El creciente aumento de los vehículos en circulación va asociado a diversos problemas: la seguridad, contaminación, calidad de las vías y estacionamientos. Este último aspecto ha sido llevado hasta el Congreso con el objeto de legislar sobre los cobros por estacionar en espacios privados como clínicas y centros comerciales.
En relación a los cobros en las calles el sistema formal -abunda y agobia el informal- ha sido abordado por las municipalidades como una fuente de ingresos entregando la explotación de los espacios públicos a empresas privadas. Por cierto, abundan las quejas y los cobros no siempre son económicos.
Pero en medio de este cuadro ha llegado desde el sur una muy buena idea que en estos días se está afinando en Limache: los beneficios del cobro de estacionamientos irían al Cuerpo de Bomberos.
Esta modalidad impresionó favorablemente al concejal limachino Juan Carlos Pacheco en una visita a la hermosa localidad sureña de Frutillar, donde la concesión correspondiente se encuentra en manos de los bomberos.
La gente paga con agrado, constató el concejal. Y lógico que así sea, pues los bomberos son una notable expresión de voluntariado y entrega, ejemplo nacional a internacional. Incluso actúan y tienen equipos especializados precisamente para asistir a emergencias en caso de accidentes de tránsito. Pero es la realidad, los bomberos, cada día más demandados en variadas catástrofe, se ven afectados por una crónica falta de recursos, pese a ciertos apoyos estatales. Así, recurren a rifas y hasta humillantes colectas camineras.
Por eso, asegurar un ingreso a través del pago por estacionar en espacios públicos es una muy buena idea. Una idea brillante, recurso escaso que es necesario explotar y alentar.
La idea está avanzando en Limache y se estima que los bomberos tendrían por este concepto un ingreso mensual de $2,5 millones, cantidad que se sumaría a una subvención municipal.
Esta iniciativa ejemplar, que ya se aplica con éxito en una pequeña comunidad, puede ser perfectamente replicada en comunas más grandes, ya sea en algunos sectores urbanos como en ciertas temporadas o lugares.
Como lo importante es que esta idea resulte exitosa más allá de lo conceptual, es necesario diseñar un "modelo de negocio", que contemple administración sin burocracia, costos, tributación y, por cierto, transparencia.
Estamos frente a una oportunidad de contribución ciudadana participativa en beneficio de una de las instituciones más prestigiadas del país. Hay que aprovecharla y quizás hasta legislar en busca de su perfeccionamiento.