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Quinta Región: Casi 100 años de ser un escenario ideal para el cine de ficción

CINE. Más de un centenar de cintas nacionales y foráneas han escogido nuestros parajes como locaciones.
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Flor Arbulú

La semana pasada, los porteños se sorprendieron al ver que la subida Cumming estaba ocupada por un equipo de rodaje. Se trataba de las grabaciones de "Salty", cinta dirigida por Simon West ("Los indestructibles 2") y protagonizada por Antonio Banderas. El sector, así como el condominio San Alfonso del Mar en Algarrobo, fue una de las locaciones dentro de la Quinta Región escogidas por la producción para rodar el filme.

Pero no es la primera vez que los parajes de la región son elegidos para un largometraje argumental, ya sean para rodar íntegramente una cinta, parte de ella o para que sirva de escenario para un lugar ficticio. Es así como más de cien producciones, sin contar los documentales, han mostrado los más diversos rincones de Valparaíso, Viña del Mar, Olmué y Quintero, por nombrar sólo algunos. Aquí le contamos un poco de esta historia.

El cine mudo

Si nos remontamos en el tiempo, el 2017 se cumplen 100 años del estreno de "Alma chilena", el primer largometraje de cine argumental hecho con el Puerto de fondo. Así por lo menos lo consigna la crónica aparecida en el número 657 del 22 de septiembre de 1917 de la revista "Zig-Zag", en la que Juan de Ulloa escribe: "(…) Además de las escenas criollas que, como ya hemos dicho, aparecen en la cinta con naturalidad y colorido, deben elogiarse otros aspectos de la película que indican un verdadero dominio de la técnica cinematográfica de parte de los directores. Entre ellos está el panorama nocturno de Valparaíso, tomado desde la bahía y las escenas del incendio a bordo de un vapor, de su voladura en el mar y del salvamento de los náufragos (…)".

De esta manera, "Alma chilena" se convirtió en la primera película filmada, editada e impresa en el puerto. Su estreno fue el 6 de septiembre de 1917 en los teatros Victoria y Colón, a los cuales "asistió tal cantidad de gente que hubo necesidad de parar la venta", relata una crónica aparecida al día siguiente en este Diario.

Por otra parte, uno de los más reconocidos intérpretes del cine mudo, Pedro Sienna, también escogió Valparaíso para rodar parte de la trama de su segunda película como director: "Los payasos se van" (1921). Según una crónica de "El Mercurio" de Santiago, aparecida el 17 de mayo de ese año, se asegura que "entre las atracciones, aparte del argumento con que cuenta la obra, está la vista panorámica de la bahía de Valparaíso, un récord cinematográfico".

Los años '20 serían prolíficos para la región como locación: entre 1923 y 1926 se ocuparon lugares de Valparaíso, Viña del Mar y Casablanca en 15 títulos, siendo el director Alberto Santana el que más aportó con un total de seis películas entre las se pueden mencionar "El odio nada engendra" (1923) y "Esclavitud" (1924).

Otro hito importante es la cinta "El lecho nupcial", dirigida por Alicia Armstrong de Vicuña quien perteneció a la camada de las primeras cineastas femeninas junto a Gabriela Bussenius ("Malditas sean las mujeres") y Rosario Rodríguez ("La envenenadora").

La llegada del sonido

Debido a la recesión económica de los años 30 hubo una drástica reducción de las películas "made in Chile". De allí que sólo en 1934 apareciera el primer filme sonoro: "Norte y Sur" de Jorge "Coke" Délano.

Cinco años después se estrenaría la primera cinta sonora grabada en la región, la cual además tiene la particularidad que fue filmada en Viña, Valparaíso, Concón, Villa Alemana, Peñablanca y Los Andes. Se trata de "El hechizo del trigal" de Eugenio de Liguoro, la cual ha sido rescatada y se puede ver en la página de la Cineteca Nacional. Ese mismo año, además, se estrenó "Hombres del sur" (Juan Pérez Berrocal), la cual contó con varias locaciones de Chile, entre ellas Valparaíso, Viña del Mar, Concón y Algarrobo.

En la década siguiente hubo cinco largometrajes de ficción que se realizaron, en parte o íntegramente, en alguna ciudad de la región. Cabe destacar "Encrucijada" de Patricio Kaulen estrenada oficialmente en 1947, y donde la crítica destacó la forma de mostrar Valparaíso.

Tres años más tarde, el actor Alejo Álvarez -quien protagonizara "El hechizo del trigal"-debutó como director con "La hechizada", una película que tiene la particularidad de haber sido rodada en Olmué. Pero si de anécdotas se trata, en 1952 se estrenó "El ídolo", la primera película policial chilena que fue rodada en Viña del Mar y que estuvo a cargo del director francés Pierre Chenal, quien durante la Segunda Guerra Mundial escapó de Europa por su origen judío.

Cuatro años más tarde debutó "Cabo de Hornos", una ambiciosa producción mexicana basada en los relatos de Francisco Coloane y dirigida por el nacional Tito Davison, pero que recibió malas críticas. Incluso, la parte donde aparece Valparaíso es catalogada como la más débil. Muy diferente es lo que ocurrió con "La caleta olvidada" (Bruno Gebel, 1958), la cual contó con locaciones en Horcón y Quintero, y tuvo la posibilidad de participar por la Palma de Oro en el Festival de Cannes de ese año.

El gran cambio

La década del '60 merece una mención especial, puesto que es cuando nace el Nuevo Cine Chileno, que tuvo su mayor esplendor cuando Aldo Francia organizó el Primer Encuentro Latinoamericano en 1967.

El evento, que daría origen al Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, permitió juntar a los diversos cineastas chilenos y a gran parte del medio latinoamericano. Las conclusiones sacadas del encuentro se resumen en tres puntos: desarrollar una cultura nacional anticolonialista; abordar los conflictos sociales para concientizar a las masas; y actuar con una perspectiva continental.

Uno de los exponentes de esta nueva corriente fue el mismo Francia, con dos películas que fueron filmadas en el Puerto: "Valparaíso mi amor" (1969) y "Ya no basta con rezar" (1972). La primera de ellas cuenta la historia de cuatro niños de escasos recursos que han quedado abandonados porque el padre cesante roba ganado para alimentarlos y la policía lo detiene. Desde su problemática situación social se encaminan a una marginalidad difícil de eludir.

La segunda retrata el proceso interno de un sacerdote católico que, enfrentado a las injusticias que observa y ante la indolencia de la jerarquía eclesiástica, decide emprender por su cuenta el cambio social. Ambas se pueden ver en la página de la Cineteca Nacional.

Pre y post golpe

La década de los '70, en tanto, comenzó con una superproducción producida por España, Italia, Chile y Perú: "La Araucana", la cual fue dirigida por el catalán Julio Coll. El rodaje -que incluyó escenas en Tabolango-, fue ampliamente reporteado creando grandes expectativas para el estreno, pero "los resultados no estuvieron a la altura de las intenciones", a decir de Julio López Navarro, según consigna Cinechile.cl.

Pero no sería el único director extranjero en la zona. En 1971 Costa Gravas eligió la región para recrear la República del Uruguay de 1970 y filmar "Estado de sitio".

Después del 11 de septiembre de 1973, la única cinta filmada en la región es una historia de amor. Se trata de la adaptación a la pantalla grade de "Gracia y el Forastero", novela de Guillermo Blanco, dirigida por Sergio Riesenberg que la grabó en Algarrobo.

Y mientras en Chile se dejaban sentir las primeras manifestaciones de descontento contra la dictadura, el director Jorge López Sotomayor ultimaba los detalles de "El último grumete", estrenada en 1983 y que fue filmada en Quintay, Cartagena y Valparaíso. Esta adaptación libre de la novela de Francisco Coloane cuenta con la particularidad de haber utilizado el buque escuela Esmeralda como locación.

Las otras tres películas que ocuparon los parajes regionales en aquellos años, hicieron eco del clima político y social de la época: "Sexto a 1965" (Claudio di Girólamo, 1985) que aborda el tema de los detenidos y que se puede ver online en la Cineteca Nacional; "Los hijos de la guerra fría" (Gonzalo Justiniano, 1986) que trata del descontento de la generación dentro de la convulsión que vivía el país; y "Consuelo" (Luis Vera, 1989), primera película que retrata el retorno de un exiliado.

Salto internacional

La década de los '90 destaca por dos producciones: "Rapa Nui" (1994) y "L'île au bout du monde" (1999). La primera fue dirigida por Kevin Reynolds y producida por Kevin Costner, entre otros; mientras que la segunda estuvo a cargo del francés Henri Herré. Lo particular de ambas es que ocuparon Isla de Pascua como locación principal.

Valparaíso también tendría un rol preponderante, esta vez, de la mano de dos realizadores chilenos. Valeria Sarmiento hizo que la historia de "Amelia Lopes O'Neill" (1990) se desarrollara completamente en el Puerto, al igual que Silvio Caiozzi con "La luna en el espejo" (1990), por la cual la actriz Gloria Münchmeyer ganó la Copa Volpi a mejor interpretación femenina del Festival de Venecia y que se puede ver online en la Cineteca.

La otra cinta que ocupó la región como escenario principal por aquella época fue "Bienvenida Casandra!" (1996) de Marco Enríquez-Ominami, grabada en Villa Alemana, pero que no tuvo grandes repercusiones.

La llegada del nuevo siglo trajo novedades en el ámbito cinematográfico, especialmente con la irrupción masiva de la era digitial que permitió que muchos más jóvenes pudiesen grabar sus obras.

Es así como desde el cambio de siglo hasta la fecha la región ha sido utilizada para 62 producciones. Cabe destacar que en los primeros 10 años fue Gonzalo Justiniano el que más la usó para "El Leyton" (Horcón, 2002), "B-Happy" (Valparaíso, 2004) y "Lokas" (Viña, 2008). En segundo lugar queda Rodrigo Sepúlveda, que utilizó el Puerto para sus producciones "Un ladrón y su mujer" (2001) y "Padre nuestro" (2006), que también fue rodada en Quintero.

La región también fue utilizada por cineastas que hoy disfrutan del reconocimiento internacional. Pablo Larraín -candidato al Oscar por "No" (2012), la cual incluye escenas grabadas en Zapallar-, utilizó Viña del Mar como escenario para su ópera prima "Fuga". Además, volvió a Valparaíso para grabar algunas escenas de "Neruda" que se estrena este 11 de agosto.

Por su parte, Sebastián Lelio ("Gloria") utilizó Tunquén de marco para su premiada película "La sagrada familia", estrenada en 2006. Al año siguiente, Sebastián Silva ("La nana") debutaría en la pantalla grande con "La vida me mata", grabada en Santo Domingo.

Fue también la década en que regresaron los directores internacionales: Robert Rodríguez filmó el sector de Reñaca en Viña del Mar, aunque era nombrado como otro lugar, para su película "Spy kids" (2001); el argentino Alberto Lecchi utilizó Valparaíso para todos los exteriores de "El juego de Arcibel" (2003) que transcurría en el país ficticio de la República de Miranda; y el 2004 se estrenó "Diarios de motocicleta" (del brasileño Walter Salles), que pasó por acá como parte del recorrido que hizo Ernesto Guevara y Alberto Granado por Sudamérica.

Entre las más nuevas se pueden mencionar "Stefan vs. Kramer" (Lalo Prieto, Stefan Kramer,Sebastián Freund, 2012), cuya historia en parte transcurre en la Quinta Vergara o "La pasión de Michelangelo" (Esteban Larraín, 2012) que fue grabada en Villa Alemana.

Películas que son solo una muestra de que la región lleva cerca de un siglo como escenario ideal para los largometrajes de ficción.