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Impresoras 3d ya son capaces de aportar a la alimentación

COCINA. Una de las principales aplicaciones es la repostería, donde se emplean ingredientes como helado, mermelada y manjar. De a poco, los aparatos comienzan a masificarse e, incluso, hay un restaurante que sólo trabaja con impresoras.
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Valeria Barahona / Efe

A principios de los 80 fue creada la primera impresora 3D, artefactos que actualmente son capaces de imprimir órganos humanos, prótesis, piezas de decoración, armas y, ahora, comida, según experimentos de la Universidad Abierta de Cataluña, en España.

Según el investigador de Ciencias de la Salud Alex Vidal, las impresoras 3D han entrado en las cocinas de grandes restaurantes y servicios de comida, ya que son capaces de elaborar incluso menús sin gluten y con un control exhaustivo de los ingredientes.

"Cuando haya algo que se tenga que controlar mucho, como una alergia alimentaria, será útil. Puede ayudar a esquivar algún nutriente", afirmó el nutricionista.

En un futuro próximo podrían convertirse en un electrodoméstico más, entre la cafetera y la tostadora.

"Con esta nueva herramienta puedes diseñar elementos, volúmenes y texturas para dar una vuelta más a las diferentes propuestas y los platos que hacen grandes restaurantes", dijo Vidal.

Preparación

La mayoría de las impresoras 3D de comida funcionan como una manga pastelera: añadiendo capas y capas de material alimenticio, por lo que es habitual que se empleen ingredientes cremosos y no duros, como crema de queso, pasta, helado, mermelada o mostaza.

Sobre una mayor diversidad de sustancias, el académico afirmó que "es un reto que tiene todavía la industria, junto con la introducción de la cocción, ya que la mayoría de máquinas no cuecen y se necesita terminar el plato en el horno, en la sartén o en la olla".

Para imprimir una pizza o un pastel, hay que proveer a la máquina de la materia prima, programarla y esperar a que prepare el plato, un proceso que puede tardar desde cinco minutos hasta 20 o 30, dependiendo de la receta. Hasta el momento, las impresoras 3D se emplean mayoritariamente en repostería porque, según indicó Vidal, "la pastelería siempre es muy exacta".

Primeras impresiones

Varias empresas se han interesado por la impresión 3D de comida. Una de ellas es Natural Machines, compañía emergente de Barcelona que comercializa la Foodini, máquina que funciona con cápsulas e imprime una gran variedad de alimentos, tanto dulces como salados.

A modo de competencia, la firma estadounidense 3D Systems, propiedad del inventor de estos aparatos, patentó los aparatos gastronómicos Chefjet y Chefjet Pro, junto con impulsar el 3D Culinary Lab para estimular la innovación en la cocina.

También está la canadiense ORD Solutions, que impulsó la RoVaPaste Hybrid Food 3D Printer; y la también estadounidense Systems and Materials Research, que prepara un modelo que pueda nutrir de manera sana a los astronautas.

Vidal lamenta que si bienn puede ser útil para determinados grupos de personas, por ahora la tecnología "no es accesible para todos" por su precio, "que supera en muchos casos los mil dólares".

El restaurante londinense Food Ink abrió sus puertas en junio pasado, siendo el primer local que imprime sus platos y hasta los cubiertos y las sillas que ocupan los clientes.

Pero hay limitaciones: "La carne es difícil de imprimir por las preocupaciones sanitarias que rigen y porque resulta difícil generar una textura que provoque una sensación genuina en la boca", señalaron desde byFlow.

Un estudio realizado en octubre por la consultora estadounidense Gartner arrojó que en 2016 serían vendidas más de 455 mil impresoras 3D, cifra que en 2020 podría crecer hasta los seis millones de máquinas anuales.