Según datos recogidos por la Universidad Adolfo Ibáñez y el Instituto del Bienestar, en el marco de una encuesta que las instituciones publicarán en 2018, hay una realidad de desconfianza de los trabajadores con los sindicatos, algo difícil de desmentir, por lo categórico del resultado que alcanza en promedio el 80% de los consultados.
Las interpretaciones de estos datos pueden ser varias, pero debemos reflexionar sobre lo que parece ser una realidad de la nueva economía, especialmente reflejada en la mayor desconfianza que demuestran los colaboradores de menor edad. ¿Cuál es el rol de los sindicatos, si acaso tendrán alguno en el futuro?
Hoy existen realidades que privilegian los acuerdos entre empresa y trabajador, que requieren de flexibilidad, para competir y permanecer en el tiempo con trabajos de calidad, atractivos y económicamente beneficiosos para las partes. La primacía del capital sobre el trabajo en una economía global y altamente tecnologizada, donde las posibilidades de relocalización de actividades, externalización, subcontratación, negociación individual, hacen cada día más necesario que los sindicatos o grupos negociadores, se orienten al diálogo, búsqueda de acuerdos y trabajo colaborativo en las empresas para que puedan adaptarse a las exigencias de la competencia creciente y redefinición de sus negocios tradicionales.
Los sindicatos que aún se mueven por la lógica del conflicto y presiones indebidas, que mediante paralizaciones buscan beneficios anormales, han sido continuamente rechazados por los trabajadores que privilegian trabajos de calidad y con proyección orientada a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y la sostenibilidad de las empresas.
No podemos seguir confundiendo a los sindicatos que promueven el bienestar de sus miembros en conjunto con el de las empresas, con aquellos que representan una minoría de trabajadores y que utilizan posiciones monopólicas, con argumentos que sólo favorecen a cúpulas sindicales que mantienen una realidad de conflicto permanente, para perpetuarse en sus posiciones de poder, realidad que mucho tiene que ver con el rechazo que se demuestra en la encuesta mencionada.
Los sindicatos requieren mayor flexibilidad y capacitación en materias de la gestión de las empresas para promover la productividad, la innovación y con ello la competitividad de las organizaciones donde trabajan.
El conflicto y posiciones extremas deben dar paso a relaciones donde la discusión permita lograr acuerdos, porque nuestra realidad y el futuro de los trabajadores y las empresas se relacionan más con la sustitución del conflicto y enfrentamiento por los acuerdos y colaboración.
Pier-Paolo Zaccarelli
Presidente de la Cámara Regional del Comercio de Valparaíso