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Jorge Sharp, Valparaíso y el aterrizaje del programa

Valparaíso no resiste más atrincheramientos, sino trabajo mancomunado y voluntad de integrar visiones, una oportunidad de reencuentro entre la polis y la política
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La elección de Jorge Sharp como nuevo alcalde de Valparaíso ha generado un verdadero remezón político. Antes de asumir su cargo ya han aparecido autoridades políticas, gremiales y sindicales a rayarle la cancha, olvidando que Sharp es electo en medio de un escenario urbano particularmente complejo, que debe analizarse con detenimiento. Corresponde analizar entonces la forma de aterrizaje del "Programa Abierto" de su campaña.

El programa ubica en el centro de la discusión pública un conjunto de problemas urbanos arrastrados por años que, ante la indolencia de las autoridades, profundizaron el deterioro de la ciudad y el cuestionamiento de la clase política. Estas demandas urbanas han permanecido demasiado tiempo anestesiadas y hoy irrumpen instalando un nuevo e ineludible clivaje para la política local.

Como Metropolítica, muchos aspectos del contenido del programa del candidato electo han sido materia de análisis, reflexión y propuestas, destacando siempre la relevancia del liderazgo a nivel comunal y regional. En el programa existen líneas de acciones estructurales como el tema ambiental, la seguridad en la ciudad y la obtención de mayores recursos para revertir el estado de la ciudad. Luego aparecen cuatro grandes ejes que pueden viabilizar el desarrollo sustentable de la ciudad que son: (1) La reconstrucción y la precariedad urbana, (2) La relación puerto-ciudad, (3) La tutela del sitio del patrimonio mundial, (4) los desafíos en movilidad y conectividad.

Los cuatro ejes requieren de una gestión interinstitucional, que supera las capacidades del Municipio, lo que implica contener las expectativas. Tanto los problemas de la reconstrucción como los conflictos en torno al borde costero dependen de un acercamiento mucho más crítico entre la agenda del Gobierno Central y la nueva administración local. Por el lado de la reconstrucción, el municipio tiene limitaciones para revertir la falta de infraestructura de las zonas altas de Valparaíso. En el caso del borde costero, los contratos establecidos para los proyectos pretendidos para el puerto y el área del Mall (proyectos apoyados por los últimos tres gobiernos) si bien están condicionados a la aprobación ambiental, no pueden ser invalidados por el Municipio, aun siendo cuestionados por sus impactos urbanos.

Ambos desafíos -reconstrucción y borde costero- requieren de diálogos con todos los actores y negociación de alternativas en pro de la calidad de vida de la comuna, priorizando estrategias definidas desde la visión y la participación ciudadana.

La tutela y desarrollo del Sitio de Patrimonio Mundial es un campo de acción inmediata, ya que el municipio es el administrador directo. Desde el corazón de la ciudad patrimonial podrá disponer de nuevos lineamientos que permitan el desarrollo de este territorio, con una visión inclusiva, generando una sinergia con los otros grandes temas de la ciudad. En este sentido resulta clave fortalecer la relación del Sitio Mundial con el mar y los cerros, utilizando la condición patrimonial como un motor de desarrollo social y económico que impulse una gestión que revierta la desvalorización que los mismos porteños sienten frente su espacio público.

En cuanto a la movilidad, la nueva administración podrá establecer lineamientos utilizando los resultados de la Encuesta Origen Destino de la SECTRA, las definiciones de la Comisión de ProMovilidad Regional y una batería de proyectos que han sido promovidos por el Estado, la empresa Metro Valparaíso, la academia y la misma administración saliente. Recoger y potenciar estos avances facilitará sin duda la relación y mediación en otros frentes. En este sentido sería asertivo que el nuevo equipo evite la tentación de volver a fojas cero y reconozca los aspectos positivos que hereda de la actual alcaldía. Esto se aplica por ejemplo, en la actualización y mejoras sobre el Plan Regulador, como también los avances en el nuevo Pladeco para entroncar esta visión de ciudad que se requiere avizorar a futuro.

Aparece la posibilidad de un nuevo tiempo para Valparaíso, más allá del ciclo administrativo. Por esta razón, la nueva agenda debe considerar la implementación de un plan estratégico y factible, orientado a enmendar la falta de empleo en la ciudad, desde una gestión renovada y transparente.

Valparaíso no resiste más atrincheramientos, sino trabajo mancomunado y voluntad de integrar visiones, una oportunidad de reencuentro entre la polis y la política, frente al mandato de quienes dieron la sorpresa: la gran masa crítica que votó por un cambio.

*Integrantes Metropolítica.