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Nuevos Intendentes ¿ahora?

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De todas las brechas institucionales que presenta Chile para alcanzar el desarrollo, la descentralización es una de las más profundas, postergadas y urgentes. Los problemas del centralismo son múltiples y conocidos, contándose entre ellos la falta de agilidad en la gestión del Estado, la debilitación de la democracia, la pérdida de capital humano y de oportunidades o la profundización de la desigualdad territorial.

En materia urbana, los problemas del centralismo se conjugan con otros fenómenos institucionales como lo son la sectorialización del aparato público, el excesivo sesgo subsidiario y un sistema de inversión pública lento y limitado. Ello produce una estructura administrativa con poco margen de decisión, que profundiza los problemas de gobernabilidad, demora las decisiones de proyectos relevantes que se postergan una y otra vez.

Por ello la comisión para la descentralización creada por la Presidenta Bachelet, generó tantas expectativas en las regiones y su primera acción concreta, que es la la elección directa de Intendentes o Gobernadores, se ha visto nutrida de una apasionada discusión. Por un lado, están quienes argumentan que no sirve elegir Gobernadores si no hay modificaciones legales que aseguren la transferencia real de poder político y financiero. Por otro lado, existen quienes defienden la propuesta, plantean que hay que partir de una vez por todas, no importando si hay imperfecciones.

Quizás vale la pena revisar brevemente las políticas ejecutadas hasta ahora. La Regionalización que reemplazó a las provincias fue herencia de las reformas administrativas de la dictadura, donde se buscó destrabar la gestión y reducir la incidencia de la capital. Sin embargo, el hiperpresidencialismo que se consolida en dicho periodo genera una distribución aún más vertical del poder, limitando la trasferencia real de las decisiones, pese a acciones simbólicas como el traslado del congreso a Valparaíso

Luego las transformaciones económicas propias del proceso de globalización, profundizan la importancia de la concentración demográfica, lo que vuelve a beneficiar a Santiago. Y tal como previó Newton, esa mayor "masa" atrae más masa, que en este caso es capital económico y humano, debilitando a las regiones y ciudades de provincia

En la última década, se crearon nuevas regiones en Arica y Valdivia, pero los resultados fueron discretos más allá de aumentar el número de instituciones, funcionarios públicos y de "caciques" que enarbolando banderas sobre la importancia de "lo local", han capturado poder sin que ello se traduzca en reformas que refuercen las economías regionales, reduzcan la pobreza o permitan retener capital humano.

Y así volvemos al proyecto de elección de Intendentes. ¿Cómo evitar que sea otro intento frustado? El primer requisito fue enunciado en una editorial de este diario. ¿Qué sentido tiene elegir Gobernadores, si carecen de un proyecto claro de región o de voluntad política para terminar con los hechos de corrupción que han golpeado una y otra vez Valparaíso? ¿Quiénes son esos líderes y que están pensando? Ésta es la primera reflexión que debiéramos tener.

Lo segundo se refiere a las competencias de los nuevos Gobernadores. Un aspecto clave es reducir la enervante atomización de los recursos que ocurre hoy para dejar conformes a los Consejeros Regionales y sus electores. Si el gobierno central traspasa más recursos de los ministerios, lo mínimo es tener un Plan de Inversión Regional que los agrupe entorno a proyectos estratégicos que salgan del bacheo o la multicancha. Proyectos que cambien tendencias como hemos dicho tantas veces en Metropolítica.

En tercer lugar hay que avanzar hacia un sistema la tributación territorial que permita que las empresas dejen parte de sus recursos en la región o que paguen por las externalidades ambientales de sus procesos productivos como en Quintero y Puchuncaví. Por último se debe generar mecanismos de control que asegure que el nuevo intendente hará una gestión eficiente y evite que se produzcan dinastías políticas a cuenta del erario público. Para ello sería útil que el plan de inversión regional sea presentado al inicio del período, y fiscalizado por la ciudadanía cuando este termine.

Sin todas estas condiciones, parece poco atractiva la idea del Intendente o Gobernador Electo e incluso podría ser contraproducente, lo que obliga a avanzar en todos los frentes en paralelo y con prontitud.

*Integrantes de Corporación Metropolítica