Secciones

¿Con derecho a voto?

A estas alturas, las irregularidades, los errores, la incredulidad y la desidia hacen pensar que ni Don Francisco y su "levántate papito" serán capaces de motivar al esquivo votante nacional.
E-mail Compartir

El 21 de diciembre de 2011, el entonces Presidente de la República, Sebastián Piñera, dio un elocuente discurso durante la promulgación de la entonces flamante Ley 20.568, que establecía la inscripción automática de todos quienes tuvieran 18 años o más, en los registros electorales, y la voluntariedad del voto en las elecciones. En esa ocasión, el Mandatario dijo que "eso significa que casi 5 millones de chilenas y chilenos que no participaban de nuestra democracia, van a ser ciudadanos con derecho a voto, que van a poder votar. Y esta reforma, sin duda significa rejuvenecer, revitalizar, darle una nueva fuerza, una nueva vida a nuestra democracia".

Poco de eso sucedió. Ciertamente, se amplió de manera sustantiva la cantidad de personas que estaban habilitadas para votar. Al menos en el papel. Pero en realidad la razón por la que los jóvenes no se inscribían en los registros electorales no tenía que ver con un problema de forma -cual pudiera ser la dificultad en el proceso de inscripción- si no con un tema de fondo: la poca motivación con un sistema que no les motiva ni consideran transparente. Y eso no cambió.

Además, el aprovechamiento del descontento ciudadano por parte de candidaturas muy cercanas al populismo -que prometían (y todavía lo hacen) barrer con las prácticas irregulares, pero que finalmente terminaban inmersas en la misma situación- no hizo más que agudizar la crisis y alejar mucho más al votante. No solo a quienes recién "ganaban" este derecho, sino también a muchos que ya eran parte del sistema, pero que decidieron -desde el momento en que la ley lo permitía- no votar.

Lo cierto es que hoy, a sólo una semana de las municipales, el votante promedio no quiere ejercer su derecho. No quiere sufragar. Ya en la encuesta CEP de julio se adelantaba que más del 40% de los encuestados advertía que no iría a las urnas y es probable que esa cifra sea muchísimo mayor.

Porque hay al menos dos elementos que no colaboran en la motivación a un votante desganado e incrédulo. Primero, la escasa -e intrascendente- información con la que cuentan los electores, cuando solo faltan siete días para que se enfrenten a la papeleta. La mayor parte de los candidatos optó por campañas nimias, con muy poco contenido. Los debates, al menos en la V Región, sirvieron en alguna medida para darle algo de fondo a esta campaña de corte absolutamente marketero, pero la ausencia de algunos candidatos o la inexistencia de estas instancias en algunas comunas, hicieron que sólo se tratara de hitos aislados y en los que las noticias no fueron, ni por mucho, las propuestas.

Y ni hablar de los concejales. Porque lo que sí abunda en las calles son los carteles, palomas y campañas vivientes (léase "voluntarios" convertidos en sándwich con la propaganda a cuestas), con fotos, letras y números, además de frases para el bronce, como "es experiencia...". Pero cero contenido. Pan y circo para intentar motivar a la ciudadanía.

En esto falló el 100% de los candidatos: al electorado había que entusiasmarlo, seducirlo, convencerlo. Y no ha sido así.

Un segundo elemento es el "error" del Registro Civil/Servicio Electoral. Porque mientras se buscan culpables y la pelota rebota entre ambas entidades sin que nadie asuma la responsabilidad, lo cierto es que hay unas 500 mil personas a nivel nacional y al menos 50 mil en la región, que descubrieron a última hora que les habían cambiado su domicilio electoral y que deben votar en otra comuna. ¿Se levantarán este domingo 23 para cruzar la región en pos de su "deber" constitucional? Difícil.

A eso hay que sumarle la existencia de fallecidos e incluso detenidos desaparecidos en el padrón. En la era de la computación, ¿qué tan difícil es que la información sea compartida por los distintos organismos y que cualquier cambio relevante -como morirse, por ejemplo- sea inmediatamente informado a todas las instancias pertinentes? Si consideramos que hasta las tiendas comerciales manejan nuestra información, ¿es tan difícil pensar en un sistema público en red?

Con todo lo anterior y a sólo unos días de la elección, no queda claro que los chilenos valoren el derecho a voto. Más bien aparece como una decisión poco relevante y sin importancia, porque el ciudadano promedio considera que su vida no cambia ni un ápice si participa o no. A estas alturas, las irregularidades, los errores, la incredulidad y la desidia hacen pensar que ni Don Francisco y su "levántate papito" serán capaces de motivar al esquivo votante nacional.

*Periodista, cientista política y Directora de la Escuela de Periodismo UAI