Los números son malos. Claro que podrían ser peores. El crecimiento regional en el último trimestre llega a un 0,9% y el acumulado del año 2016 alcanza a un 0,7%. Para la autoridad económica local reconociendo que es leve, señala que es una cifra positiva, mientras que para el análisis del sector privado "sin lugar a dudas se ve un estancamiento en la economía de la región, que sigue mostrando a actividades motores del crecimiento con un descenso de sus actividades, como por ejemplo la industria manufacturera".
En el cuadro general, es posible además que las próximas mediciones se vean impactadas por los recientes conflictos en el sector público que han afectados actividades del privado, por ejemplo las exportaciones.
Mirando el panorama nacional, donde hay regiones que aparecen con cifras negativas, los números de la Quinta Región son aceptables, pues no están en rojo. Sin embargo, hay otras zonas como Tarapacá, Atacama, O'Higgins, Maule y Magallanes, donde las cifras de crecimiento se acercan o superan el 10%.
En este análisis hay que tener en cuenta las potencialidades de la Quinta Región y mirar hasta qué puntos se han aprovechado, cuáles son las oportunidades que se ofrecen y las que pueden aparecer en el futuro.
Es cierto que la coyuntura internacional es compleja, pero siempre hay oportunidades cuando se asume que el crecimiento es una tarea conjunta tanto del sector público como del privado.
Es cierto también que hay diferencias y conflictos que muchas veces frenan el crecimiento y que se originan en la aplicación de normas que frenan o desalientan emprendimientos que buscan impulsar el desarrollo. Lo importante es destrabar esos conflictos, por ejemplo los relativos al medioambiente o a las disposiciones urbanísticas.
La judicialización, en un estado de derecho, es una instancia abierta para resolver los conflictos. Sin embargo, con criterios de anticipación se pueden evitar con normas claras que no dejen espacio a la discrecionalidad.
El próximo es un año electoral en que las propuestas programáticas serán un factor condicionante más de la economía, tanto de la Región como de todo el país. Ello, sin embargo, no debería frenar la inversión en frentes importantes como el riego, en beneficio de la agricultura, o los puertos, fundamentales para el comercio exterior. Hay allí aspectos debatibles que con ánimo positivo y visión de futuro deben ser resueltos buscando mejorar esas cifras de crecimiento que condicionan oportunidades, empleo y calidad de vida para la comunidad.