Brechas salariales
Si bien nos queda claro que la equidad en ingresos justos e igualitarios entre hombres y mujeres aún es un tema de debate no sólo en Chile, sino que también en el extranjero, existe en la actualidad bastante evidencia científica que da cuenta de estas brechas.
Los resultados de la última encuesta suplementaria de ingresos del INE nos dan cuenta que Chile no sólo cobija una gran desigualdad social, sino también de género. En dicha encuesta las mayores brechas se concentran en el norte de nuestro país, alcanzando un 42% en la región de Antofagasta. Aquí, los ingresos mensuales medios de las mujeres son $437.263 y de los hombres $762.642. Por el contrario, las menores brechas salariales (20.6%) se registran en el extremo sur de Chile, la región de Magallanes y Antártica Chilena, y en cuyo caso las mujeres perciben un ingreso medio de $552.184 y los hombres de $695.129.
Ante estos resultados, no sólo podemos decir que la brecha salarial es injusta y en ocasiones injustificada, sino que también en torno al debate actual de los fondos de pensiones (AFP), el impacto que tiene dichas diferencias a largo plazo se traduce en una brecha aún mayor en la edad de jubilación.
No debemos quedar ajenos a este escenario, y si bien nos queda claro que la equidad en ingresos justos e igualitarios entre hombres y mujeres aún es un tema de debate no sólo en Chile, sino que también en el extranjero, existe en la actualidad bastante evidencia científica que da cuenta de estas brechas. Sin embargo, solucionar este problema no está exento de dificultades, debido a la multidimensionalidad de factores que influyen en este aspecto.
Uno de ellos se asocia a las motivaciones personales que tienen ambos sexos para elegir la carrera profesional a la que se dedicarán, donde nos encontramos, por ejemplo, que una serie de mandatos de género asociados a roles muchas veces estereotipados, están ligados a dicha decisión. Por tanto, no es de extrañar que ellas elijan carreras orientadas al cuidado, como enfermería, psicología o educación parvularia, mientras que ellos opten por carreras asociadas a la tecnología y las ciencias.
En este escenario, cobran relevancia las políticas de igualdad de los Estados, las cuales buscan incidir en la segregación educacional, laboral y valor asignado al trabajo, entre otros aspectos. Por tanto, esperamos que en el largo plazo podamos comprobar que dichas políticas tuvieron su impacto en la tan ansiada igualdad y equidad de género, y no estar una vez más lamentando otra desigualdad en nuestro país.
Paola Ilabaca *
* Académica del Centro de Investigación y Estudio en Familia, Trabajo y Ciudadanía (CIELO) de la Universidad Santo Tomás