Paolo Navia S.
Transcurría el año 2013, y las mismas externalidades negativas que el carnaval de los Mil Tambores generó este año en Valparaíso ya eran materia de preocupación para las autoridades locales de esa época.
Toneladas de basura esparcidas por la ciudad, destrozos y saqueos en el plan, y las calles Cumming y Ecuador convertidas en un verdadero basural, fueron finalmente las gotas que rebasaron la paciencia del gobernador porteño de esa época, José Pedro Núñez (RN), quien basándose en la experiencia de años anteriores, negó tajantemente la autorización para llevar a cabo la actividad cultural, situación que fue criticada y cuestionada por la organización, la que finalmente realizó el evento, pero bajo la lupa de estrictas medidas de seguridad y prevención, las cuales en definitiva ayudaron a reducir considerablemente los efectos negativos que ese año dejó el paso del carnaval por la Ciudad Puerto.
Regulación que no fue replicada en las siguientes versiones del carnaval Mil Tambores, y que según Núñez, "han permitido que se provoquen acciones sumamente negativas en Valparaíso, pues no es posible que ni siquiera se pueda restringir el consumo de alcohol en la vía pública, porque si bien Carabineros tiene todo un operativo de seguridad para aplicar, la gobernación debe respaldarlos, pues por ejemplo, hay que controlar en los peajes a la gente que viene desde Santiago en buses con alcohol. Entonces, existen fórmulas, pero se necesita una gobernación más activa y que respalde el actuar de Carabineros".
- ¿Qué lo motivó a tomar una decisión tan drástica como la cancelación o regulación del carnaval Mil Tambores?
- Este evento denominado los Mil Tambores tiene un largo historial de provocar daños para la ciudad en términos de basura, violencia, vandalismo y saqueo, entonces en ese escenario, yo cuando era gobernador de Valparaíso en el año 2013 tome una decisión dura, pero que el tiempo al final me dio la razón, y se relacionó con prohibir la ejecución de este evento. Sin embargo, la organización apeló a la Corte de Apelaciones, la cual en una decisión salomónica permitió realizar el evento, pero de los tres días solicitados sólo se concedió uno, y con un punto de encuentro fijo que fue la avenida Altamirano, y basta revisar la prensa para ver la diferencia notable que hubo con las anteriores versiones del evento y con las que se realizaron el año pasado y este año, en que se ven toneladas de basura y destrozos en la calles, algo que en el 2013 no sucedió.
- ¿Se debió seguir replicando esta iniciativa restrictiva para evitar las externalidades negativas que genera el carnaval en la ciudad de Valparaíso?
- Por supuesto que sí, pues yo creo que el rol de la gobernación es ejercer y aplicar la autoridad, y eso faltó este año. Este evento de los Mil Tambores, al igual que otros de carácter deportivo y de movilizaciones sociales, han demostrado sobrepasar a la autoridad y eso es un mal precedente, y no contribuye al orden y a la paz que debe tener cada ciudad. Y en ese sentido, los Mil Tambores de este año deben ser un llamado de atención a la actual autoridad, para que se preocupe y ponga mano firme.
- ¿Es la gobernación la autoridad gubernamental encargada de regular o prohibir la realización del carnaval Mil Tambores?
- Claro que sí, la autoridad responsable de permitir los actos en los espacios públicos es la gobernación, y así lo hicimos nosotros con mucha decisión y fuerza en el 2013, y si bien siempre está la posibilidad de que quienes se sientan afectados puedan recurrir a los tribunales de justicia, eso se da en una segunda instancia, porque la primera potestad de no permitir estos actos la tiene la gobernación, quienes deben hacerse respetar, porque cuando dicen que no van a permitir la pernoctación en espacios públicos y que van a ser firmes en eso, y al día siguiente se ve que no se cumplió y que la gente pasó la noche en la vía pública, significa que se ve sobrepasada la autoridad, con todo lo que implica eso a fomentar una cultura de desobediencia. Así que cuando la gobernación toma una decisión, aunque sea dura o ingrata, yo considero que debe tener una convicción firme para mantenerla, pues si se establece un criterio, se debe ejercer la autoridad para que se respete.
- ¿Se perdió el carácter cultural de la celebración?
- A mi juicio su carácter cultural es bien discutible, y habría que preguntarle al municipio porteño si efectivamente la realización año a año de este evento le ha traído beneficios en términos económicos, turísticos, o si realmente el carnaval moviliza la actividad económica de Valparaíso, y según mi experiencia, yo creo que no.
- ¿Se debe seguir financiando?
- Es que nunca se ha podido clarificar transparentemente si este evento tiene fines de lucro o no, porque a través de su página web cobra a las agrupaciones que participan en el carnaval, existe un cobro de carácter privado, y si además de eso hay un aporte por parte del Estado, se deben transparentar sus cuentas, pues yo creo que como funciona hoy este espectáculo, por ningún motivo debe recibir aporte estatal.
"(Mil Tambores) debe transparentar sus cuentas, pues yo creo que como funciona hoy este espectáculo, por ningún motivo debe recibir aporte estatal""