"Cuesta entender lo que está pasando, los hospitales debiesen optimizar el gasto"
Crítico del funcionamiento del mercado de adjudicación de medicamentos de alta complejidad en los principales hospitales de referencia del país, el presidente de la asociación de Productores Locales de Medicamentos (Prolmed), José Luis Cárdenas, afirma que estas contrataciones significan miles de millones de pesos de mayor precio para el Estado.
Hospitales de referencia en varias ciudades, entre ellos el Guillermo Grant Benavente, de Concepción, y el Gustavo Fricke, de Viña del Mar, aparecen denunciados, según consta en información del Tribunal de Contratación Pública.
Prolmed (que agrupa a laboratorios como Andrómaco, Bagó, Laboratorio Chile, Recalcine y Saval, todos con plantas de producción en Chile) denuncia que los medicamentos innovadores o de patente logran muchos más contratos que los genéricos o bioequivalentes sin "explicación lógica" y en circunstancias que el Estado promueve los genéricos en el mercado.
-¿Qué problemas ven con las compras de medicamentos en los hospitales de referencia?
-El problema se centra en aquellos medicamentos de alta complejidad, como los oncológicos o para transplantes, inmunosupresores u otros similares, donde vemos que hay barreras de entrada para la competencia de productos genéricos bioequivalentes. Se ha hecho un esfuerzo importantísimo por parte de la autoridad para empujar que haya productos bioequivalentes, que garantizan productos distintos al original con igual calidad, seguridad y eficacia. Y eso debiese llevar mayor competencia. Pero la realidad es que, en áreas como oncología o transplantes, hay barreras de entrada, especialmente en los hospitales.
-¿Cuáles son esas barreras?
-El tema se centra a nivel de los hospitales con cosas tan básicas como que existe un puntaje especial por el solo hecho de ser el producto original. A pesar de que pueda cumplir con todo, si soy genérico bioequivalente nunca voy a tener el puntaje del medicamento original. O que se exija experiencia previa en la institución. Si soy genérico, por definición voy a llegar después del innovador. Siempre va a tener las de ganar el producto original. Pero hay otro tipo de requerimientos que son mucho más sutiles, técnicos y difíciles de detectar que se transforman en verdaderas barreras de entrada. En varios casos, y lo hemos denunciado a la Contraloría, al Tribunal de Compras Públicas e incipientemente al Ministerio de Salud, vemos muchas licitaciones que van con nombre y apellido. Se llega a casos extremos en los que el genérico bioequivalente logra el mayor puntaje y la institución adjudica al producto innovador.
-¿Qué perjuicio causa esto?
- Hay un gasto fiscal innecesario que se produce a raíz de este tipo de barreras de entrada y que pretendemos que, en el contexto de la discusión en torno a la mayor competencia en el mercado público, se resuelva. Es muy importante que el Ministerio de Salud arbitre y decida si algo es razonable o no. Por ejemplo, en el caso de los inmunosupresores, que es un mercado de cerca de $ 5 mil millones, cerca del 85% de ese mercado sigue estando dominado por el producto innovador, a pesar de que hace varios años que existen genéricos bioequivalentes. En el caso del producto oncológico Imatinib, hay un gasto de alrededor de $ 3 mil millones anuales en ese solo producto y el 98% del mercado lo tiene el innovador. No se puede entender, el Estado empuja a que existan bioequivalentes, pero el propio Estado no los compra.
-¿Existe falta de transparencia o corrupción en las entidades ligadas a estas adjudicaciones?
-El caso se centra a nivel de hospitales de referencia. La decisión de diseño de las licitaciones está en esos hospitales. Alguien está haciendo mal la pega, está provocando que el genérico bioequivalente no logre ingresar y que esta competencia logre bajar los precios. Quien tiene más posibilidad de influir es un especialista respecto de qué se le va a pedir al medicamento específico. En algunos casos pueden ser requerimientos razonables, pero en otros completamente alejados de la evidencia científica. Y ahí es difícil que un tribunal pueda calificar, que la Fiscalía pueda entender o que la Contraloría pueda detectar. Por eso es tan importante que el Minsal se involucre en estas discusiones y que diga lo que se puede o no hacer, además de ver lo que genere un gasto innecesario. Como no hay obligación de intermediar estos productos por Cenabast, se produce que cada hospital puede tomar la decisión de qué requerimiento exigir a un determinado producto.
-¿Cuánto podría ahorrar el Estado, según su planteamiento?
-Estamos hablando de 30% o más del precio. Y eso es una cantidad gigantesca en el caso del gasto público. Si se logra incentivar que, una vez que existan los genéricos bioequivalentes, estos puedan competir en las licitaciones, el que va a ganar es el Estado con compras más eficientes. Eso genera más acceso a la población para estos medicamentos en áreas complejas y donde el genérico siempre ha tenido dificultad para competir.
-¿Por qué cree que los hospitales no velan por un gasto más eficiente y así bajar los costos?
-Cuesta entender lo que está pasando, los hospitales debiesen optimizar el gasto. Si tengo productos certificados y técnicamente intercambiables con el innovador, no tiene sentido seguir gastando bastante más dinero.
-¿Qué dice la contraparte gubernamental?
-Creo que en el Gobierno hay creciente interés de solucionar esto, pero pasa por tener una directriz clara hacia los servicios de salud y los hospitales. Y que esto baje.