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Borde costero, área de conflictos

Muro en la playa Los Lilenes abre nuevas divergencias sobre el uso esos apreciados espacios marítimos.
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El borde costero es fuente permanente de conflictos, de choques de intereses y opiniones sobre el uso del suelo y de terrenos aledaños. Polémicas que se dan en Valparaíso, Viña del Mar, Concón y Quintero demuestran el valor de esos espacios ya sea para la recreación, el turismo o la operación portuaria.

El último de estos conflictos se presenta en la playa Los Lilenes, Concón, donde una empresa privada inició la construcción de un muro perimetral de cierre de un terreno. El sitio costero era propiedad de la familia Mansilla, fue vendido al conocido empresario inmobiliario Abraham Senerman y se anuncia la construcción de un "desarrollo turístico importante". Tanto vendedores como adquirentes basan la transacción en que se trata de propiedad privada. Así, no sería un bien nacional de uso público ni estaría sujeto al régimen de concesiones costeras y, por lo tanto, compra y venta serían legítimas.

Pero subsisten dudas que deben ser despejadas con un análisis jurídico por parte tanto de la Municipalidad de Concón como de Bienes Nacionales.

La cuestión general es que la propiedad costera acusa indefiniciones que requieren clarificación, pues la norma no se ha actualizado de acuerdo a la valoración y el interés que hay sobre esos espacios, como también aparecen conflictos en cuanto al uso. Se informa que en la comuna hay siete sitios costeros de propiedad privada.

Así, en uso de sus facultades, la Municipalidad de Concón ha paralizado los trabajos de construcción del polémico muro. Se harán pericias en el lugar tras una definición precisa de la condición y dimensión del terreno.

Fuera de lo anterior, viene el tema del proyecto anunciado, que de acuerdo a lo expresado por el alcalde Óscar Sumonte, debería ser ingresado a la Dirección de Obras y pasar la consideración del Concejo Municipal de acuerdo a la normativa de Ley Lorca, que rige para Concón desde cuando formaba para de la comuna de Viña del Mar.

En lo inmediato, importa el libre acceso a la playa, como debería serlo, al menos en teoría, a todas las playas marítimas, lacustres o fluviales del país. Pero no sólo libre en el papel, sino que en la práctica, con facilidades para los usuarios.

Pero viene la cuestión de fondo: el proyecto mismo y su incorporación armónica al preciado entorno, evitando conflictos y caminos judiciales como los que actualmente paralizan el cercano hotel de Punta Piqueros. La reiteración de estos casos exige actualizar las disposiciones sobre el cada vez más valioso borde costero adelantándose a disputas que son pan de cada día.

50 años | 24 de diciembre de 1966

Pesado cañón para fuerte porteño ya está en tierra

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Con toda felicidad fue echado a tierra el pasado sábado el cañón de a 300 que traía la fragata "Fannie", entre otros, el que hoy se halla en el muelle del ferrocarril, esperando que lo lleven al fuerte que le corresponda, a fin de dejar libre su lugar para los demás cañones. La operación de desembarque de estas pesadas piezas de guerra es difícil.


Expropiación de terrenos


en estación de San Pedro

La Gobernación de Quillota recibió una nota de la Intendencia de Valparaíso, en la que se comunica el nombramiento de una Comisión de Hombres Buenos, compuesta por E. Bertelsen, Enrique Dublé y Óscar Mac Clure, a fin de que hagan la tasación de terrenos que es necesario expropiar en San Pedro, para desvíos en dicha estación.


Fiesta navideña de la


Emporchi es asaltada

La fiesta interna de Navidad que el jueves pasado organizó la Empresa Portuaria de Chile en el Fortín Prat de Valparaíso a los hijos de funcionarios no pudo realizarse por un inesperado hecho: sorpresivamente, entró al recinto un grupo de desconocidos que causaron un enorme desorden y robaron todos los regalos que hallaron a su paso.

El poder del portal de Belén

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El nacimiento de Jesús en Belén no sólo sirve para medir la cronología de la historia, sino también marca el actuar de Dios en beneficio de la humanidad; éste tiene que ver con el poder de la debilidad, encarnación y gratuidad.

La debilidad del pesebre es proverbial. Según el texto bíblico los ángeles trasmiten a los pastores que les ha nacido en Belén 'un Salvador, Cristo el Señor'. La grandilocuencia del anuncio sorprende en relación con la 'señal' que se les da: un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre. Claramente, la debilidad es el signo del señorío de Dios en la tierra y, a partir de ello, de toda verdadera acción humana y humanizadora.

La encarnación es la naturaleza de Dios que se hace carne en este niño desnudo que llora (nada que ver con un viejito vestido que ríe), asociándose a tanto llanto de la humanidad que vive en las tinieblas de la injusticia, dolor y desesperanza. Desde ese día, según la fe cristiana, no hay dolor humano que no tenga un matiz divino. En la encarnación del Hijo de Dios, además, se propone la divinización de los hijos de Dios. San Agustín, en el Sermón 192 llega a sostener: 'para hacer dioses a los que eran hombres, el que era Dios se hizo hombre; sin dejar de ser lo que era, quiso hacerse lo que había hecho'.

La gratuidad en el pesebre se aprecia como una iniciativa de Dios para ofrecer un don sin buscar un beneficio personal; es la apertura que abraza a un otro, mirando su realidad, su debilidad y su proyecto de vida. Nada se impone, todo se dona; se es libre para aceptar y para gozarse en la acogida. Son brazos de niño que se levantan para ser levantado; son lágrimas que consuelan y son ojos que animan a una vida más pura y feliz.

Estos tres aspectos del pesebre -debilidad, encarnación y gratuidad- constituyen el verdadero poder que fortalece, transforma y genera vida; éste es el que se asocia con el servicio humilde de un niño-Dios que se hace ser humano. La revolución del poder del pesebre tiene que ver con la reivindicación del amor, de la dignidad humana y de la salvación divina. Nada tiene que ver con la búsqueda insaciable de un dominio que se anhela y se ejerce con lógicas mezquinas que esclavizan, destruyen la paz y ahogan el grito de los sufrientes. Desear la paz es ofrecer el poder del pesebre, para que ilumine nuestra razón, transforme nuestro corazón y dinamice nuestra acción.

El don del poder del pesebre sigue ofreciéndose a todos; de cada uno depende acoger la propuesta silente y elocuente Dios que, no solo nace en Belén, sino que desea nacer en nuestros corazones también.


La escuela de la ignorancia

La educación en masa que prometía democratizar la cultura, antes restringida a unos privilegiados, acabó por embrutecer a los propios beneficiados por la mayor cobertura. La sociedad moderna ha logrado un nivel de educación formal sin precedentes, pero también ha dado lugar a nuevas formas de ignorancia. A la gente le es cada vez más difícil manejar su propia lengua con soltura y pertinencia, recordar hechos fundamentales de la historia de su país, realizar deducciones lógicas o comprender textos escritos que no sean rudimentarios. Estas ideas corresponden a Christopher Lasch, uno de los intelectuales más agudos del siglo pasado, y con ellas describe en 1979 el deterioro del sistema educativo estadounidense.

Con esos juicios críticos como portal de acceso, Jean Claude Michéa abre su texto "La Escuela de la ignorancia y sus condiciones modernas" que es una reflexión indispensable para comprender los desafíos de nuestro sistema educacional en todos sus niveles. En esta obra del autor francés hay una reflexión tan cruda como pertinente sobre lo que considera el progreso de la ignorancia, fenómeno que -a su juicio- lejos de ser una deplorable disfunción de nuestra sociedad, se ha convertido en una condición necesaria para su propio equilibrio y estabilidad. Entiende por progreso de la ignorancia, no tanto la desaparición de los conocimientos indispensables en el sentido antes señalado, sino como el declive constante de la inteligencia crítica, esto es, de la aptitud fundamental de toda persona para comprender al mismo tiempo el mundo que le ha tocado vivir y también a partir de qué condiciones la rebelión contra ese mundo se convierte en una necesidad moral. Michéa advierte directamente que todos los datos disponibles indican que la juventud escolarizada es cada vez más permeable a los diferentes productos de la superstición, que su capacidad de resistencia intelectual a las manipulaciones masivas o al bombardeo publicitario disminuye de un modo alarmante y que se le ha enseñado con eficacia admirable una sólida indiferencia hacia la lectura de los textos críticos de la tradición.

La enseñanza para la ignorancia es la que prescinde de la formación en virtudes y valores cívicos, la que atiborra de contenidos el currículo, la educación superior como mera producción de profesionales y que sólo busca la adquisición de competencias y conocimientos de carácter técnico o científico. La escuela de la ignorancia es aquella educación que no ha logrado comprender que la base de la convivencia humana y de nuestra relación con la naturaleza depende ante todo de la conciencia normativa común que podamos cultivar, y que ésta es la tarea de la educación y del sistema cultural que ella misma debe producir.

Aldo Valle

Rector de la Universidad de Valparaíso

Gonzalo Bravo Álvarez

Profesor Facultad de Teología PUCV, párroco Parroquia La Matriz