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Varas hace llamado a trabajar unidos por seguridad

REÑACA. Mejorar luminarias y poner parquímetros están entre los avances.
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Un emplazamiento a trabajar coordinadamente entre diversos actores de Reñaca hizo el concejal Jaime Varas, tras el ataque que sufrió el dueño de Sushi Home y Burger Home en la intersección de las calles Central y Las Brisas, mientras intentaba detener una pelea entre cuidadores de autos.

"Lo importante es hacer un llamado para coordinar entre todas las autoridad de la comuna, policiales, locatarios y vecinos una buena política de medidas para así darle una mayor seguridad a este importante sector de Viña del Mar porque Reñaca dejó de ser un balneario", sostuvo el edil que integra Consejo Comunal de Seguridad de Viña del Mar.

Varas comentó que "desde hace algún tiempo que me he reunido con locatarios y vecinos para poder dotar de mayor seguridad la avenida Central y las calles aledañas, en una fórmula similar a la que generamos en el Boulevard San Martín". Ello, porque lo ocurrido la noche del miércoles, lamentablemente, no es nada nuevo: "Es una problemática ya denunciada y que afecta una a una zona de la comuna que es un atractivo turístico y gastronómico", aseguró.

Medidas pendientes

Y el trabajo ya se está haciendo, pues "se presentó un proyecto al Consejo Comunal de Seguridad Pública para cambiar el alumbrado público, mejorando así la luminosidad de avenida Central, hecho que se concretará en los próximos meses". Éste es un proyecto por $56.019.869 para potenciar la luminosidad que beneficiarán a los vecinos de las calles Central, Angamos, Carlos Condell, José Manuel Balmaceda, Ignacio Carrera Pinto, Las Olas, Las Gaviotas, Las Brisas, Segunda y Borgoño. Esta iniciativa está en proceso de revisión técnica en la Subsecretaría de Prevención del Delito, según detalló la alcaldesa Virginia Reginato.

A su vez, "estamos trabajando en la instalación de parquímetros durante todos el año en el sector céntrico de Reñaca Bajo y estamos en pleno avance de las bases de licitación con miras a su pronta implementación en el sector la Isla", puntualizó la jefa comunal.

Si bien ambos son pasos positivo, el concejal considera que tiene "que ir en forma paralela a trabajar en junto a los locatarios en un sistema de estacionamientos que entregue seguridad a todos". Esto porque "es un problema que se ejerza una actividad ilegal como la de cuidador de auto porque pese a que existen personas que buscan transformar dicha actividad en su fuente laboral, muchas veces están asociados a tráfico y drogas y la delincuencia. Prueba de ello es lo que se vivió el pasado miércoles y una serie de otros hechos similares", concluyó Varas.

Red de apoyo

La alcaldesa acotó que, si bien están trabajando en el tema, "le reiteramos a los organismos a cargo de la seguridad pública, esto es, a Carabineros y Policía de Investigaciones, nuestra preocupación al respecto". En este sentido, y junto con las medidas ya anunciadas, el municipio destacó que cuenta con una red de servicios a disposición de vecinos, comerciantes y la comunidad en general, frente a la ocurrencia de un delito y para prevenirlos.

Para ello se han desarrollado en diferentes sectores de la comuna la Expo Seguridad. "Esta muestra itinerante fue pensada para fomentar la unión entre vecinos y con las autoridades relacionadas con la seguridad, donde como municipio podemos aportar desde la prevención, en coordinación con Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones y entidades a cargo de la seguridad pública. Es un esfuerzo mancomunado para aumentar la sensación de seguridad y apoyo a las familias viñamarinas", manifestó la alcaldesa Virginia Reginato.

¿El "fenómeno" Guillier?

No cabe duda que la figura de Alejandro Guillier ha venido a refrescar el escenario político nacional, con miras a las presidenciales de 2017. Sin embargo, falta camino por recorrer todavía. El Chile que desmenuzará las candidaturas no es el mismo de hace 12 años. Es un país más crítico, que dejó el conformismo post dictadura en el cajón del velador.
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La arremetida del senador Alejandro Guillier en la precampaña presidencial y su primer "lanzamiento de la bala" en contra del ex Presidente Ricardo Lagos (a quien comparó irónicamente con una especie de Bernardo O'Higgins disponible para "salvar la patria"), remeció la esfera política esta semana: hasta ahora, él había dejado entrever que era "laguista". Por lo mismo, sus palabras causaron escozor en los sectores de la Nueva Mayoría que respaldan al ex Jefe de Estado.

El parlamentario ya había aparecido como el personaje mejor evaluado en la encuesta CEP de julio/agosto 2016, con un 44% de las menciones positivas. Probablemente este respaldo (que en la situación que vive hoy la clase política, es casi equivalente a un Premio Oscar) lo envalentonó y lo hizo hablar demás. Tanto, que dos días después, intentó arreglar sus dichos. "Estaba hablando de mí mismo", alegó, dando a entender que lo habían tergiversado.

Primer aprendizaje (aunque él, como periodista, lo debe saber): en política, lo que vale es la primera aparición. Las explicaciones no las lee nadie.

Aún así, la figura de Guillier está tomando fuerza entre quienes rechazan el establishment de la política tradicional y buscan una figura de carne y hueso, que los represente. Y que no sea Marco Enríquez-Ominami, que dejó hace rato de representar "el cambio". Obviamente, los más entusiasmados son los dirigentes del Partido Radical, que ven en el parlamentario -a quien respaldaron en su candidatura senatorial- la posibilidad enrostrarle -por fin- a la Nueva Mayoría tanto ninguneo político-electoral (lo que no logró hacer en su momento José Antonio Gómez).

Hay quienes incluso ya dejaron de moderar sus expectativas y piensan que podría tratarse de un "fenómeno Guillier", similar a lo que fue la candidatura de Michelle Bachelet en 2005 (que en su momento pasó por encima de concertacionistas de tan grueso calibre como Soledad Alvear y José Miguel Insulza).

Pero Guillier no es Bachelet. Ni la de ahora ni la de 2005. Para poner las cosas en contexto, el ejercicio de mirar la encuesta CEP de mediados de 2004 (justo un año y medio antes de la presidencial) y compararla con la que conocimos en agosto de 2016, da algunas luces.

¿Principales problemas para la ciudadanía? En ese entonces, eran el empleo (recién habíamos salido de la recesión post Crisis Asiática), la delincuencia y la salud. ¿Y ahora? Casi lo mismo. Salvo que los encuestados están más preocupados hoy de la corrupción que del empleo.

La situación política era totalmente distinta. En ese momento, el presidente en ejercicio, Ricardo Lagos, gozaba de un 57% de aprobación (aun cuando ya llevaba cuatro años de gobierno), difícilmente comparable con el 15% que logró Bachelet en la última medición.

Un tercio de los encuestados simpatizaba con la Concertación, 21% con la entonces Alianza y otro tercio decía no sentirse representado con ningún sector político. Hoy, un magro 8% se dice cercano a la centroderecha y derecha, lo mismo con la centroizquierda y casi un 60% prefiere mantenerse al margen del tema político.

A un año y medio de las elecciones de 2005, Bachelet se empinaba en el 23% de las preferencias ante la pregunta "¿quién le gustaría que fuera el próximo presidente?". Hoy un 14% se la juega por Sebastián Piñera y apenas un 1% por Guillier. ¿Quién gana? El "no sabe/no contesta", que alcanza a un 62% de las preferencias.

En 2004, Bachelet era el personaje mejor evaluado en política, con un abrumador 78%. Hoy ese puesto lo ocupa el senador por Antofagasta, pero con 30 puntos menos. Y ningún personaje político destaca sobre el 50%.

No cabe duda que la figura de Alejandro Guillier ha venido a refrescar el escenario político nacional, con miras a las presidenciales de 2017. Sin embargo, falta camino por recorrer todavía. El Chile que desmenuzará las candidaturas no es el mismo de hace 12 años. Es un país más crítico, que dejó el conformismo postdictadura en el cajón del velador y que exige derechos que considera justos. Es un ciudadano que no está dispuesto a levantarse a votar si no cree que de verdad quien salga electo mejorará lo que hoy no funciona, sea esto la delincuencia, la salud o la educación. Que no cree en la política y, por lo tanto, desconfía seriamente de todos quienes están en el establishment.

Ahí es donde Guillier tiene que poner el acento. No en entrar al manoseado juego de la pelea chica y el enlodamiento de los demás. Cuando entienda que no necesita ese tipo de estrategias, quizás ahí sí se convierta en un "fenómeno".