Roberto Muñoz,
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es considerado la discapacidad con más alta tasa de crecimiento en la última década. A mediados de los '70, la prevalencia se estimaba en una de cada 5 mil personas y a mediados de los años '80 era de una de cada 2 mil 500, pero según un estudio realizado en Estados Unidos y publicado por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) en 2014, la prevalencia de estos trastornos ahora es de uno de cada 68 niños.
Se estima que en la Región Metropolitana existen aproximadamente unas 48 mil personas con TEA, de las cuales sólo el 10% tiene acceso a la intervención terapéutica que requiere esta condición, con psiquiatra-neurólogo, fonoaudiólogo, terapeuta ocupacional y educadora diferencial, mientras que el 90% restante no tiene ese acceso, principalmente por el alto costo que involucra.
El Trastorno del Espectro Autista es una condición neurológica y de desarrollo que se detecta en la infancia temprana y que acompaña a la persona durante toda su vida. Interfiere en la conducta, interacción con otros, comunicación, intereses y estilo de aprendizaje. Se llama "trastorno de espectro", porque cada persona con TEA es diferente a la otra y se expresa de forma variada.
Muchas veces las personas que poseen esta condición se enfrentan a entornos nuevos que pueden llegar a ser estresantes, provocando conductas desafiantes o de incomodidad, que pueden afectar su calidad de vida. Un control odontológico o ginecológico, una estación de bus, la sala de un hospital o una calle muy concurrida pueden resultar altamente conflictivos, llegando a provocar autolesión, agresiones a terceros, llanto o incomodidad, entre otras reacciones.
Justamente ahí fue donde quiso apuntar la empresa Lifeware en conjunto con las escuelas de Ingeniería Civil Informática y Fonoaudiología de la Universidad de Valparaíso al desarrollar Autsim, una plataforma tecnológica para la anticipación en personas dentro del espectro del autismo mediante un entorno de realidad virtual, cuyo prototipo contó con financiamiento Corfo en la línea Innovación Regional.
Desde el año 2009 ambas escuelas universitarias se encuentran trabajando en TEA desde sus respectivas disciplinas, a través de los proyectos desarrollados por los profesores Sandra Kreisel y Roberto Muñoz, lo cual fue el punto de encuentro con la firma Lifeware para direccionar el desarrollo del prototipo.
Potenciar la anticipación
Autsim es un simulador cuya primera etapa como prototipo está ambientada en una sala de espera de un hospital que permite anticipar realidades complejas en niños con TEA, en especial las conductas desafiantes que surgen cuando se enfrentan a situaciones de estrés, el cual fue desarrollado con el apoyo de expertos de las escuelas especializadas de comunicación Germina de Quilpué y Altavida de Viña del Mar.
René Noél, académico de la Escuela de Ingeniería Civil Informática UV que trabajó en la gestión de proyecto de Autsim, explica que "el prototipo permite que el terapeuta pueda enseñarles cómo evitar entrar en crisis en lugares que pueden ser altamente caóticos. La plataforma puede ser la puerta de entrada para desarrollar un producto de mayor alcance, que pueda entrar en las casas de las familias de personas con TEA y ayudarlos en su relación con los estímulos externos".
En tanto, Mario Ogalde, gerente general de Lifeware, indica que "a través de un estudio nos dimos cuenta que el TEA es una de las discapacidades con mayor crecimiento, asociada a un alto costo socioeconómico, el cual podría ser reducido notablemente con las herramientas adecuadas que ayudarán a la anticipación".
"Como es una discapacidad muy reciente y en crecimiento, no hay herramientas tecnológicas comerciales aplicadas para ayudar en este proceso. En conjunto con especialistas de la UV y de las escuelas de comunicación diseñamos esta plataforma que busca potenciar la anticipación en niños con TEA a través de la realidad virtual. Pretendemos generar un desarrollo completo con una solución más ambiciosa a comienzos del próximo año", asegura.
Vida real
Sandra Kreisel, académica de la Escuela de Fonoaudiología UV y participante del proyecto, explica que "quisimos aportar desde nuestra experiencia para potenciar algunas habilidades de personas con TEA, uniendo nuestro conocimiento sobre el autismo y la experticia de los ingenieros informáticos de Lifeware en cuanto a tecnología. La idea es anticipar estos cambios para que ellos se preparen para la vida real, es algo que también hacemos con terapias naturales, simulando situaciones cotidianas".
Roberto Muñoz, académico de Ingeniería Civil Informática UV que ha desarrollado diversos proyectos relacionados con los TEA, señala que el aporte en la iniciativa fue "definir un conjunto de funcionalidades prioritarias en conjunto con especialistas del área. Nuestro foco principal fue trabajar la anticipación y bajo esa línea se modeló una unidad de urgencias, debido a su alta complejidad. Para ello también tuvimos apoyo de profesionales del área de salud, para que la simulación generada en el mundo virtual se asemejara a lo real".
Sobre las posibilidades que tiene el prototipo de convertirse en una herramienta real para las personas que poseen esta condición, Muñoz es enfático en destacar que son "altísimas, en Estados Unidos realicé una presentación sobre el proyecto y tuvo muy buena acogida. No está en el mercado y permite a los profesionales de apoyo y familias potenciar un conjunto de habilidades en un entorno controlado altamente configurable".