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El sistema de pensiones chileno

ECONOMÍA. Dentro de las razones para la baja tasa de reemplazo se identifican la inactividad laboral, situación de las mujeres y cobertura existente, entre otras.
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Actualmente, el futuro del sistema de pensiones chileno está en el centro del debate público, después de una existencia de 35 años en que raramente era mencionado por los actores sociales y políticos más relevantes del país. Sólo era tema para los especialistas insertos en los mercados financieros.

Este artículo trata de aportar al conocimiento de las características principales del sistema de pensiones chileno, entregando una serie de cifras y conceptos básicos.

Cifras generales del sistema

El sistema de pensiones chileno entrega beneficios por pensiones de vejez, invalidez y sobrevivencia, estando integrado por tres componentes o pilares:

Un sistema de capitalización individual obligatorio, financiado por las contribuciones de los afiliados a su cuenta personal y administrado por las AFP.

Uno solidario, financiado por impuestos generales, y administrado por el Estado. Incluye pensiones básicas solidarias para quienes no tienen ahorros y aportes previsionales solidarios para complementar las pensiones de bajo monto. Cabe destacar que este pilar fue reforzado sustancialmente el 2008.

Un sistema de capitalización individual voluntario, administrado por las AFP y otras instituciones autorizadas.

A diciembre de 2015, el pilar de capitalización individual obligatoria tenía 5,2 millones de cotizantes, con un ingreso promedio de $680 mil mensuales. El sistema de AFP maneja un total de US$ 154.711 millones en ahorros previsionales, lo que representa un 71% del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, cifra que muestra su importancia dentro del mercado financiero nacional.

Pensiones entregadas

A diciembre de 2015, el sistema de AFP entregaba poco más de 1 millón de pensiones, con un monto promedio mensual de $218 mil, considerando el efecto complementario del Aporte Previsional Solidario, lo que equivale a un 87% del sueldo mínimo ($250 mil).

Otro aspecto relevante es que existe una brecha importante entre los montos de pensión de hombres y mujeres. Mientras la mitad de las mujeres obtiene pensiones inferiores a $42 mil, la mitad de los hombres reciben pensiones menores a $112 mil.

No obstante las cifras anteriores, cuando se trata de calibrar la eficiencia de un sistema de pensiones, el concepto relevante es la tasa de reemplazo, definida como la relación entre el monto de pensión que recibe el trabajador y el sueldo durante la vida laboral. A este respecto, Chile uno de los menores valores en comparación a los países OCDE, con un 37,7% para los hombres y 33,1% para las mujeres, en tanto el promedio para los 35 países miembros de este organismo es del 63%.

Según el Informe de la Comisión Asesora Presidencial sobre Sistema de Pensiones (2015), si no hay modificaciones en el sistema de pensiones chileno, no se esperan grandes cambios en la situación actual, proyectándose tasas de reemplazo del 39% para los pensionados entre 2025 y 2035.

Causas de la baja tasa de reemplazo

Se esgrimen varias razones para la baja tasa de reemplazo del sistema de pensiones chileno, enumerándose las más relevantes a continuación:

1. La tasa de cotización obligatoria es de un 10% de la remuneración imponible, cifra bastante menor que el promedio de los países OCDE, cercana al 20%. Mientras en Chile, la cotización es de cargo sólo del empleado, en los países OCDE la mitad de la cotización es de cargo del empleado la otra mitad es obligación del empleador.

2. La cobertura del sistema, es decir, la proporción del total de ocupados que cotiza regularmente, alcanza a sólo el 69%. La cifra se debe a que un grupo importante de la población se desempeña en empleos independientes e informales, no existiendo obligación de realizar cotizaciones previsionales.

3. Lo anterior, junto con los años de inactividad laboral, ya sea por desempleo u otras razones, conlleva a densidades de cotización promedio del 50% para los afiliados al sistema previsional. Este concepto se entiende como la proporción de cotizaciones que un afiliado realiza durante toda su vida en edad de trabajar.

4. Las mujeres se encuentran en una situación desmejorada por varias razones: tienen un periodo de acumulación de ahorro menos que los hombres (por menor edad legal de jubilación, 60 años, y en mayores expectativas de vida), menor inserción laboral, mayor proporción de períodos de inactividad y condiciones más precarias en el mercado laboral.

Entre las razones de las bajas tasas de reemplazo no se mencionó anteriormente el tema de la rentabilidad obtenida por los fondos de pensiones, dado que éste constituye uno de los aspectos más elogiados del sistema chileno por los especialistas a nivel internacional. La rentabilidad anual promedio por sobre la inflación para toda la existencia del sistema (1981 a 2015) ha sido de 8,4%.

La creación de valor social y tecnológico

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Rodrigo Valdés Salazar.

Académico, Escuela de Negocios y Economía, PUCV

Uno de los temas más estudiados en la teoría económica y empresarial es la relación entre empresa y sociedad. La tradicional, asociada a la mera explotación de los factores productivos, ha dado paso a una responsable con la sociedad en general, y los trabajadores en particular. Es así, que han surgido conceptos como la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y la Creación de Valor Compartido (CVC).

La organización es un espacio institucional que aglomera a trabajadores y sus familias, clientes, entorno comunitario, proveedores de todo tipo, accionistas y directivos. Esta visión, donde la empresa es responsable frente a una pluralidad de intereses legítimos, es la base de lo que técnicamente se conoce como RSE. Ésta se traduce en una serie de intervenciones a nivel social y medio ambiental. Bajo el modelo de RSE el mundo social y económico están separados. No obstante, Michael Porter y Mark Kramer, sugieren que ambos deben estar juntos en el marco de la estrategia de la compañía, con el objetivo de aumentar la productividad y competitividad. Este concepto de CVC se centra en tres aspectos: reinventar productos y mercados vinculados; redefinir la productividad de la cadena de valor, e impulsar el desarrollo de clusters locales.

En mi opinión, en Chile las empresas tienen un amplio margen para realizar incorporación tecnológica. Ésta puede ser fortalecida mediante diversas acciones. Por ejemplo, el establecimiento de clusters junto a universidades para impulsar modelos de negocios que promuevan el desarrollo empresarial, la prosperidad social y la innovación tecnológica.

rodrigo.valdes@pucv.cl