"Creo que sería abrir una puerta o una ventana a un diálogo que se requiere"
El poeta Elicura Chihuailaf (1952) nació en la comunidad mapuche de Kechurewe, ubicada aproximadamente a 75 kilómetros de Temuco. Fue allí, escuchando el relato de su abuela Rosinda a orillas del fogón, que nació la pasión por la literatura, la que empezó a plasmar cuando estaba como interno en el Liceo de Hombres, ahora llamado Pablo Neruda, debido a la nostalgia que sentía.
Cuando estaba en la Universidad de Concepción estudiando obstetricia -carrera que nunca ejerció-, unos compañeros vieron sus poemas y les gustaron. Así surge su primer libro: "El invierno y su imagen", editado en 1977, al que le siguió "En el país de la memoria. Maputukulpakey" (1988).
Reconocimiento
Aunque fue en los 90 donde empezó a adquirir notoriedad con textos como "De sueños azules y contrasueños" (1995), ganador del Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en la categoría de poesía inédita; "A orillas de un sueño azul", "Recado confidencial a los chilenos" y "Canto libre / Lliz vlkantun", por nombrar algunos.
Su poesía ha sido considerada como una plataforma de resistencia cultural y de afirmación de la identidad mapuche -aspectos que están siempre en su discurso-, y ha sido incluida en numerosos textos escolares, además de haber sido traducida en varios idiomas.
Aspectos que la Universidad de la Frontera (UFRO) consideró para entregarle en 2014 el Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier, y por los que ahora se la juega para postularlo al Premio Nacional de Literatura, que este año galardona a un poeta, y para el cual también compiten Pedro Lastra, Juan Cameron y Floridor Pérez, por nombrar algunos.
-¿Qué te parece esta postulación?
-Yo creo que uno no es solo ni está solo. Yo hablo desde la visión de mundo que me tocó. Creo que entre tantos y tantas buenos poetas chilenos es positivo que, estando entre iguales, se reconozca también la posibilidad para una cultura que es profunda y muy sabia, que aboga por un derecho y por un progreso, un desarrollo con la naturaleza y no contra la naturaleza, que tenga la posibilidad de acceder a un lugar tan importante como es el Premio Nacional de Literatura.
-¿Qué significaría ganarlo?
-Yo entiendo que cuando se me postula -más allá de estar con mis escritos, según los estudiosos, a la altura de los demás postulantes-, es además por representar una cultura que sería muy bueno que a través de mí, en este caso, lograra ese premio. Creo que sería abrir una puerta o una ventana a una conversación, a un diálogo que se requiere, en el que ha avanzado muy poco porque no toma el principio fundamental de la igualdad, es decir, entre iguales.
-Esto porque en el caso de Chile, el mapuche es visto como el otro, casi el enemigo, desde una perspectiva antropológica.
-Exacto. Supuestamente el que defiende a la madre naturaleza, a la madre tierra nos hace adversarios del objetivo de unos pocos. Yo insisto que aquí hay dos chilenidades.
-¿Cuáles?
-Una profunda y huérfana si pensamos en la historia oficial que se enseña y de la cual surgieron adelantados y adelantadas como Mistral, Neruda, De Rokha, Violeta Parra, Víctor Jara, etc. Y una chilenidad superficial y enajenada sólo con padres de la Patria, no tiene madre, y esa chilenidad son unas pocas familias que son cada vez más acaudaladas y más feroces, y nos han separado. Nos han instalado una muralla para que no nos vean.
-¿Cómo es esa muralla?
-Está hecha con conceptos unívocos que dicen cómo enseñar, cómo comunicar, cuál es el concepto de salud, en el que sólo importa el cuerpo y el espíritu -que dicen nuestras y nuestros machis es el que enferma realmente al cuerpo- no es tomado en cuenta. Esto mismo, el concepto de desarrollo, se habla de la legalidad, pero se olvida la legitimidad, se oculta en un eufemismo la denominada Pacificación de la Araucanía, por ejemplo. Eso ocurrió en 1833 y su contraparte dramática, que yo la he llamado la Pacificación de los Chilenos, en 1973 que nos tocó a nosotros también como mapuches. Yo creo que es un tema que nos lleva finalmente a algo que tenemos que hacer juntos, derribando esa muralla vamos a revelar la presencia de una declaración que el Estado de Chile hizo para el Centenario y que yo cito en mi libro "Recado confidencial a los chilenos".
-¿Cuál es esa?
-Dice sucintamente, no son exactamente las palabras, pero que dice que Chile es un país de blancos, donde gracias a lo benigno del clima no fue necesario la importación de negros y donde la presencia de los indígenas al sur de Chile y en las más bajas capas del pueblo es visible sólo al ojo del experto. Yo encuentro que es una declaración terrible, porque nosotros estamos vinculados, tenemos vertientes que nos unen con la chilenidad profunda.
-¿Crees que es por estas mismas familias a las que te refieres hemos olvidado nuestro pasado indígena, y no queremos reconocer que de allí venimos?
-Exacto. Además en esto de una historia oficial única yo me pregunto y le pregunto a los jóvenes a los niños y la chilenidad en general ¿y dónde está la historia, por ejemplo, del movimiento agrario campesino? Ahí estamos juntos, excluidos, entonces tenemos muchas razones para dialogar con la chilenidad profunda, porque los otros son los que andan depredando los bosques, contaminando el agua, basta ver lo que ha pasado en Chiloé. Y eso es un punto, hay muchos lugares en que puede ocurrir algo similar.
-LOM reeditó "Recado confidencial a los chilenos". ¿Consideras que sigue vigente?
-Sí, por esto que yo comentaba, no ha cambiado. Al Estado, y por lo tanto transversalmente a todos los gobiernos, los tiene cooptados esa chilenidad minoritaria y que es la que ha impuesto esto que yo te señalaba. Eso está vigente, por lo tanto el "Recado confidencial" lamentablemente va a seguir vigente por mucho tiempo.
Reunión con escolares
El poeta llegó ayer hasta el Centro de Creación (Cecrea) de La Ligua para participar en el cierre de la "Semana de la Educación Artística", organizada por el Consejo Regional de la Cultura y las Artes, actividad que también se enmarca en el programa "Diálogos en movimiento", cuyo objetivo es fomentar el hábito lector en los adolescentes, a través del diálogo directo entre escritores nacionales y estudiantes.
La reunión se denominó "En el azul de la palabra poética" y contó con escolares del Liceo Pulmahue, la Escuela Valle Hermoso de La Ligua y la Escuela Carabinero Pedro Cariaga de Valparaíso.
-¿Qué te parece participar en este encuentro en La Ligua?
-Para mí es un privilegio que me inviten a un lugar que nunca había estado y que hay una memoria también de un poeta querido por nosotros que fue Jorge Teillier que estuvo en sus últimos tiempos.
-¿Y compartir con niños y jóvenes?
-Siempre es la razón de mi optimismo. Recién estaba diciendo que me he declarado hace mucho ya un escéptico optimista.
-¿En qué sentido?
-Escéptico porque pienso que la frecuente alusión discursiva de la diversidad está lejano a ser verdaderamente profunda, porque la chilenidad todavía está lejos de asumir su hermosa morenidad que toca en este lugar y de aceptar la diversidad, valorarla de verdad, pensar que la mapuchidad, amarillentud, blanquidad, la rubiedad y morenidad son tan importantes como cualquiera, no hay supremacía en eso. Y yo creo que a Chile le falta todavía, incluso creo que décadas, para que entre en esa realidad. Pero soy optimista porque me toca, precisamente, ir de norte a sur, ciudad y campo conversando con los niños y con los jóvenes que están llenos de sueños, llenos de ternura y que creo están mirando la realidad y sus sueños con ojos que apuntan precisamente a la aceptación real de que nosotros no nacemos escogiendo un lugar o un color, ni una visión de mundo, ni idioma, pero tenemos que aprender a conocer aquello que nos ha tocado. Y eso me llena de optimismo.
-¿Qué opinas sobre lo que hace el CNCA con la Semana de la Educación Artística?
-Cuando uno hace críticas al Estado, yo -por lo menos- no estoy haciendo una oposición total a ello, porque el Estado está formado también por ciudadanos y ciudadanas que tienen una disposición a la apertura y a través de ello a instalar una verdadera democracia, la que tiene que ver con que los ciudadanos y ciudadanas desde la más temprana edad sean capaces de comprender que el arte en general, la creatividad, el humanismo son fundamentales en un lugar que reclama el respeto para todos y todas. Yo creo que estas actividades tienden, y yo creo que van a lograr revertir lo que es una aberración que haya sucedido de que las humanidades hayan ido desapareciendo, hayan salido poco a poco del sistema educacional que así se ha hecho mucho más concreto, mucho más afín a un sistema que se aleja del ser humano, que se aleja de la mirada a la naturaleza del cual -como dice nuestra gente- somos uno más entre todos los seres vivos y aquellos aparentemente inanimados.
-Pasando a otro tema, ¿en qué estás en el ámbito literario?
-Salió a principios de este año, en enero, un libro que pensaba había salido en diciembre. Lo publicó la Universidad de La Frontera y se llama "La vida es una nube azul" y que son relatos de vida y cuya primera parte ya fue publicada. Y seguramente a finales de junio va a salir un libro de poemas breves que se llama "La tierra sueña en azul".
-¿Bajo qué editorial?
-Es un poemario que a raíz del premio nacional de poesía Jorge Teillier, la Universidad de la Frontera solicita a cada ganador que le entregue un libro de poesía inédito, y este es un libro que ya estaba atrasado en su publicación. No había cumplido con la tarea.
"(Los niños y jóvenes) están mirando la realidad y sus sueños con ojos que apuntan precisamente a la aceptación real de que nosotros no nacemos escogiendo"
"(Hay) una chilenidad superficial y enajenada (compuesta por) unas pocas familias que son cada vez más acaudaladas y más feroces, y nos han separado"