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Tren rápido Santiago - Valparaiso

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M. Lorena Herrera Ponce, Ph.D.

Académica, Escuela de Ingeniería Comercial, PUCV

Durante esta semana, hemos conocido, a través de la prensa, los resultados de un estudio que analiza la factibilidad de un tren rápido entre Santiago y Valparaíso. Según consigna El Mercurio de Valparaíso, las alternativas de trazado consideran un tiempo de viaje de entre 45 y 54 minutos, un valor del pasaje de entre $4.000 y $6.000, y una frecuencia de 15 minutos.

Sobre los montos de inversión, se señala que varían entre los US$2.450 y los US$3.144 millones. La demanda potencial se considera como el 100% de los viajes en bus y el 44% de los usuarios de vehículos.

Si bien la información es bastante general, no deja de llamar la atención algunos aspectos. En primer término, el hecho de suponer que el 100% de quienes hoy usan bus para trasladarse entre Santiago y Valparaíso constituye una demanda potencial es, a lo menos, un supuesto optimista. Hay que recordar que el pasaje de bus, hoy día, cuesta entre $2.500 y $3.000, es decir, del orden de la mitad del valor que tendría el nuevo servicio de tren. Si bien el tiempo de viaje en el nuevo modo sería la mitad del que toma trasladarse en bus, es muy importante tener presente las reales posibilidades que tienen quienes hoy viajan de pagar el doble del valor del pasaje, especialmente quienes lo hacen a diario.

Por otra parte, nada se dice de la rentabilidad social, es decir, de la comparación entre los beneficios sociales generados y la inversión requerida, rentabilidad que, independiente de la fuente de financiamiento (privada o pública) y del requerimiento o no de subsidios, es necesario conocer, por tratarse de una intervención en un bien nacional de uso público.

El efecto bola de nieve Primera edición Andy Bounds

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El autor, reconocido por su labor en comunicación organizacional, presenta, en forma amena y ágil, diversas técnicas para lograr una comunicación exitosa, tanto en la vida personal, como en la profesional. En los cinco capítulos, el lector revisa una serie de prácticas, que permiten construir cimientos sólidos para que la comunicación cumpla con su objetivo. En ocasiones en que el público deja de prestar atención al orador, la explicación puede ser que al preparar una conferencia sólo se piensa "en lo que se quiere decir" y no en "qué se busca al terminar de hablar". En general, Bounds señala que en toda comunicación, lo primero que se debe hacer es establecer "qué se necesita decir para lograr lo que se desea"; de esta, forma se logrará una buena conexión entre las partes involucradas.

Política fiscal y los subsidios

ECONOMÍA. Un análisis sobre los sucesos que generan este tipo de aportes y las decisiones sobre su permanencia en el tiempo.
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Sergio Salas Landeau

Una economía pequeña y abierta, como la chilena, va a estar expuesta, necesariamente, a los vaivenes de la economía mundial. Los hacedores de política económica tienen en sus manos, potencialmente, una importante herramienta para paliar los efectos nocivos que causan dichas fluctuaciones. A continuación, se mencionan dos doctrinas respecto al rol del gasto de gobierno ante las fluctuaciones económicas, tomando el caso de una contracción.

Una visión más "keynesiana" de la política económica, argumenta que un aumento del gasto de gobierno ante una economía en contracción, traerá beneficios para ésta. El argumento keynesiano básico -cuando la economía se encuentra en dicha situación- es el siguiente: cuando los individuos reciben dinero del gobierno, estos lo gastan y reactivan la demanda de productos en la economía, beneficiando la producción.

La otra visión, llamada neoclásica, dice que los individuos que reciben dinero del gobierno en las circunstancias económicas mencionadas, esperan que en el futuro suban los impuestos, para financiar en el tiempo el incremento corriente del gasto gubernamental. Como los individuos esperan que, eventualmente, les suban los impuestos, estos ahorran ese ingreso extra y, por lo tanto, no existirán efectos en la economía.

Gasto de gobierno

En la práctica, los hacedores de política económica, usualmente, incrementan el gasto ante contracciones económicas, favoreciéndose la visión keynesiana, anteriormente explicada. Una política de gasto de gobierno fiel a dicha visión, indica que, ante una caída de la producción de la economía, el gasto se eleve temporalmente. Esto quiere decir que se pueden implementar programas de ayuda gubernamental mientras dure la contracción severa. Es esperable que, cuando pasa la crisis, se retiren estos estímulos fiscales. Pero, ¿ocurre esto en la práctica?

El rol de los subsidios

En este análisis, quiero focalizarme en un componente en particular del gasto de gobierno, que es el que se realiza en subsidios y donaciones, tal como está clasificado en las estadísticas del Ministerio de Hacienda de Chile. Los subsidios son entregas de dinero por parte de un gobierno, sin ninguna contraprestación. Un incremento de estos aportes es esperable ante una crisis; sin duda puede mitigar los efectos de, por ejemplo, despidos laborales, y pueden ser de gran ayuda para la gente que se ve afectada por una crisis.

En el caso de Chile, existen dos episodios recientes identificados de este tipo de escenarios. El primero fue en 1999; producto de la crisis asiática, Chile experimentó un crecimiento negativo del producto interno bruto (ver gráfico). El segundo episodio es el de la crisis financiera internacional del año 2009, en que Chile también presentó un crecimiento del producto interno bruto negativo.

¿Cuál es el comportamiento de los subsidios en estos episodios? El gráfico muestra, por un lado, el ítem subsidios y donaciones como porcentaje del total de gasto corriente del gobierno central. Nótese que no se está graficando el gasto corriente, sino el monto de subsidios como fracción del gasto corriente.

Por otro lado, se muestra el crecimiento del producto interno bruto. Tanto en la crisis de 1999, como en la de 2009, se observa que los subsidios, como porcentaje del gasto, se incrementan de forma apreciable. Lo que llama la atención es que este componente parece cambiar de forma permanente después de las crisis. Esto es particularmente cierto en la de 2009.

En realidad, el incremento en los subsidios es perceptible desde el año 2007, dos años antes de la crisis. Si bien antes del 2007 este ratio no sobrepasaba el 30%, en la actualidad llega a cerca del 40%. El gasto de gobierno se ha incrementado también en los últimos años. Pero los subsidios es un ítem interesante, puesto que son susceptibles de ser usados políticamente. La observación casual nos indica que incrementar los subsidios reditúa políticamente en el corto plazo y, por lo tanto, tienden a volverse permanentes.

Si bien el incremento en los subsidios como fracción del gasto, puede ser justificable como política contracíclica en el periodo 2007-2010, al ser los subsidios dinero "contante y sonante" para los individuos, ¿cómo se explica que desde 2012 en adelante este ratio sea aún mayor? Si muchos de estos subsidios tienen carácter permanente, ¿qué implicancias tiene esto para la sostenibilidad fiscal?