloé y Bachelet
Cuando hay serios problemas en un país, como el caso de Chiloé, se nota la calidad de los mandatarios. Algunos posponen todos sus compromisos y se dedican por entero a tratar de solucionar el problema. Desgraciadamente, no es el caso actual, donde la Presidenta ha partido de viaje. Mientras familias enteras están sufriendo, ella se pasea en carroza y asiste a banquetes reales, acompañada de un grupo de parlamentarios que debieran estar trabajando.
¿Cuál es el objeto de la gira y qué va a ganar el país de ello? Nada. Va a firmar algún acuerdo que quedará archivado en un cajón, pero nada para los chilenos.
Ya está bueno que se termine con dilapidar los fondos del Estado. Los chilenos piden que se acabe la farándula.
Jorge Baeza Concha
Chiloé e institucionalidad
La situación de Chiloé refleja crudamente una vez más la precaria institucionalidad administrativa. Se decide la construcción de un puente desde Santiago, se construye un mall con el diseño y la mentalidad de Santiago, pero Chiloé por años no ha contado con un hospital de jerarquía, un aeropuerto útil, una institución de educación superior ni menos un organismo de planificación y preservación de sus recursos naturales.
Una vez producido el problema, la autoridad regional es ignorada y debe ser un ministro de economía (que incluso en Santiago no significa nada) el que debe intentar solucionar la crisis.
El centralismo no construye país, más bien lo desintegra y genera un descontento con crecimiento sostenido. ¿Cuándo terminará este error administrativo?
Pedro Osses González
Bienaventurado Evo
Estimado hermano Evo, seguramente le extraña el trato de bienaventurado, pero paso a explicarme y pronto entenderá. No me cabe duda que sus servicios de inteligencia lo mantienen informado de la situación interna de Chile, donde por algunos años estamos desavenidos, descreídos y desconfiados los unos de los otros, los políticos perdieron la confianza de los ciudadanos y entre ellos basta que uno diga sí para que se escuche el no y nadie encuentra la solución.
Usted nos ha demandado en las cortes internacionales por nuestro mar soberano, ha continuado con el Silala y últimamente se ha quejado que hemos instalado una base militar a kilómetros de su frontera, hechos que llevan a pensar en su persona como solución a nuestros diferendos internos: le agradecería unas pocas afrentas más para agotar la paciencia y que unirían a Chile férreamente volviendo a ser un país internamente en paz y listos para lavar los agravios, como se hizo antaño.
Bienaventurado tiene muchos sinónimos, usted elige.
Marcos Concha Valencia