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Hallan vestigios de cerveza china de hace cinco mil años

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El descubrimiento en una región al norte de China de varios utensilios y restos químicos claves para la fabricación de cerveza sugiere que los chinos pudieron inventar una receta de esta bebida hace cinco mil años, lo que marcó el inicio de la práctica cultural de elaboración cervecera en la antigua China. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista PNAS y liderado por la científica Jiajing Wang, de la Universidad de Stanford (EE.UU.), en el que sus autores apuntan que, si bien el momento exacto en el que comenzó a fabricarse cerveza en China aún no está claro, cada vez salen a la luz más detalles.

Así, el equipo de investigación describe el hallazgo de varios utensilios de elaboración de la cerveza que datan de alrededor de 3.400 hasta 2.900 años antes de Cristo, encontrados en dos canteras arqueológicas en Mijiaya, cerca del afluente del río Wei.

"Las vasijas de cerámica de Mijiaya revelan, a nuestro entender, la primera evidencia directa de fabricación de cerveza 'in situ' en China, que basamos en el análisis de almidón, fitolitos y residuos químicos", detallan los responsables de esta investigación.

Los datos enseñan una "sorprendente receta de cerveza" en la que el mijo común (Panicum miliaceum), la cebada (Hordeum vulgare), las lágrimas de Job (Coix lacryma-jobi) y tubérculos fueron fermentados de manera conjunta.

Los resultados señalan que los habitantes de esta región de China diseñaron una "avanzada tecnología" para la fabricación de cerveza, usando herramientas especializadas y condiciones de fermentación favorables hace cinco mil años, según los investigadores.

Wang y su equipo llegaron a estas conclusiones a partir de los restos amarillentos en las bocas de ollas, embudos y ánforas, que sugieren que estos se usaron para filtrar y almacenar cerveza. Además, los fogones encontrados muestran que probablemente estos sirvieron para dar calor y hacer el puré con los granos.

Advierten que Chile presenta disminución de polinizadores

FENÓMENO. Experta sugiere investigar científicamente la situación de las abejas en el país y propone la agroecología como una alternativa ante este problema.
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Mabel González

Los últimos datos disponibles muestran que la presencia y diversidad de los polinizadores silvestres han disminuido en varias regiones del mundo, poniendo en riesgo actividades tan importantes para el bienestar humano como la agricultura.

Fue precisamente este tema el que abordó ayer un grupo de científicos convocado por el Ministerio del Medio Ambiente a propósito el Día Internacional de la Biodiversidad Biológica. En la oportunidad, representantes del PNUD, la Odepa y la Universidad Austral analizaron el informe publicado en febrero por la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes) sobre esta materia.

Ese reporte indica que "la zoopolinización desempeña una función vital como servicio regulador de los ecosistemas en la naturaleza. A nivel mundial, casi el 90% de las fitoespecies florales silvestres dependen, al menos parcialmente, de la transferencia de polen por los animales".

La investigadora del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la U. Austral, Olga Barbosa, advirtió que si bien existe poca investigación sobre lo que ocurre en Chile, la disminución de los polinizadores es algo que está sucediendo.

"Algunas asociaciones de apicultores han expresado su preocupación por el colapso de las colmenas. Lo que pasa es que el Ipbes es una recopilación de información científica", explicó la académica.

Uno de los casos que destacó Barbosa es el del Bombus dahlbomii, el único abejorro nativo que posee Chile. "Es un polinizador y sabemos que su estado de conservación es paupérrimo. Eso está publicado y está en la Lista Roja de la Ipbes", dijo.

Entre los factores que han desencadenado la declinación de estas especies, el informe de la Ipbes menciona el cambio en el uso de la tierra, la gestión intensiva de la agricultura y del uso de los plaguicidas, la contaminación ambiental, las especies exóticas invasoras, los patógenos y el cambio climático.

Barbosa sostuvo que probablemente este problema se acentúa en las zonas que están más intervenidas -ya sea por la agricultura o el uso urbano-, y apuntó al empleo de insecticidas neonicotinoides y al cambio de uso de suelo, "es decir, donde no hay refugios, no hay néctar ni recursos de hábitat para los polinizadores".

La científica indicó que la despolinización tiene una incidencia directa en las especies cultivadas. "A nivel global, tres cuartas partes de los alimentos que consumimos como humanidad dependen de la polinización en algún grado, pero hay algunas especies que necesitan 100% ser polinizadas por un agente biótico, como por ejemplo un insecto", afirmó.

"Por ejemplo -agregó-, los almendros necesitan ser polinizados, si no, no hay almendras, al igual que el cacao. Pero hay otras especies, como el maíz, que son autopolinizados o usan polinización anemófila, que es a través del viento".

Como propuestas, Barbosa sugirió, en primer lugar, realizar un diagnóstico del estado de los polinizadores en el país con el fin de establecer cuáles son los potenciales causantes de esta disminución.

Además, dijo que si bien existe evidencia de que los neonicotinoides están implicados en este problema, "también hay que hacerse cargo de eso, porque todos consumimos alimentos, y esos alimentos son tratados de esa manera actualmente".

La agroecología podría ser una opción

La investigadora de la Universidad Austral Olga Barbosa cree que la llamada "agroecología" es un tipo de agricultura que podría ayudar a frenar la disminución de los animales polinizadores. Explicó que es un manejo agrícola órganico, es decir, donde no se usan ni pesticidas ni fertilizantes químicos y en el que se cultivan varias especies con el fin de tener un sistema diversificado.