Secciones

ENTREVISTA. carlos vergara constela, sociólogo y coautor del libro "Orgullo del Puerto":

"Wanderers es la cúspide del porteñismo, es la tragedia simbólica de Valparaíso"

E-mail Compartir

El sociólogo Carlos Vergara Constela nació en Valparaíso. "Soy de la Villa Berlín, placerino", puntualiza. Sin embargo, no es wanderino. Eso quizás le sirvió para mantener distancias al realizar la investigación que dio origen a su libro "Orgullo Porteño" (Editorial Victorino Lainez, 2016), donde explora los imaginarios urbanos de la ciudad a través de Santiago Wanderers.

Junto a Eric Valenzuela y Sebastián Ponce, con quienes comparte profesión y fundó el Centro de Estudios Sociales del Deporte, inició un camino que culminó este año con la publicación de un texto que, según sus propias palabras, "es sobre Valparaíso, pero estudiado a través de la cultura wanderina, porque es la predominante en los habitantes de la ciudad".

"Nosotros planteamos que la forma en que los habitantes de una ciudad significan el territorio y su experiencia de habitar es a través de un símbolo. Teníamos bibliografía para catalogar a Wanderers como un símbolo de Valparaíso y en base a eso empezamos a buscar la relación entre fútbol y territorio", explica Vergara.

Al avanzar con su investigación, los profesionales comenzaron a encontrarse con una serie de verdades asentadas respecto a la ciudad y al club que no tenían un correlato en la realidad. Ejemplos había muchos, según relata el sociólogo de la UV, como por ejemplo el hecho que Wanderers fuera un club sólo de chilenos y porteños, o que Valparaíso fuera un Puerto próspero para todos.

"Wanderers es un club muy victorioso y de alguna manera va compensando esa carencia que existe en la ciudad, es un compensador simbólico para las condiciones de Valparaíso", dice el autor de "Orgullo del Puerto".

- Cómo asumen estos mitos dentro de la narración.

- Vamos jugando con estos mitos, los reconocemos porque la cultura es como se vive a fin de cuentas. Yo también soy hincha de un club y tengo esos mitos fundantes que van condicionando la forma en que uno va abordando las cosas. Hay casos como los de Juan Olivares, Moisés Villarroel o Jorge Ormeño, que son ídolos wanderinos y son viñamarinos. Eso pasa por la forma en que están estructuradas las ciudades, porque Valparaíso llega hasta Limache, Quintero y Casablanca. Además Viña y Valparaíso desde los 80 tienen más similitudes que diferencias. Quizás en su zona plana no es así, pero en los cerros la dinámica es bastante similar, se sube, se baja, está esa percepción del esfuerzo. Quizás lo más llamativo fue cuando entrevistamos a gente en los cerros de Viña, que decían voy a ir a Viña, en Valparaíso no pasa eso, la gente dice que va a ir al plan, es una misma unidad. Si lo llevas al plano estadístico, Achupallas y cerro La Cañas, según cifras del año 2002, tienen índices de segregación muy parecidos, la parte alta del cerro Cordillera también, al igual que Forestal. La composición socio ocupacional de las personas también, mayoritariamente son trabajadores no calificados, obreros, funcionarios de servicios. Pero sí hay diferencias porque perteneces a comunidades imaginadas distintas, hay una memoria, una proyección y un deseo que las diferencia. Fíjate que en Everton nunca aparece la idea del sufrimiento, en Valparaíso en cambio, después de los 70 esa idea es predominante, y Wanderers narra esa dimensión de la identidad de Valparaíso, la dimensión trágica.

- De qué manera caracteriza al hincha caturro.

- Les gusta sufrir, son muy apasionados por su ciudad y por su club, no les interesa el resultado, sino que el equipo tenga una disposición en el campo que de alguna manera refleje lo que ellos viven en su día a día, que es ganarle a la verticalidad, a la adversidad. Ellos quieren ver eso más que ver a Wanderers campeón. Si hay algo que puede unir todas las diferencias políticas, sociales y culturales que hay en todo el espectro gigante de wanderinos, creo que puede ser eso, ganarle a la adversidad.

- Por qué al porteño le gusta vanagloriarse con que es leal a su equipo. En definitiva todos los seguidores de un club lo son, pese a que no son campeones.

- Es interesante, la gente de otros clubes, como por ejemplo La Serena, no lo hace. Ellos no ganan, nunca han sido campeones y el sufrimiento no es parte de su construcción cultural, pese a que la ciudad también tiene cerros como Valparaíso. Lo que pasa en Valparaíso es muy evocativo de cómo se ha construido la historia de la ciudad, porque la tragedia ha estado muy presente con los incendios. Nosotros revisamos una estadística de Conaf y descubrimos que Valparaíso es la ciudad que tiene más incendios por año en Chile.

- Cómo se explica esa idea de la gente respecto al sacrificio si antes de los 70 Wanderers era un club ganador.

- Cambia la relación respecto a la ciudad, la forma en que se va narrando el territorio. Podría haber continuado igual, pero hay dos hitos que lo frenaron, uno fue lo que pasó en dictadura primero con la muerte de la bohemia y luego en los 80 con el proceso de modernización del puerto, eso va acompañado con los malos resultados del equipo. Desde esa época cambia el perfil del wanderino, tenemos unos relatos de gente que nos dicen que sus papás y abuelos vieron a un equipo exitoso, mientras que ellos convivieron con un club que luchaba por no bajar a Tercera División, que jugaba con Malleco Unido. En ese minuto cambia el hincha wanderino, que creció queriendo ver al Wanderers campeón y eso lo consiguieron recién en el 2001.

- Pero la ciudad ha sido sacrificada y trágica desde siempre.

- Claro, por eso nos llamó la atención que desde los 70 en adelante pasara esto. De todos modos la idea del Valparaíso próspero, la idea de la Joya del Pacífico sigue siendo predominante, cruza a la cultura de la ciudad, pero hasta los 60 tuvo una presencia más material, porque el puerto daba para comer. Ivens dice en su documental que la ciudad es pobre, pero nadie se muere de hambre. Si te remontas a la historia de la ciudad, se pobla con un 20% de inmigantes y el resto es puro peonaje que viene de las salitreras o de los traslados campo-ciudad. Es gente que siempre le ha ganado a la vida, y nos preguntamos, qué tiene de diferente con alguien por ejemplo de Puente Alto, que también le está ganando a la vida, y ahí la condición vertical es fundamental.

- Y esa sería la característica principal del wanderino.

- Claro, ganarle a la verticalidad, ganarle a la adversidad, y siempre de pie. La diferencia con el santiaguino, según la gente que entrega sus testimonios, es que el porteño no le pide nada a nadie, se hace cargo de su realidad. Esta idea de ganarle a la adversidad en un territorio que no se podía poblar es muy importante en la experiencia de vida de los porteños, y el gran símbolo de eso es Wanderers. Wanderers a fin de cuentas es el detonante que les permite decir "sí, soy porteño".

- Podría afirmarse entonces que es la cúspide del porteñismo.

- Exactamente, Santiago Wanderers es la cúspide del porteñismo. Nosotros decimos que es la tragedia simbólica de Valparaíso.

- Eso se refleja mucho en el estadio, porque la gente no va a ver ganar al equipo, sino a verlo jugar.

- Claro, nunca vas para verlo ganar. No tenemos siquiera un registro en entrevistas ni tampoco en la revisión documental, donde se diga que va al estadio a ver ganar a Wanderers. Nadie. Pueden decirte que ojalá gane el equipo, pero van más bien a cumplir un mandato porteño de estar ahí. También hay gente que no sabe cómo le fue al equipo ni el nombre de los jugadores, pero te dice "yo soy súper wanderino". Viven su condición sin haber ido a Playa Ancha, y se identifican mucho porque les hace sentir parte de la ciudad.

- Muchas mujeres nunca en su vida fueron al estadio y se saben de memoria el himno del club.

- Es cierto, por ejemplo la señora Rosa Bulnes, de la fuente de soda Lourdes que está en Colón con Francia, nos contó que ha ido dos veces al estadio en su vida, pero se siente muy wanderina, conocía muy bien la historia, se emocionaba mucho cuando hablaba del club, porque eso la hacía sentir porteña.

"Yo no sé si Nicolás Ibáñez se sentirá wanderino, y uno tampoco le puede quitar esa condición por su posición política o por ser uno de los hombres más millonarios del mundo""

"Muchas veces nos dijeron que si no éramos de Wanderers no éramos porteños, la identidad porteña estaba remitida en muchos casos a ser wanderino"