El intendente de la Quinta Región, Gabriel Aldoney, ha puesto sobre la mesa los riesgos que puede correr Valparaíso de no continuar adelante los proyectos en su borde costero, y en particular del propuesto y cuestionado Terminal Cerros de Valparaíso o Terminal 2. La máxima autoridad regional advirtió "que Valparaíso corre un tremendo riesgo de dejar de ser una ciudad puerto si el Terminal Dos no se construye y quienes postulan que no se haga tendrán que asumir las consecuencias de que Valparaíso pierda una de las características esenciales que ha tenido en su historia, porque fue primero puerto antes que ciudad y así es reconocida internacionalmente; y así lo reconoció la Unesco cuando decidió otorgarle a un área de la ciudad la categoría de Patrimonio de la Humanidad".
Tras su decidido respaldo a las obras del proyecto Puerto Barón y del T2, en el marco del Encuentro Empresarial organizado por la Cámara de Comercio de Valparaíso (CRCP), agregó que el Estudio de Impacto Patrimonial realizado por el experto colombiano Juan Luis Isaza, señala que si la voluntad del Estado chileno es construir el Terminal Dos, debe trabajarse en las compensaciones que ajusten el daño patrimonial.
La opinión pública porteña está dividida frente a este proyecto. De hecho, no existe consenso respecto de estas convicciones del intendente regional, pero en lo que sí es que se debería estar de acuerdo, es en que Valparaíso necesita con urgencia ampliar su puerto, para ofrecer ventajas comparativas o de competencia frente a otros terminales marítimos.
Considerando la evolución que ha tenido en los últimos años el comercio marítimo, hoy un mayor desarrollo del puerto es necesario, ya sea el mismo Terminal 2 o este proyecto modificado para mitigar los impactos patrimoniales que pueda provocar en la ciudad.
Entonces, qué va a pasar con esta iniciativa (se hace o no se hace; se modifica o no se modifica) y la respuesta del Estado debe ser pronta. Se echa de menos, quizás y considerando una administración centralista del Estado, una opinión clara y contundente del gobierno sobre este tema, por ejemplo: ¿Qué piensa el ministro de Transporte o el de Economía sobre el T2 y el informe del experto?
Ayer se vio a Andrés Gómez-Lobo anunciando planes para mitigar la rotura de una matriz en Providencia, la que afectó al Metro de Santiago y a miles de chilenos, pero no se le ha visto con la misma fuerza definiendo el futuro de un proyecto que, como dijo el intendente, afecta a toda una ciudad y, por qué no decirlo, a un sector importante de la economía del país.