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Conaf instala 12 cámaras-trampa para monitorear especies

LA CAMPANA. Dispositivos permitirán controlar fauna las 24 horas.
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Guardaparques de la Corporación Nacional Forestal, Conaf, instalaron este mes 12 cámaras-trampa en fondos de quebrada y cordones montañosos del Parque Nacional La Campana. Esto, con el propósito de monitorear las 24 horas el comportamiento de las especies de fauna que alberga este entorno natural, particularmente el de aquellas que habitan en zonas muy altas o que se desenvuelven preferentemente de noche.

Al respecto, el director regional de Conaf Valparaíso, Héctor Correa, explicó que "luego de un arduo despliegue en terreno, personal de nuestra institución dispuso cuatro cámaras-trampa en cada uno de los tres sectores que componen esta área silvestre protegida, es decir Granizo y Cajón Grande, en la comuna de Olmué; y Palmas de Ocoa, en Hijuelas".

Añadió que "con esta moderna tecnología pretendemos incrementar la vigilancia de los objetos de conservación que posee esta unidad, conocer más en relación con la conducta de la avifauna y detectar posibles amenazas para el ecosistema y los visitantes".

En la misma línea, Correa adelantó que la próxima semana serán instaladas 14 cámaras-trampa más en esta zona núcleo de la Reserva de la Biósfera La Campana Peñuelas, precisando que "a fines de noviembre tendremos los primeros resultados".

Por su parte, el administrador del parque nacional, Christian Díaz, manifestó que un total de 26 dispositivos llegaron hace aproximadamente un mes a la región, pero previamente hubo una capacitación para el personal guardaparque respecto a cómo utilizarlos y dónde ubicarlos estratégicamente, para captar imágenes adecuadas y evitar eventuales robos.

Asimismo, expuso que durante períodos acotados de tiempo, profesionales externos e investigadores implementaron con éxito esta tecnología en el entorno natural, logrando advertir, por ejemplo, "gatos Colo- Colo y Huiña en lugares que habitualmente no son visibles para el ser humano".

Finalmente, Díaz aseveró que con estas cámaras-trampa los funcionarios de Conaf podrán monitorear de manera permanente los objetos de conservación del parque nacional, "llámese palmas chilenas, fauna y microfauna, a distintas altitudes", desde los 400 hasta los 2.222 metros sobre el nivel del mar.

Cabe consignar que con los aparatos de marca Bushnell, modelo Aggressor, también se proyecta resguardar a la flora de peligros atribuibles a la irrupción de especies exóticas invasoras como ganado y animales domésticos.

Los 22 niños del coro Alimapu que representarán a la región

CONCURSO. La agrupación infantil, que dirige Abigail Villalobos, participará en el concurso "Crecer Cantando" que se realizará en el Teatro Municipal de Santiago.
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León Gieco, Patricio Manns y Horacio Salinas (de Inti Illimani), temas en mapudungún y quechua, y composiciones para coros infantiles de Arturo Urtubia, forman parte del repertorio esencialmente latinoamericano que interpreta el coro del Colegio Alimapu de Valparaíso, el único de la región, a nivel de educación básica, que quedó seleccionado para la etapa final del concurso "Crecer Cantando", que se desarrollará en el Teatro Municipal de Santiago el 8 y 11 de noviembre, y que convocó a nivel nacional, en todas su etapas previas, a un total de 280 agrupaciones corales del país.

Su directora, la profesora de música de la PUCV, Abigail Villalobos,- quien también codirige el coro del Liceo Eduardo de la Barra, que está a cargo de la emblemática Ana María Pietrantoni- reconoce su predilección por trabajar "las voces blancas de los niños", y aprovechar su especial registro. "Los niños de manera natural tienen, entre los 5 y los 11 años, un registro agudo, y si se trabajan técnicas de respiración y se les enseña a ocupar su cuerpo y su voz, se logra un efecto muy potente", explica.

La línea temática y musical del coro, integrado por 22 niños de entre 7 y 12 años, se enmarca en el proyecto del colegio, que tiene un modelo educativo constructivista y donde se valora la tradición de los pueblos originarios. "Por eso les inculco los ritmos, los textos y estilos latinoamericanos. Y como ellos escuchan estos temas en sus casas, están familiarizados con estas melodías y así se puede incentivar mejor la rítmica y la afinación. También hemos trabajado temas en mapudungún y en quechua", agrega.

El coro partió el 2009 como parte de un taller gratuito que imparte Abigail Villalobos en el establecimiento porteño. Comenzó con 12 niños y ahora suma 22. Y como el trabajo coral necesita tiempo y fiato, y reconoce que no fue hasta el 2012 que logró transformar este semillero en lo que buscaba. "Comenzamos a salir fuera de Valparaíso, a Casablanca, participamos en la Bienal de Niños Cantores de Viña del Mar, también en actividades con el coro del Colegio de Profesores, donde yo cantaba, y a partir de ese año empezaron a llegar más y más invitaciones como es el Encuentro Coral anual que organiza el colegio Seminario San Rafael", indica.

Si bien que hay varias modalidades para composiciones de coros infantiles, la directora coral utiliza el canon y el quodlibet. "El canon es una sola melodía que está construida para que se pueda dividir en dos, tres y hasta cuatro partes. Esto permita afinar el oído y la rítmica de los niños, y cada vez se puede ir complejizando más el repertorio para lograr trabajos más elaborados. También ocupamos temas a dos voces, que no son necesariamente canones, y además hago adaptaciones. El quodlibet son diferentes melodías cantadas al mismo tiempo que se pueden juntar porque tienen la misma estructura armónica", subraya.

Sobre la clasificación en el concurso advierte que no le gusta enfocar la participación en la importancia de ganar premios, sino que en la experiencia de participar. "Esto ayuda a tener un objetivo mayor para lograr un mejor trabajo y más motivación en los ensayos. Me gusta este concurso porque Crecer Cantando es un proyecto del Teatro Municipal de Santiago que tiene más de 30 años, y que busca incentivar el canto coral en las escuelas para la formación integral de los niños", subraya.

Sobre los efectos de participar en un coro, Abigail Villalobos remarca que hay beneficios que ya están teorizados. "Mejora la capacidad de trabajar en un equipo donde todos son protagonistas, donde nadie es más importante que otro, y donde se pueden potenciar cada uno con sus propias habilidades. Se puede trabajar mejor el sentido de comunidad, de pertenecer a un grupo, mejora la autoestima y genera habilidades cognitivas diferentes, a través del control del cuerpo a través de la respiración, y eso potencia habilidades de aprendizaje a nivel neuronal. Además enfrentar un público ayuda a la autoafirmación y conocen gente de otros cursos, se les abren otros mundos", agrega.

"Al final mi objetivo es lograr el mejor sonido, y los niños son bien críticos también, y van evaluando siempre el resultado. Ellos dan sugerencias, porque está en el espíritu del colegio que tengan opinión. Por esto también es su obra y su triunfo", concluye.