El 25 de noviembre de 1960 fueron hallados en el fondo de un acantilado de la costa de República Dominicana los cuerpos de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres activistas de los derechos humanos que días antes habían sido asesinadas a garrotazos.
En homenaje a ellas, y con el propósito de concientizar a las personas sobre los graves abusos y agresiones físicas, sexuales y psicológicas que a diario sufren millones de mujeres en todo el mundo, cada año -en esa fecha- se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que fue oficialmente establecido por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1999.
En la actualidad, la violencia por razones de género contra la mujer es considerada una pandemia global, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ésta afecta -en sus diferentes formas- a más de un tercio de la población femenina del planeta, proporción que en algunos países o regiones llega al doble.
En Chile no hay cifras únicas respecto de esta realidad. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, el 34% de las chilenas dice haber sufrido algún tipo de violencia en su vida de parte de su pareja varón, mientras el 20% admite ser víctima habitual de maltrato físico.
La Subsecretaría de Prevención del Delito, en tanto, y sobre la base de informes policiales, indica que los casos de violencia contra la mujer al interior de la familia ascienden a 682 por cada cien mil habitantes. Esto significa que anualmente en nuestro país unas 62 mil mujeres denuncian ser violentadas dentro de sus hogares. A lo anterior se deben sumar los femicidios registrados (45 en 2015), que son los delitos que generan el mayor impacto a nivel de opinión pública en esta materia.
Origen emocional
La causa de la violencia contra la mujer es un tema controversial. Para el psicólogo Carlos Clavijo López, doctor en Psicología y profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso, la tesis del género como factor desencadenante único se vincula históricamente a los movimientos feministas que plantean que la violencia hacia las mujeres se relaciona con un fenómeno social más amplio: la opresión que contra ellas ejerce una sociedad patriarcal, que concibe ese modo de actuar como una estrategia masculina destinada a subyugarlas.
"Este enfoque es reduccionista, por cuanto ignora las diferencias individuales de tipo psicológico que potencialmente podrían explicar mejor por qué, en ese contexto patriarcal, algunos hombres ejercen violencia y otros no, así como, también, el hecho de que exista violencia de mujeres hacia hombres en el contexto de las relaciones de pareja", afirma el especialista.
En efecto, durante la década de 1990 diversos estudios científicos e investigaciones académicas desafiaron con fuerza la tesis feminista como explicación exclusiva y excluyente. Parte importante de esos trabajos demostró que en la violencia hacia la mujer tienen una fuerte influencia problemas tempranos de vinculación afectiva de los perpetradores, que devienen en trastornos de la regulación emocional, la mentalización y de habilidades de resolución de conflictos interpersonales.
"Lo que esos estudios revelaron es que la transmisión intergeneracional de la violencia surge no sólo de mecanismos de aprendizaje social, sino también de mecanismos de formación intersubjetivos de funciones neuropsicológicas de carácter emocional. Es decir, la violencia en la familia de origen (contra la mujer, en la pareja o el maltrato infantil, que se suelen presentar en conjunto) interfiere con los procesos de apego de los niños y niñas, lo que a su vez impacta en el desarrollo de la capacidad que estos últimos tendrán -a futuro- para autorregular emociones negativas como la rabia, vergüenza y frustración", explica el psicólogo.
Características
La violencia contra la mujer puede ser entendida como la imposición que vulnera su voluntad mediante el uso de amenazas, fuerza o degradación permanente, en la que el miedo es un componente esencial de cualquier situación de esas características.
En opinión de Carlos Clavijo, lo que caracteriza a la violencia contra la mujer es su gradualidad en el origen y el hecho de que se presente de manera cíclica y con intensidad creciente. "El comportamiento violento debe ser entendido como una conducta con un propósito deliberado. Es a través de la violencia que el perpetrador busca ejercer control sobre la mujer en alguno o varios aspectos relacionales específicos", acota el docente de la Escuela de Psicología de la UV.
Nuevo enfoque
Por las razones expuestas, la prevención desempeña un rol clave en las acciones destinadas a erradicar la violencia contra la mujer. Avanzar en la detección e intervención tempranas de conductas asociadas a ella debe ser, entonces, el objetivo prioritario de los gobiernos y de todas las instituciones preocupadas del tema.
Sin embargo, para el profesor Clavijo antes de actuar urge modificar el enfoque de las políticas públicas definidas para el efecto, lo que a su juicio implica complementar la primacía del abordaje jurídico del problema mediante el fortalecimiento de la respuesta sanitaria.
"La OMS ha sido clara al respecto, pero en Chile el actuar del sistema de salud es inconsistente. Los profesionales del área no están bien entrenados y, en general, consideran que la intervención jurídica es la única vía de acción necesaria. Esta deficiencia toca asimismo a las universidades, que son las instituciones encargadas de formar especialistas que, además de ser conscientes de esta realidad, tienen que ser capaces de intervenir en ella para mejorar la calidad de vida de la mujer y contribuir a reducir la revictimización. Por sus repercusiones, el Estado debiera influir más en los currículos de carreras como Psicología, Trabajo Social y otras, y fomentar la incorporación de contenidos relativos a la violencia contra la mujer y otras violencias interpersonales, como el maltrato infantil o contra el adulto mayor", sentencia el académico.
En esa línea, Clavijo valora que la Escuela de Psicología de la UV desarrolle acciones en los planos de la formación y la investigación en esta materia y que considere su articulación en programas de postítulo y postgrado que abordan la violencia contra la mujer, el maltrato y el abuso sexual infantil.
Carlos Clavijo López,psicólogo y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso.