Uno de los orgullos culturales de nuestro país lo constituye el Concurso Internacional de Ejecución Musical que recuerda al regidor y doctor Luis Sigall Morrison. Creado por el maestro Izidor Handler, este programa cumple en esta versión 43 años ininterrumpidos de realización, manteniendo un gran prestigio y jerarquía que lo posiciona como una de las actividades musicales más relevantes y de reconocida trayectoria.

Así, en torno al Concurso, durante diez días reunimos a grandes jurados mundiales, intérpretes de notable influencia, que provocan admiración y comparten sus conocimientos y evaluaciones con nosotros. Además, permite convocar a jóvenes intérpretes de muchas latitudes distintas. Este año llegaron participantes de Alemania, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Corea del Sur, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Polonia, Rusia y Uzbekistán.

Las jornadas de selección y semifinal contaron con masiva asistencia en el Club de Viña, y la final se presenta esta noche en el Salón de Honor del Congreso Nacional, que cambia su tradicional rol político para convertirse en un espacio de cultura, que genera intensas emociones.

El Concurso mueve a profesores, intérpretes, alumnos, conservatorios, seguidores que hacen sus propios vaticinios, en competencia con el rigor profesional del jurado, para manifestar sus juicios, coincidencias y diferencias respecto a los seleccionados que van pasando hasta la gran noche final a toda orquesta, bajo la batuta del maestro Álvaro Gómez.

Desde 1979, este programa cultural, que se realiza en noviembre para romper con la estacionalidad y generar un atractivo internacional y turístico en diferentes épocas, integra el selecto grupo de concursos de la Federación Mundial de Concursos de Música, con sede en Ginebra, y miembro reconocido de la Unesco.

Hoy, además de los conciertos, el certamen ofrece, con la ayuda del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, talleres de formación de jóvenes talentos y programas de extensión.

Desde 1983 se ofrecen las cinco categorías que se alternan cada año: guitarra clásica, canto, piano, violín y violonchelo. Han participado figuras de la música nacional como Emanuel López, Alfredo Perl, Paula Elgueta, Maureen Marambio, Patricia Villarroel, Carlos Dourthe, entre muchos de los artistas nacionales que han proyectado su calidad al mundo desde la plataforma del certamen viñamarino.

Jorge Salomó Flores

Gerente Corporación Cultural de Viña del Mar

150 años | 11 noviembre de 1866

Destacan producción de la Fundición de Limache

A raíz del conflicto que se mantiene con España, la necesidad de armarse es muy actual. En un diario de la capital se destaca el desempeño de la Fundición de Limache, en la producción de cañones de bronce y en el trabajo de centenares de hombres que se alternan con el mayor empeño, día y noche en sus labores.

100 años | 11 noviembre de 1916

Imperiosa necesidad de grifos en Avda. 21 de Mayo

Tras la pavimentación de la avenida 21 de Mayo de Quillota, se ha hecho evidente la necesidad de grifos en el sector, ya que en caso de incendio de algunos de los edificios del lugar, la lucha contra el fuego sería muy difícil. Debido a las mencionadas obras, se suprimieron 2 acequias que cruzaban el camino y ha surgido la inquietud entre los vecinos.

50 años | 11 noviembre de 1966

Todo el plan de la ciudad tendrá luz de mercurio

A mediados del próximo año la totalidad de las calles principales del plan porteño contarán con iluminación a base de luminarias a vapor de mercurio. El gerente de la Cía. Chilena de Electricidad, Dennis Sturrock, confirmó la noticia, al inaugurarse la nueva iluminación de calle Independencia, con 52 nuevas luminarias, cada una de 400 watts.

Se podría decir que no es una necesidad urgente. Lo más probable, sobre todo si se observa y toman atención a las quejas del ciudadano a pie. Pero también se podría alegar que llevan varios años, sino décadas, a la espera de una solución. Incluso, tienen a favor de ser parte importante de la conformación de una ciudad que es catalogada como Patrimonio de la Humanidad y que éste debiera ser cuidado con una preocupación mayor de lo que se ha visto en el último tiempo.

Se trata esta presentación de una nueva y lamentable postergación de recursos para la recuperación de importantes e históricos inmuebles y espacios públicos de Valparaíso. Hablamos de las iglesias San Francisco y Doce Apóstoles, más el mejoramiento de la plazoleta San Luis y calle Templeman, y la habilitación del Museo del Grabado en el cerro Alegre. Esta información, entregada por el consejero regional Manuel Millones, no hace más que afectar parte del patrimonio de la Ciudad Puerto, tan postergada por años desde el poder central.

Según el core de la UDI, la Subsecretaría de Desarrollo Regional habría rebajado en cerca de 500 millones de pesos la glosa presupuestaria "Puesta en Valor del Patrimonio", que incide directamente en estas iniciativas que llevan varios años a la espera de recursos para su recuperación. Sólo basta ver la larga historia, desde su incendio, que tiene por ejemplo la iglesia San Francisco.

Puede, entonces, ser entendible este recorte pensando en que irá destinado a otras urgencias ciudadanas que requieren una atención inmediata como salud o educación. Obviamente, frente a ese dilema es poco lo que se puede discutir. Sin embargo, llama la atención que nuevamente Valparaíso se vea afectado por decisiones a nivel central, más aún del propio Gobierno, que es el principal garante (o aval) de que la ciudad haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

Pareciera ser que el frente común convocado por el intendente Gabriel Aldoney, que busca conseguir mayores recursos para la región, debiera ampliar su rango de preocupaciones e incluir con un cierto grado de urgencia la petición a los inquilinos del Palacio de La Moneda la entrega de una mayor cantidad de dineros para una glosa tan importante y postergada como lo es el patrimonio.

Valparaíso necesita de la ayuda del poder central. El Gobierno debe cumplir con la palabra empeñada en la sede de la Unesco en Francia, cuando hace ya más de una década se comprometió a velar por el cuidado del patrimonio porteño.